Victoria Georgieva y Rafa Calderón, propietarios de los bares Al Punt y La Trastienda, ambos situados entre la calle Ecce Homo y Santa Magdalena, de Palma, lugar que parece una plaza, pero que no lo es, ubicado enfrente de Vía Roma, se sienten no muy bien tratados por el Ajuntament de Palma, en el sentido de que les obligan a tener las mesas y las sillas de la terraza en un espacio muy reducido de la misma, lo cual es una incomodidad para los clientes, que se tienen que sentar apretujados, con, además, menos mesas y sillas que antes. Porque si el espacio es menor, menos sillas y mesas cabrán en él, lo cual obligará a reducir plantillas, prescindiendo de trabajadores.
«Nosotros, lo único que pretendemos es dar buen servicio al cliente, y en esta época del año, al extranjero, que es el que pasa por Vía Roma. Pero así, en estas condiciones, es que no podemos –nos dice Calderón, sin poder disimular su mal estar–. Nosotros hemos pedido que nos dejen colocar unas mesas con sus sillas en parte del espacio vacío que tenemos delante... Antes no nos dejaban porque enfrente estaba la parada del bus, pero ya no está. Pero como han puesto un buzón de Correos, nos han dicho que no puede ser, porque no podemos estar junto al denominado mobiliario urbano, lo cual no entendemos, ya que, ahora mismo nuestras sillas y mesas están entre farolas de la luz y señales de tráfico, que también son mobiliario urbano. ¿Se imagina que un día de lluvia se mojen las farolas y que ocurra una desgracia como sucedió en Bunyola hace años, en que un chico, al tocar una farola humedecida, quedó electrocutado? Nosotros, repito, lo que queremos es seguridad, dar buen servicio y trabajo, pero así, ni lo uno ni lo otro».
Lo cierto es que ahora mismo, las mesas y sillas de la terraza de ambos bares están metidas en unos pocos metros señalizados con rayas amarillas, lo que significa menos espacio y más estrecheces. Por otra parte, el Ajuntament mucho ordenar los espacios, pero a este en concreto lo tiene pero que muy abandonado. Basta con darse una vuelta por él y comprobarlo. «Si se fija bien –nos dice Victoria Giorgieva–, el suelo donde nos obligan a tener las meses y sillas necesita un arreglo total... Mi terraza está tan desnivelada a causa de que las baldosas están rotas, que en según que sillas te sientes te puedes caer. Y no por culpa de la silla, sino por el estado de la terraza....»
«Lo mismo podemos decir de los alcorques que rodean los árboles –interviene ahora Rafa Calderón–. A causa del crecimiento de las raíces, están todos levantados, lo cual, aparte de lo antiestético que es, es un peligro...Yo tropecé con uno de ellos y me lesioné un brazo... Y más de una vez hemos tenido que levantar del suelo a una persona que al pasar por aquí, ha tropezado con los tochos y se ha caído... ¿Yeso no lo ve el Ajuntament...? Porque creo que lo lógico sería, primero, poner en orden el suelo, los alcorques, y el levantamiento de adoquines que hay a su alrededor, y luego lo demás. Y otra cosa: si nos dicen que no podemos ocupar algo de espacio del que tenemos delante, y por el que apenas pasa gente, porque dicen que hay un buzón de Correos, considerado mobiliario urbano, junto al cual no se pueden poner sillas ni mesas, ¿por qué nos meten entre farolas y señales de tráfico, que también son mobiliario urbano...? Es más, ¿por qué cuando he pedido que me dejen ocupar un espacio en Vía Roma, como lo ocupan otros, me dicen que todos los espacios están dados cuando sabemos que no es así...?».
Tanto Victoria como Rafa insisten en que así van a tener que prescindir de trabajadores. «Y no es una amenaza, sino una realidad. Porque si se nos reduce el espacio, se nos reduce trabajo, por tanto tendremos que prescindir de trabajadores. ¿Y que te obligue a ello un gobierno de izquierdas...? No lo entendemos».
4 comentarios
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Lo único que comparto es el mejorable mantenimiento del maltrecho casco antiguo de Palma. Lo que me indigna como ciudadano del casco antiguo es que se haya normalizado la transformación del casco antiguo en un megacomedor urbano, olvidando que hay vecindario que vive y duerme, teniendo que aguantar una creciente contaminación acústica y de suciedad nada desdeñable, hasta llegar al caso extremo que sufrimos en Sa Llotja (pese a ser zona ZAC). Palma es suficientemente extensa como para esponjar las terrazas en bien del vecindario del centro y que además otros barrios pueden enriquecerse aumentando su oferta restauradora. Nadie quiere oponerse al libre desempeño de la actividad restauradora. Lo que es obligado es regularlo pensando en que el vecindario no tiene por qué soportar el problema del ruido en pro de un mal-entendido turismo sin límites con cheque en blanco para crecer sin límites. Totalmente de acuerdo con Tina.
Los palmesanos ahora tienen la oportunidad de imtentar arreglar esto, de dejar de ser la cuidad más sucia de España y de paso limpiar el Ayuntamiento.
Palma carece de mantenimiento en muchos apectos. No es por nada que obtuvo el merecido precio de ciudad mas sucia de España. El otro dia paseaba por la rambla y me sorprendio ver las pocas mesas en las terrazas. Estos empresarios no lo tienen facil, entre los alquileres altisimos, la inflacion que incremento muchisimo sus costes y un ayuntamiento que cada vez les pone mas pegas. Lo que dice esta señora es real, para un ayuntamiento socialista, todo eso no tiene logica ninguna.
Dice "mi terraza esta tan desnivelada.... " Si es suya que la arregle ella.... Estos bares pagan alquiler por poder utilizar suelo urbano? No sale en el artículo, porque de allí sería comprensible que exigieran algo....