La pancarta contra el racismo con la que posaron los jugadores del Mallorca y parte de su equipo antes del inicio del partido con el Valencia. | R.D.

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El caso Vinicius ha abierto un debate importante: ¿Por qué España no cuenta todavía con políticas antirracistas? El jugador de fútbol del Real Madrid que recibió ataques racistas durante un partido de la Liga en el estadio Mestalla (Valencia) y denunció insultos como «mono» no es el único caso mediático pero sí que ha generado conciencia. Psicólogos, sociólogos y activistas de Mallorca analizan el revuelo de la última semana, el papel de la lucha antirracista y cuestionan que las federaciones, más que pedir disculpas, no cambien la estructura de las competiciones así como crear protocolos de actuación en caso de un ataque racista.

«Una de las cosas importantes a destacar es que el entorno del fútbol ha normalizado la falta de respeto en el juego limpio. En el momento en que un deportista, de niño, crece en un entorno así, donde se falta al rival, genera esta habituación y llega un momento en que se normaliza en un campo de fútbol», justifica el coordinador de Psicología Deportiva del Colegio de Psicólogos de Balears, Cristóbal Villalonga. Pone el foco en la falta de protocolos y valores en las federaciones deportivas así como que cuestiona las estructuras de las competiciones. «No se hace nada para que un ataque racista tenga consecuencias ni se actúe de forma punitiva. Los ataques se han normalizado en el entorno deportivo. Si no convertimos los valores dentro fútbol en innegociables, como el respeto, no se solucionará nada», destaca.

Por su parte, el sociólogo David Abril también se muestra partidario a protocolos y normativas de actuación, pero ante todo recuerda que el discurso de odio, que originan ataques racistas, «se ha normalizado» ante la falta de políticas antirracistas. Desde su punto de vista, destaca que la competición esté en un espacio muy proclive a naturalizar diversas formas de violencia. «La sociología lleva a situar al fútbol en un reducto donde la mayoría [no todos] son hombres blancos, heterosexuales y de derechas que incrementan el discurso de odio, no solo fomentando el racismo, sino que ya lo vimos con la polémica del Mundial (el brazalete LGBTQ+) o con el fútbol femenino». David Abril, a su juicio, cree que ha habido un «retroceso» en la lucha antirracista pero sin embargo ve positiva la reacción de Brasil tras el ataque que recibió el jugador brasileño Vinicius, señalando a España como país racista. «Brasil se ha declarado antirracista porque arrastra, como España, mucho sufrimiento por el racismo. La diferencia es que nosotros lo hemos normalizado».

Guillem Balboa, uno de las portavoces de la Comunidad Negra Africana y Afrodescendiente en Mallorca (CNAAM), lamenta que se hable ahora de racismo cuando «no es una cuestión que se pueda contextualizar en un único ámbito. Hablar de ello en el mundo del deporte es de hipócritas». Balboa recuerda que desde 2007 existe una ley contra el racismo en el deporte pero «algo no funciona bien» cuando «cada fin de semana hay ataques racistas en mil campos de fútbol de nuestra geografía».