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El Centro de Enseñanza Superior Alberta Giménez (CESAG), adscrito a la Universidad Pontificia Comillas, ha celebrado este martes la inauguración oficial del curso académico. Como directora del centro, Julia Violero se refirió a «los conflictos bélicos que forman parte de nuestra vida. Nuestra universidad no puede ser un refugio ante sufrimiento del mundo. El conocimiento debe ponerse al servicio de los más desfavorecidos y mejorar la vida de las personas. El saber tiene que ser inclusivo y difusivo, no estar encerrado en sí mismo. Si no es así, resulta un saber vacío».

Violero recordó la participación de la directora de Estrategia e Innovación del CESAG, Xiskya Valladares, en la XVI Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se celebra en el Vaticano.

Por su parte, el vicerrector de Organización y Transformación Digital de la Universidad Pontificia Comillas, José María Ortiz, recordó que «el CESAG es el primer y más antiguo centro universitario privado de Mallorca. Los títulos de Magisterio recogen el testigo de una vocación centenaria por la educación, iniciada en 1872 con la primera escuela de maestra de Balears». Ortiz destacó «la apuesta por el uso humanista y racional de la tecnología, y su impacto positivo».

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Tras la lectura de la memoria del curso 2022-23 a cargo de Loreto Gútiez, la lección inaugural corrió a cargo de Ángeles Durán, profesora del CESAG, con el título Salud mental y vida. La responsabilidad compartida».

Durán expuso unas cifras muy duras respecto a la salud mental y los suicidios: «Cada año se registran 800.000 suicidios en el mundo, una muerte cada 40 segundos. En España, los suicidios fueron 4.100 en 2022, una media de 11 al día».

Ángeles Durán fue contundente al señalar tres causas principales en el brutal incremento de la incidencia entre jóvenes: la pandemia, el bullying y el ciberacoso: «En la red encontramos páginas y foros prosuicidas mientras miramos hacia otro lado. La tecnología tiene un lado oscuro que invade la privacidad y las redes sociales crean drogodependientes emocionales de manera personalizada a través de contenidos adictivos para el enriquecimiento de algunos». Durán propugnó «la prioridad de los sentimientos y el uso bondadoso de las tecnologías», y «la salud mental como parte integrante de nuestro bienestar general».

El acto finalizó con la entrega de diplomas a los mejores expedientes académicos del pasado curso: Andrea Arévalo, Margalida Arnaiz, Joana Maria Pérez, Guillem Amengual, Aina Maria Carbonell, Aina Escandell y Margalida Maria Vallbona.