Imagen de archivo de una camarera de piso. | M. À. Cañellas

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La escasez de trabajadores que padece Baleares ha incrementado la demanda de los servicios que prestan los detectives privados con la finalidad de evitar las bajas fraudulentas. Así lo ha dado a conocer el detective privado JC Cabanach, que explica que «hay mucha conflictividad laboral», especialmente en el sector del turismo y los servicios. Por citar un ejemplo, este es el caso de la camareras de piso, ya que han detectado que hay muchas que se dan de alta 15 días y, posteriormente, se dan de baja para trabajar en 'b' en el alquiler vacacional o cuidar a sus nietos. En este punto, añade que el trabajo de los detectives se centra en recabar pruebas que pongan de manifiesto que esa persona está cometiendo un fraude puesto que se ha dado de baja porque, supuestamente, no puede desarrollar esa actividad; pero está haciendo una similar, ya sea en la economía sumergida o en una vivienda familiar.

El detective explica que no es fácil, puesto que se trata de actividades que se desarrollan en domicilios particulares y ellos no pueden acceder. Sin embargo, a través de las salidas y entradas o de las cargas con los carros de la compra están demostrando estos fraudes. Cabanach destaca que los casos relacionados con el ámbito laboral se han incrementado en el último año, precisamente por la falta de mano de obra a la que se aludía al principio. Esto ha motivado que los casos vinculados con el trabajo hayan superado a los de familia; hasta ahora representaban prácticamente la misma proporción.

Cabe precisar que empresas públicas, como Emaya, también contratan a detectives privados para poder demostrar que sus empleados no están actuando conforme a la ley. Para ello, se sacan concursos públicos a los que se presentan los interesados y se adjudican a los que ofrecen las mejores condiciones, en función de los requisitos exigidos en los pliegos de condiciones.

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En el colectivo de las empleadas del hogar también se han detectado casos que han requerido la intervención de un detective, pero suelen estar relacionados con la pérdida de confianza por parte del empleador o de la familia del mismo. Así, en algunos casos los hijos han detectado que sus padres estaban gastando más cantidades de dinero de lo habitual y bajo la sospecha de que la empleada del hogar o la cuidadora podía estar aprovechándose de su situación han solicitado la tramitación de una incapacidad permanente para que no pueden utilizar sus bienes económicos. Para ello, es necesario demostrar con pruebas que se está dando algún tipo de abuso. Se trata de un tema, que linda entre lo laboral y familiar.

Detectives por asuntos familiares

Precisamente, el otro gran tema en el que se centran los detectives actualmente es en el relacionado con los asuntos familiares. Un 20 %, aproximadamente de los que se abordan, suelen estar relacionados con infidelidades. En este punto, Cabanach precisa que las sospechas de las mujeres se suelen confirmar en el 90 % de los casos; mientras que los hombres suelen equivocarse más. «Los hombres no tienen el mismo instinto», puntualiza.

Otro 20-25 % de los casos versan sobre las custodias de los hijos. En muchas ocasiones, cambian las condiciones y uno de los progenitores necesita pruebas para demostrar que el otro ya no se encarga del cuidado de los hijos. Otro 20-25 % de los trabajos de los detectives están relacionados con las pensiones compensatorias o de alimentos. En ocasiones la parte que abona el dinero quiere demostrar que su expareja tiene otro trabajo u otra relación sentimental que hacen que ya no se justifique el pago de la pensión.

Entre los más duros de investigar se encuentran los casos de abusos o malos tratos en los que hay víctimas menores de edad. Por lo general, suele tratarse de las nuevas parejas de uno de los progenitores; el otro sospecha que esto está sucediendo y recurre a los servicios de un detective para demostrarlo y poder ponerle fin. «Es uno de los trabajos más desagradables, pero a su vez te da la satisfacción de poder haber acabado con esas situaciones tan lamentables», confiesa Cabanach.