El conseller, en un momento de la entrevista celebrada en su despacho. | Jaume Morey

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José Marcial Rodríguez (Baracaldo, 1961) es licenciado en Ingeniería Técnica Electrónica por la Escuela Universitaria de Bilbao. Ha desarrollado su actividad profesional en el sector público y privado. Ha sido director de Operaciones de Majorica, director gerente de la AETIB entre 2011-2015, gerente de la Asociación Hotelera de Cala Millor y CEO del Consorcio de Turismo de Son Servera & Sant Llorenç.

¿Qué es lo que quiere cambiar a nivel social y turístico?
—Proteger y regenerar todas aquellas cualidades y virtudes que hacen de Mallorca un lugar maravilloso para vivir con el beneficio de que es igualmente maravilloso para visitar. Los retos requieren de un trabajo colaborativo y de cooperación entre todos los actores que vivimos y disfrutamos de la Isla.

¿Y esto cómo se materializa?
—La actividad turística derivada del fenómeno turístico tiene que convivir de manera adecuada y sostenible y ordenada con la sociedad que tenemos. Los que vivamos aquí debemos poder hacerlo dentro de los límites nuestros, porque somos un territorio limitado y se tiene que actuar con responsabilidad

¿Estamos saturados?
—Entiendo que estamos en situación de saturación turística y hay que analizar bien esta cuestión. El primer análisis es que la saturación que se produce es en lugares concretos y en tiempos momentáneos. Hay que entender que el crecimiento demográfico, la conectividad, la globalización y el cambio de hábitos va a seguir existiendo. Los viajes van a crecer y seguiremos siendo un destino deseado para visitar.

¿Hay un problema de demanda?
—Mallorca no tiene un problema de demanda, tiene un problema de modelización de esa demanda. Y esa modelización tiene que venir de la mano de la gestión de toda la oferta sea o no turística, así como de la sociedad. La oferta será nuestro reto fundamental en esta legislatura.

¿Podemos crecer más?
—No hemos llegado al límite de crecimiento, pero sí tenemos un límite de crecimiento. Podemos haber llegado al límite de admitir toda la actividad ilegal y aquí está el quid de la cuestión. Es por ello que la estrategia de actuación estará marcada porque trabajen juntas y coordinadas el mayor número de administraciones. Turisme no será nunca más un reino de Taifas.

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El conseller quiere agrupar los servicios en La Misericòrdia.

¿Qué es lo más inmediato?
—La entrevista me pilla en los 50 primeros días y los que hablan de lealtad institucional no la están teniendo. Me preguntan cosas de antes de haber tomado posesión del cargo. En los días que llevo me he llevado una decepción horrible con lo que me he encontrado en el Consell.

¿Y eso?
—Llego a un Consell en el que hay montañas de papel y plásticos. Esto contradice mucho la exigencia de sostenibilidad que pedimos al sector privado, cosa que el ente público incumple.

¿Con qué filosofía va a trabajar?
—Construir el modelo de gestión territorial ligado a una actividad y con absoluta transparencia.

¿Qué se ha encontrado en materia de inspección?
—Pese al aumento de inspectores siempre ha faltado personal. El retraso medio entre el acta de inspección y el acuerdo de resolución de inicio del expediente se acerca al año. Hay que conseguir un sistema administrativo más eficaz, porque el descontrol existente es brutal en materia de inspección y sanción. Es gravísimo. Hay una cantidad ingente de recursos pendientes y mientras tanto se sacrifica al que cumple la ley. Hay empresas que han trabajado de forma ilegal más de dos años porque no se ha priorizado el control y se ha convertido en reos a las legales. En diez años no se ha actuado contra la oferta ilegal para erradicarla y se ha crucificado al resto.

¿Podrá poner orden?
—Antes de la temporada 2024 habré intentado darle la vuelta a esta situación. Voy a aplicar la máxima empresarial de una política de hoja en blanco y crear las herramientas para desembozar la actual situación administrativa. Hay que empezar a trabajar de una forma determinada y será a partir de entonces cuándo se me podrán pedir responsabilidades. Hay que acabar con la displicencia administrativa.

¿Qué consecuencias ve?
—La oferta ilegal ha campado a sus anchas y pese a que se han incrementado los inspectores no se ha hecho nada. Toda la estructura no ha redundado en mejorar la convivencia y ha afectado a la oferta legal. Desde hace 11 años no se ha mejorado la forma de gestionar la inspección, control, sanción y el proceso administrativo. Solo se ha hecho cartón piedra en materia de gestión turística. Es más, pongo en duda todos los datos que se manejan en estos momentos en cuanto a la oferta que tenemos.

¿Habrá crecimiento de plazas?
—Mallorca no tiene un problema de demanda, sino de modelar la demanda. Hay que apostar por una mejora real y continua de la oferta una vez eliminas los elementos que la distorsionan, caso de la competencia ilegal. A partir de ahí las plazas son las marcadas. No vamos a crecer en plazas sino en el tipo de plazas para modelar el tipo de cliente.

¿Qué tipo de promoción turística van a realizar?
—Me voy a replantear la estrategia promocional. Quiero revertir el efecto de las actitudes, discursos y políticas turismofóbicas de años pasados. Hemos de actuar en la imagen que queremos de Mallorca y de los clientes que queremos que vengan. El turismo incívico no interesa y para ello la colaboración pública e institucional y con el sector privado debe ser permanente.

El apunte

«Hay que conseguir la convivencia turística»

Afirma que «el objetivo fundamental en esta legislatura es ayudar a mejorar la convivencia en Mallorca dentro de un marco de desarrollo sostenible de la actividad turística, que es el eje fundamental del estado de bienestar actual del que disfrutamos y del estado de bienestar de futuro que deberán disfrutar las generaciones futuras. Una convivencia entre turistas, residentes, empresas, sociedad y sector público».