¿Cómo vivió la invasión de Hamás a Israel de hace dos semanas?
—El ataque fue a las seis y media de la mañana, y lo supe casi enseguida. Me quedé en shock. Estaba en Palma la embajadora de Israel, que tenía que ver un documental sobre Golda Meir. Las imágenes que circulaban por las redes sociales eran tremendas. Ha sido el primer pogromo del siglo XXI. Eran inocentes masacrados, mujeres violadas… Para nuestra mentalidad occidental es inconcebible. Fue una explosión de rabia antisemita.
¿La reacción de Israel es proporcionada?
—Hagamos lo que hagamos siempre lo hacemos mal. Han mancillado cadáveres, los han mutilado… Era de esperar una reacción israelí. Pero no hay que olvidar que el objetivo de todo esto es que fracasen los acuerdos de Abraham, que firmaron Emiratos Árabes Unidos, Marruecos, Baréin y Sudán y que estaban dejando aislada a Irán.
El Mossad y la Inteligencia israelí falló de forma clamorosa.
—Es evidente. Pero esto ahora es una cuestión aparcada, hay otras prioridades. Algo ha fallado, imagino que habrá una comisión que lo investigue, pero de momento tenemos un Gobierno de concentración nacional.
El primer ministro Netanyahu ha querido doblegar a la Justicia y ha dividido al país.
—Es cierto que hay una pugna fuerte por cómo funciona el Tribunal Supremo, pero es un tema complejo. Pero en estos momentos se han aparcado las diferencias por todo lo que estamos viviendo. Luego ya se verá qué pasa.
Para añadir más leña al fuego, el bombardeo al hospital de Gaza.
—Seguramente haya sido un misil de la Yihad Islámica. Lo que está claro es que esto no beneficia en absoluto a Israel. Por eso le decía antes que tenemos la culpa de todo siempre, aunque no seamos los responsables.
¿La comunidad judía de Mallorca vive segura aquí?
—Sí. Ahora la Policía Nacional ha aumentado la vigilancia, pero en general no recibimos amenazas. Somos unos 150 miembros, es una comunidad pequeña.
¿Cómo valora el choque entre la Embajada israelí y el Gobierno español?
—Es un tema zanjado para nosotros.
¿Por qué no permiten que Palestina sea un Estado?
—El Estado palestino data de 1948, ya está creado. Lo que ocurre es que el odio entre las distintas facciones es tremendo. En Cisjordania gobierna Al Fatah; en Gaza, Hamás. Y entre ellos han tenido y tienen muchos enfrentamientos, porque tienen visiones distintas del problema palestino.
¿Gaza es la cárcel más grande del mundo?
—Es un mantra que se repite. Le recuerdo que cada día entran en Israel 30.000 trabajadores palestinos, y vuelven a Gaza de noche. ¿Esto es una cárcel? Además, Gaza recibe ayudas internacionales. ¿Quién controla ese dinero? Los dos millones de gazatíes son prisioneros de Hamás. Esa es la realidad.
¿Existe un Apartheid judío en Palestina?
—Eso es totalmente falso y se lo voy a rebatir. Lo primero que quiero destacar es que el pecado original de Israel es ser la única democracia de la zona. Eso no lo perdonan. Los árabes pueden estudiar en nuestras universidades, no hay disgregación racial, tenemos mandos militares musulmanes, doctores beduinos, nos bañamos juntos en las playas de Tel Aviv. En fin, hablar de Apartheid es una falsedad por mucho que se repita.
¿Irán, el archienemigo de Israel, está detrás de todo?
—Deben estar muy felices con todo lo que está ocurriendo en estos momentos, eso seguro. Son persas, creo que saben que sería muy temerario que entraran directamente en guerra con Israel. Su clave es no quedar aislados. Irán es capaz de matar a una mujer por llevar mal puesto el velo, ¿cómo podemos aceptarlo?
Hizbulá desde El Líbano y radicales islamistas de Cisjordania se podrían sumar a la guerra.
—Los primeros es posible, pero los otros no lo creo. Piense que en Cisjordania son enemigos de Hamás, que gobierna Gaza. Odian más a Hamás que a los judíos. No creo que salgan en su ayuda.
Un asalto a Gaza, con su red de túneles y 30.000 yihadistas atrincherados, podría ser una carnicería, incluso para el ejército israelí.
—En 2014 ya tuvimos una intervención militar en Gaza y se sacaron lecciones. Eso es una obviedad. La experiencia del combate urbano en Irak, por ejemplo, también está muy presente. Pero no olvide que el Ejército israelí tiene un código ético: avisa antes de atacar un edificio, para proteger a la población civil. Las vidas humanas son sagradas, sean de quienes sean.
Israel no ha dejado de crecer a costa de sus vecinos árabes desde su creación en 1948.
—Eso es debido a las guerras que ha habido. Hemos tenido que defendernos, estamos en nuestro derecho. El Sinaí egipcio se devolvió tras firmar un acuerdo de paz con ellos, pero ¿qué hacemos con los Altos del Golán? No se puede llegar a una acuerdo con Siria, está colonizada por Irán. No se puede devolver nada porque no nos ofrecen garantías de nada. Desde los Altos del Golán se divisa Tel Aviv. No queremos una paz a cualquier precio, es un tema de seguridad. ¿Sabe qué decía la exprimera ministra Golda Meir? «Los judíos tenemos un arma secreta: No tenemos otro lugar adónde ir».
42 comentarios
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Pablo BalaguerNingún gobierno que practique el apartheid es una democracia.
Intentaré ser politicamente correcto a fin de ser publicado Creo que la mayoría de personas que hemos escrito en este foro estaríamos de acuerdo en contra del bulling..... Pues eso................
¡Hombre José María¡ Yo creía que los palestinos atacaban a Israel porque los sionistas les quitaron a los palestinos sus tierras y los echaron de sus casas, allá por 1948. Pero ahora resulta que le atacan porque es una democracia. Seguramente les deben tener envidia. Es bueno que nos aclares las ideas. Por cierto, éste que ha vivido toda su vida en Mallorca como José María, ahora ¿se va a ir también a Israel? Tendrán que hacerle sitio en una colonia ilegal en territorio palestino. ¿O le harán sitio en el propio Israel?
La.vwrdad es que si. Es la única democràcia en muchos países alrededor.
Credibilitat ZER0, la d'aquest.
LectoraMi información proviene de; B'Tselem. El Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados. *** Tome nota de que cientos de miles de judíos están en contra del sionismo y el régimen de Apartheid de Israel y apoyan al pueblo palestino para la devolución de su tierra. La rabia y el enfado lo dicen todo, consumida por ello, la verdad duele y sabe que es verdad.
LectoraD. Negación del derecho de los palestinos a la participación política. Votar Al igual que sus homólogos judíos, los ciudadanos palestinos de Israel pueden emprender acciones políticas para promover sus intereses, incluido votar y postularse para cargos públicos. Pueden elegir representantes, establecer partidos o unirse a los existentes. Dicho esto, los funcionarios electos palestinos son continuamente vilipendiados –un sentimiento propagado por figuras políticas clave– y el derecho de los ciudadanos palestinos a la participación política está bajo constante ataque. Los aproximadamente cinco millones de palestinos que viven en los Territorios Ocupados no pueden participar en el sistema político que gobierna sus vidas y determina su futuro. En teoría, la mayoría de los palestinos tienen derecho a votar en las elecciones de la Autoridad Palestina. Sin embargo, como los poderes de la Autoridad Palestina son limitados, incluso si se celebraran elecciones periódicamente (las últimas fueron en 2006), el régimen israelí seguiría gobernando las vidas de los palestinos, ya que conserva aspectos importantes de la gobernanza en los Territorios Ocupados. Esto incluye el control de la inmigración, el registro de población, la planificación y las políticas territoriales, el agua, la infraestructura de comunicaciones, la importación y exportación, y el control militar sobre el espacio terrestre, marítimo y aéreo. En Jerusalén Oriental, los palestinos están atrapados entre la espada y la pared. Como residentes permanentes de Israel, pueden votar en las elecciones municipales pero no en el parlamento. Por otro lado, Israel les dificulta participar en las elecciones de la Autoridad Palestina. La participación política abarca más que votar o postularse para un cargo. Israel también niega a los palestinos derechos políticos como la libertad de expresión y la libertad de asociación. Estos derechos permiten a las personas criticar regímenes, protestar contra políticas, formar asociaciones para promover sus ideas y, en general, trabajar para promover el cambio social y político. Manifestaciones Una serie de leyes, como la ley de boicot y la ley de la Nakba, han limitado la libertad de los israelíes para criticar las políticas relacionadas con los palestinos en toda la zona. Los palestinos en los Territorios Ocupados enfrentan restricciones aún más severas: no se les permite manifestarse; muchas asociaciones han sido prohibidas; y casi cualquier declaración política se considera incitación. Estas restricciones son aplicadas asiduamente por los tribunales militares, que han encarcelado a cientos de miles de palestinos y son un mecanismo clave para defender la ocupación. En Jerusalén Este, Israel trabaja para impedir cualquier actividad social, cultural o política asociada de alguna manera con la Autoridad Palestina. La división del espacio también obstaculiza una lucha palestina unificada contra la política israelí. La variación de leyes, procedimientos y derechos entre las unidades geográficas y las draconianas restricciones de movimiento han separado a los palestinos en distintos grupos. Esta fragmentación no sólo ayuda a Israel a promover la supremacía judía, sino que también frustra las críticas y la resistencia.
LectoraB. Tomar tierras para los judíos mientras se amontona a los palestinos en enclaves: MapIsrael practica una política de “judaizar” el área, basada en la mentalidad de que la tierra es un recurso destinado casi exclusivamente a beneficiar al público judío. La tierra se utiliza para desarrollar y ampliar las comunidades judías existentes y construir otras nuevas, mientras que los palestinos son desposeídos y acorralados en enclaves pequeños y superpoblados. Esta política se ha practicado con respecto a la tierra dentro del territorio soberano israelí desde 1948 y se ha aplicado a los palestinos en los Territorios Ocupados desde 1967. En 2018, el principio subyacente quedó consagrado en la Ley Básica: Israel – el Estado Nación del Pueblo Judío, que estipula que “el Estado considera el desarrollo de los asentamientos judíos un valor nacional y tomará medidas para alentar y promover el establecimiento y fortalecimiento de dichos asentamientos”. Dentro de su territorio soberano, Israel ha promulgado leyes discriminatorias, en particular la Ley de Propiedad Ausente, que le permite expropiar vastas extensiones de tierra de propiedad palestina, incluidos millones de dunams en comunidades cuyos residentes fueron expulsados o huyeron en 1948 y se les prohibió regresar. Israel también ha reducido significativamente las áreas designadas para los consejos y comunidades locales palestinos, que ahora tienen acceso a menos del 3% del área total del país. La mayor parte del terreno designado ya está saturado de construcciones. Como resultado, más del 90% de la tierra en el territorio soberano de Israel está ahora bajo control estatal. Israel ha utilizado esta tierra para construir cientos de comunidades para ciudadanos judíos, pero ni una sola para ciudadanos palestinos. La excepción son un puñado de ciudades y pueblos construidos para concentrar a la población beduina, a la que se ha despojado de la mayor parte de sus derechos de propiedad. La mayor parte de las tierras en las que solían vivir los beduinos han sido expropiadas y registradas como tierras estatales. Muchas comunidades beduinas han sido definidas como “no reconocidas” y sus residentes como “invasores”. En tierras históricamente ocupadas por beduinos, Israel ha construido comunidades exclusivamente judías. El régimen israelí restringe severamente la construcción y el desarrollo en las pocas tierras que quedan en las comunidades palestinas dentro de su territorio soberano. También se abstiene de preparar planes maestros que reflejen las necesidades de la población y mantiene las áreas de jurisdicción de estas comunidades prácticamente sin cambios a pesar del crecimiento demográfico. El resultado son enclaves pequeños y superpoblados donde los residentes no tienen más opción que construir sin permisos. Israel también aprobó una ley que permite a las comunidades con comités de admisión, que suman cientos en todo el país, rechazar a los solicitantes palestinos por motivos de “incompatibilidad cultural”. Esto impide efectivamente que los ciudadanos palestinos vivan en comunidades designadas para judíos. Oficialmente, cualquier ciudadano israelí puede vivir en cualquiera de las ciudades del país; en la práctica, sólo el 10% de los ciudadanos palestinos lo hacen. Incluso entonces, suelen ser relegados a barrios separados debido a la falta de servicios educativos, religiosos y de otro tipo, el costo prohibitivo de comprar una casa en otras partes de la ciudad o prácticas discriminatorias en la venta de terrenos y viviendas. El régimen ha utilizado el mismo principio organizativo en Cisjordania desde 1967 (incluida Jerusalén Oriental). Cientos de miles de dunams, incluidas tierras de cultivo y pastos, han sido arrebatados a súbditos palestinos con diversos pretextos y utilizados, entre otras cosas, para establecer y ampliar asentamientos, incluidos barrios residenciales, tierras de cultivo y zonas industriales. Todos los asentamientos son zonas militares cerradas a las que los palestinos tienen prohibido entrar sin un permiso. Hasta ahora, Israel ha establecido más de 280 asentamientos en Cisjordania (incluida Jerusalén Oriental), que ahora albergan a más de 600.000 judíos. Se han tomado más tierras para construir cientos de kilómetros de carreteras de circunvalación para los colonos. Planificación y construcciónIsrael ha instituido un sistema de planificación separado para los palestinos en Cisjordania, diseñado principalmente para impedir la construcción y el desarrollo. Grandes extensiones de tierra no están disponibles para la construcción, ya que han sido declaradas tierra estatal, zona de incendio, reserva natural o parque nacional. Las autoridades también se abstienen de redactar planes maestros adecuados que reflejen las necesidades presentes y futuras de las comunidades palestinas en las pocas tierras que se han salvado. El sistema de planificación independiente se centra en la demolición de estructuras construidas sin autorización, también en este caso por falta de elección. Todo esto ha atrapado a los palestinos en docenas de enclaves densamente poblados, con el desarrollo fuera de ellos –ya sea para uso residencial o público, incluida la infraestructura– completamente prohibido.
LectoraA. Inmigración – sólo para judíos: Inmigración Cualquier judío en el mundo y sus hijos, nietos y cónyuges tienen derecho a inmigrar a Israel en cualquier momento y recibir la ciudadanía israelí, con todos los derechos asociados. Reciben este estatus incluso si eligen vivir en un asentamiento de Cisjordania no anexado formalmente al territorio soberano de Israel. En cambio, los no judíos no tienen derecho a un estatus legal en las zonas controladas por Israel. La concesión del estatus queda a discreción casi total de los funcionarios: el Ministro del Interior (dentro del Israel soberano) o el comandante militar (en los Territorios Ocupados). A pesar de esta distinción oficial, el principio organizativo sigue siendo el mismo: los palestinos que viven en otros países no pueden emigrar al área entre el mar Mediterráneo y el río Jordán, incluso si ellos, sus padres o sus abuelos nacieron y vivieron allí. Los palestinos en los Territorios Ocupados no pueden obtener la ciudadanía israelí y reubicarse en territorio soberano israelí, excepto en casos muy raros, que dependen de la aprobación de los funcionarios israelíes. Israel socava el derecho de los palestinos en los Territorios Ocupados –incluida Jerusalén Oriental– a seguir viviendo donde nacieron. Desde 1967, Israel ha revocado el estatus de unos 250.000 palestinos en Cisjordania (incluida Jerusalén Oriental) y la Franja de Gaza, en algunos casos con el argumento de que habían vivido en el extranjero durante más de tres años. Esto incluye a miles de residentes de Jerusalén Oriental que se trasladaron a pocos kilómetros al este de sus hogares a partes de Cisjordania que no están oficialmente anexadas. A todas estas personas se les privó del derecho a regresar a sus hogares y familias, donde nacieron y crecieron.
.... decía, que no es lo mismo antisionismo que antisemita. La mayoría de comentarios critican el imperialismo sionista de Israel y no por eso son antisemitas.