El consejero delegado de Meliá, Gabriel Escarrer, y el tenista Rafa Nadal.

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Rafa Nadal ha desvelado cómo comenzó su proyecto hotelero con Meliá, Zel, en una entrevista que ha concedido a la revista Condé Nast Traveler. «Siempre he tenido claro que quería vincularme al viaje. Ya tengo la Academia, pero está unida directamente al deporte y Zel es ocio, relajación, experiencias y recuerdos. Siempre tuve la ilusión de algo así. Un día, como siempre sucede con estas cosas, Gabriel (Escarrer) me garabateó cuatro puntos básicos en una servilleta, no sé si un trozo de papel. El caso es que solo con eso vimos que no podíamos estar más de acuerdo y enseguida nos pusimos manos a la obra», explica el tenista.

El tenista confiesa que le da mucha confianza tener este proyecto con uno de los empresarios turísticos más prestigioso del mundo. «Siento que crear este nuevo proyecto junto a Meliá y con Gabriel es el paso adecuado. Ellos atesoran la experiencia y el éxito que da haber sido pioneros en el turismo vacacional. Sobra decir que además todo queda en casa, ambos somos mallorquines y ahora compañeros de viaje y socios, así que la funcionabilidad del día a día es más sencilla».

El manacorí explica que está totalmente implicado en Zel. «Mi implicación es total. Para mí esto significa crear una empresa nueva y también un concepto hotelero diferencial. Queremos llevar la esencia mediterránea por el mundo y por eso es algo que me ilusiona doblemente. Por un lado, como todo el mundo sabe, la hostelería en Mallorca ha tenido siempre un lugar prioritario en el crecimiento de nuestra economía. Y por otro, he pasado gran parte de mi vida viajando y viviendo en hoteles. Ahora ha llegado el momento de reflejar todo lo aprendido».

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Durante la entrevista, Nadal muestra su entusiasmo hacia su nuevo proyecto y declara que Zel es un guiño al cielo, ya que en catalán cel significa cielo. Además, da a conocer cómo le gusta que lo traten en los hoteles «Me gusta que los hoteles me hagan sentir cómodo, ni sobreatendido ni desatendido, que se respire un ambiente familiar. Reconozco que cuando me gusta un hotel suelo repetir, pero no necesariamente tiene que ver con que sea súper lujoso. Solo busco que me haga estar bien y que, de alguna manera, me permita conectar con el lugar, con las personas y con el ambiente. En los hoteles también es clave que cada cual encuentre sus espacios, esos rincones en los que te encuentras cómodo y te sientes tú».

El tenista se muestra como un enamorado del Mediterráneo. «El estilo de vida mediterráneo conlleva cosas bonitas, sencillas, sin un extra de decoración si no es necesario. Es como ahora mismo: estamos aquí, delante del mar y podríamos pasar horas contemplándolo. A veces no hace falta más».

No pudo entrar en el Vaticano

También habla de su faceta más personal. «He estado infinidad de veces en lugares que no he podido conocer bien. Resulta complicado, mi vida implica muchas horas de entrenamiento y, además, cuando eres una persona conocida no siempre es sencillo hacer lo que quieres cuando quieras. Recuerdo que una vez estaba en Roma, quise visitar El Vaticano y no logré entrar. Puedes imaginar que me apetece vivir este tipo de cosas como cualquier otra persona... pero no siempre puedo. Desde luego, confío en seguir viajando en el futuro; espero que por trabajo, pero también por ocio y por la inquietud y la ilusión de conocer mundo».

A su modo de ver, «lujo es tener a mano la posibilidad de viajar. Creo que en el futuro seguirán creciendo los servicios, las experiencias, la necesidad de conocer. Tras el parón vivido en 2020 la gente está dispuesta a invertir su dinero en viajar porque sabe que enriquece. Todos queremos disfrutar la vida al máximo, compartirla y celebrar... nos hemos dado cuenta del valor de la libertad».