Obreros en una construcción. | M. Carreras

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La escasez de mano de obra va a volver a ser un problema este año en Baleares. También para el sector de la construcción, que calcula que necesita entre 10.000 y 15.000 trabajadores. Y no solo personal cualificado. «Nos falta de todo, no encontramos ni peones».

La Asociación de Constructores de Baleares afiliada a CAEB ha realizado hoy una «llamada desesperada» para obtener personal, un problema que se arrastra desde el año pasado y que es extensible a todo el sector a nivel nacional. «No entendemos que pueda pasar esto en un país con tres millones de parados». Así, insistieron en la necesidad de impulsar la incorporación «de mujeres y gente joven». De poder contar con más personal, aseguran, muchas empresas podrían asumir más obras y se aceleraría la actividad en general.

Esta no es la única preocupación para un sector que hoy ha alertado de que se aproxima una «tormenta perfecta» que va a dificultar seriamente su actividad. La inseguridad económica y el sobrecoste material son dos obstáculos añadidos que contribuyen a que el escenario sea especialmente hostil y por tanto se pueda frenar la construcción de infraestructura pública o de vivienda, justo en un momento de auténtica emergencia habitacional. Los constructores calculan que se debería estar edificando 7.000 viviendas al año para poder respuesta a la actual demanda. Solo se visó la mitad el año pasado (3.560), un 3 % más que en 2021.

«En el año 2007 se visaban 15.000 viviendas anuales y llevamos desde 2009 sin llegar a las 4.000», han advertido desde la Asociación de Constructores. La presidenta, Fanny Alba, y la gerente, Sandra Verger, han subrayado que se sigue creando muy poca vivienda en comparación con la demanda existente.

El sobrecoste de los materiales y de la energía, por otro lado, han atenazado a un sector que sigue quejándose de que las administraciones públicas no están actualizando los presupuestos con las revisiones al alza a las que obliga la situación actual. Eso va a provocar, advierten, "que continúe la cascada de licitaciones desiertas y hasta la pérdidas de los fondos europeos para inversión en obra pública".

El coste medio de construcción de una vivienda en Baleares -sin incluir el precio del suelo- se sitúa en los 347.000 euros, el triple que antes de la crisis de 2008. No obstante, matizan que se trata de una media distorsionada por el creciente protagonismo de la unifamiliar de elevado presupuesto, sea de lujo o de categoría superior. Al tratar de estimar el coste medio que puede tener una vivienda accesible para la clase media o la mayoría de la ciudadanía balear, los constructores han echado mano como referencia de los 1.800 euros por metro cuadrado en las casas protegidas que está construyendo el IBAVI.

La inversión en vivienda en 2022 fue de 1.235 millones de euros, lo cual constituye un aumento del 8,6 % respecto al año anterior. La vivienda libre sigue siendo el gran motor de la inversión, con un aumento del 1 % en las plurifamiliares (1.943 unidades y 268 millones de inversión) y un 5 % en las unifamiliares (1.510 unidades y un presupuesto de 780 millones). Es decir, que con tres cuartas partes de las construcciones de las plurifamiliares, la vivienda unifamiliar cuenta con una inversión de más del doble.

Las cifras, señaló Alba, van a mantenerse en un nivel similar este año. «Prevemos un 2023 con cifras similares aunque con dificultades». Por otro lado, las 144 viviendas protegidas del año pasado «resultan insuficientes», insisten. «Seguimos dejando de lado a los ciudadanos con dificultades para acceder a la vivienda». Por contra, señalan que medidas como las que se están planteando como fijar un tope en el precio de los alquileres o limitar la venta de viviendas a no residentes «no son soluciones». Tampoco lo es, remarcan, la desclasificación de suelo urbanizable, que va a provocar «un mayor incremento de los precios y de la especulación».