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El debate sobre el techo de gasto (el dinero del que dispondrá el Govern para ejecutar los Presupuestos, sin contar deuda: este año, 6.300 millones) es relativamente nuevo. Antes no se celebraba de forma separada del debate de toma en consideración de las cuentas autonómicas. Pero es el primero en que el Govern que lo presenta sale derrotado. El PP no lo aprobó este martes pero, por contra, sí aprobó (y exhibió con absoluta transparecencia) su techo de desgaste: el que resulta de haber firmado un acuerdo de investidura con Vox. Este partido –en permanente contacto con la dirección estatal, que es la que da el okei a todos sus movimientos y que mañana jueves envía a Palma a su secretario general, Ignacio Garriga– marcó ayer todos los tiempos y los movimientos. El vicepresidente y conseller d’Hisenda, Antoni Costa, no sabía al empezar su intervención qué votaría Vox. «Pensaba que teníamos un pacto», aseguró de manera cándida mientras su rostro se iba transformando tras escuchar a Patricia de las Heras.

Viajando atrás en el tiempo sólo ha existido un partido capaz de humillar a una presidenta o presidente del Govern al que apoya como lo hizo este martes Vox. Y no, ese partido no es ni Podemos ni Més. Es Unió Mallorquina. Munar se las gastaba con Antich –recién cerrado su primer pacto en 1999 no le permitió modificar siquiera la estructura del Ejecutivo hasta tener un compromiso sobre la Ley de Consells– como ayer De las Heras, Idoia Ribas y Manuela Cañadas con Marga Prohens.

Como UM, también Vox tiene la Presidencia del Parlament. Gabriel Le Senne fue quien decididó el orden del día de la sesión y también quien llamó a los grupos para informarles de que no habría ningún receso en la sesión. Pero, oh casualidad, nada más comprobar (eran las 14 horas) que la proposición no de ley sobre la libre elección de lengua en la escuela no se aprobaba informó de un receso. ¿El motivo? El grupo de Vox tenía que atender una llamada de Madrid con las instrucciones finales. Sí, Vox negará este motivo.

En el PP se habían hecho a la idea de que los del partido ultra (a Vox no le gusta este calificativo) retirarían su proposición no de ley y que la presentarían la semana que viene tras incorporar las enmiendas ‘populares’ para dar un margen a la Conselleria d’Educació. No es fácil organizar un doble circuito educativo para dar clases en catalán y castellano. Para eso hace falta dinero. No hubo ayer un debate sobre la lengua sino tres. Y quedan frases para el Diario de Sesiones. El de la jornada de ayer recogerá el momento en que la diputada Cañadas dijo que «el STEI se llama STEI porque el nombre de Stasi ya estaba cogido». La Stasi fue la policía de la Alemania del Este. Lluís Apesteguia pidió a Le Senne que esa expresión se suprimiera. Dijo que no. También el techo de desgaste que aprobó ayer el PP deberá incluir otra frase de un voxero, la del diputado Sergio Rodríguez, dirigida a la izquierda. La siguiente: «La fiesta se ha acabado, a partir de ahora vamos a imponer la libertad».

El acuerdo PP-Vox tiene 110 medidas. Cuando lo firmaron debían saber que eso son 110 (posibles) polémicas PP-Vox.