Guinea, en una imagen en la sede central de Tirme. | Pilar Pellicer

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Rafael Guinea (Madrid, 1973) ha sido el director general de Tirme (concesonaria del tratamiento de residuos en Mallorca) durante once años. En los últimos meses ha asumido la presidencia de la empresa y del Clúster de Transició Ecològica de les Illes Balears.

¿Cuáles son los principales objetivos del Clúster de Transició Ecològica de les Illes Balears?
El Clúster nace con el objetivo de reunir a todo el ecosistema necesario para avanzar en la transición ecológica de Baleares a partir de la colaboración público-privada y el desarrollo de proyectos innovadores entre empresas, centros de conocimiento y administraciones públicas. Actualmente tenemos oficialmente a 18 socios numerarios, es decir, empresas del sector. Están previstas nuevas incorporaciones y seguimos trabajando activamente para presentar e invitar a otras empresas a sumarse.

¿Considera que la actual planificación energética de Baleares es la adecuada para lograr los objetivos de transición ecológica?
La Unión Europea nos ha marcado unos objetivos claros y concretos para poder lograr la neutralidad climática a 2050. Y para conseguir ese objetivo a largo plazo, también se han marcado objetivos a 2030, que se han revisado periódicamente y siempre han sido más ambiciosos: mayor objetivo en reducción de emisiones y mayores cuotas de generación renovable. A nivel español, la planificación se ha articulado a través del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, para el que ya se ha propuesto una revisión para acelerar el proceso. Baleares se está posicionando como claro referente en términos de transición ecológica y energética. Uno de los hitos en este sentido fue la Llei de Canvi Climàtic de 2019, considerada entonces como una de las leyes más avanzadas en materia de cambio climático en España. Aun así, tanto la mencionada ley como los otros elementos de la estrategia de transición necesitan ser revisados y actualizados para mantener su utilidad. Baleares necesita acelerar los ritmos previstos de transición.

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En este sentido, ¿cuáles son las propuestas del Clúster?
Facilitar y acelerar la transición ecológica, centrando los esfuerzos en agilizar la tramitación de proyectos de renovables, simplificar la concesión de ayudas e impulsar medidas para electrificación, eficiencia energética y economía circular. En segundo lugar, impulsar la movilidad sostenible, favoreciendo el trasvase hacia otros modos: caminar, bicicleta, transporte público colectivo y vehículos eléctricos. En tercer lugar, establecer marcos de colaboración y diálogo para que el desarrollo de la acción climática sea impulsado por todos los agentes de la sociedad. Y, finalmente, desarrollar e implementar los proyectos necesarios para un Plan de Resiliencia al Cambio Climático en Baleares.

Estamos viviendo veranos con señales claras de masificación y saturación turística. ¿Hay que actuar sobre el modelo económico y turístico para hacerlo compatible con la transición?
El sector turístico tiene un papel fundamental en la transición ecológica de Baleares y debemos aprovechar todas las oportunidades de mejora para poder lograr el equilibrio entre el turismo y la preservación del entorno. El sector turístico tiene un gran potencial para adoptar proyectos de economía circular con los que conseguir un uso más eficiente de los recursos. Además, también pueden impulsar proyectos innovadores y con gran impacto, por ejemplo, en términos de movilidad sostenible y electrificación de sus consumos energéticos. El gran reto es convertir las actividades económicas en regeneradoras, es decir, positivas para el medio ambiente.

Precisamente, ¿la transición ecológica supone una oportunidad para Baleares de diversificación económica y fomento de la investigación, la innovación y el empleo de calidad?
Sin duda, los retos de la transición ecológica requieren de la búsqueda y aplicación de soluciones innovadoras. Muestra de ello es que la contribución directa de la inversión de las empresas renovables en investigación, desarrollo e innovación supone el 2,81% del PIB español. En Baleares, aprovechando las oportunidades que nos brindan, entre otros, los fondos europeos, podemos impulsar la inversión en investigación y desarrollo en áreas como las energías renovables, la gestión del agua, la eficiencia energética, la movilidad sostenible y la economía circular. Las empresas necesitan trabajadores con nuevos perfiles y capacidades. Además de aumentar la demanda de profesionales altamente cualificados para las fases de investigación, también veremos un crecimiento en el empleo dedicado a la instalación y mantenimiento de infraestructuras renovables, la gestión sostenible del agua y los recursos naturales, especialistas en transformación tecnológica o incluso en finanzas verdes. Es importante que estas oportunidades se gestionen de manera estratégica y con una visión a largo plazo para garantizar beneficios sostenibles.

Después de once años como director general de Tirme, ¿qué balance hace de este período? ¿Cómo ha evolucionado la gestión de residuos en Mallorca?
El balance es muy positivo. Mallorca se ha convertido en un referente mundial en materia de gestión de residuos y en economía circular. Ahora bien, no sólo es un éxito de Tirme. Me atrevería a decir que es un éxito de toda la sociedad mallorquina, liderada por el Consell, y un más que evidente ejemplo de una exitosa colaboración público-privada. La evolución de estos años ha consistido en enfocar la gestión de residuos en el marco de la economía circular. Hemos pasado de las palabras a los hechos. Siempre quedan cosas por hacer. El medio ambiente necesita una mejora continua y en Tirme lo tenemos muy internalizado. El principal reto a corto y medio plazo es seguir evolucionando hacia una empresa generadora de recursos a partir de los residuos y, en consecuencia, regeneradora de su entorno.