La denunciante, que ha pedido ayuda en la Jefatura Provincial, explicó a Ultima Hora que «vivo desde hace 17 años en aquella urbanización, donde somos 143 vecinos. Hay gente que saluda y otra que no, pero vivimos todos en armonía y civismo hasta que llega ese señor con su esposa. Solo pasan allí unos meses al año, en concreto el verano, pero entonces todo se convierte en un infierno».
Según consta en la denuncia, el denunciado y su mujer «se enfrentan con todos, se dedican a malmeter, criticar, insultar y vigilar, metiendo las narices en terrazas ajenas, para después presionar si ven algo que no les gusta. En mi caso, desde su terraza, que colinda con la nuestra, nos tiran cosas, me destrozan mobiliario, hacen ruidos molestos cada vez que salimos a la terraza o tenemos invitados allí y ponen música fuerte y en bucle, para que la canción se repita una y otra vez y nos acabe por enloquecer. Es un auténtico suplicio».
Además, esta afectada -que prefiere mantener su identidad en el anonimato- refiere que «también sufrimos insultos, vejaciones y humillaciones sin ninguna justificación», por parte del alto cargo político, «que también hace comentarios homófobos, racistas y es muy violento». La vecina cuenta que ella y otros afectados de la comunidad «sufrimos un cuadro fuerte de ansiedad, nervios y excitación, llegando al extremo de que durante los meses en los que el matrimonio vive en la urbanización tenemos miedo de salir de nuestra propia casa. Y si salimos, lo hacemos con el teléfono móvil en el mano, listo para grabar».
Otro vecino, que había estado enfermo, se puso «muy nervioso» cuando se encontró «con el acosador» en una zona común y aquél le espetó: «No te pongas nervioso o te volverá el cáncer». El hombre se acercó muy enfadado para pedirle explicaciones por sus comentarios crueles, pero el otro lo denunció «y ganó el juicio, así que al vecino humillado le cayó una condena por intimidación», recuerda la denunciante.
La mujer recuerda que su calvario comenzó «hace cinco años, cuando una vecina se quejó de que el hijo del matrimonio jugaba con una pelota y yo hice un comentario en el chat vecinal. Desde ese día van a por mí y mi marido. El acoso es tal que sus amigos «ya no quieren venir a vernos, porque saben que el vecino empezará a poner la misma canción de Julio Iglesias una y otra vez y hacer ruidos para que nos marchemos de la terraza». En otra ocasión, se encontró la terraza inundada: «Lo peor es que el administrador y el presidente miran hacia otro lado, no quieren saber nada de nuestro calvario».
La primera denuncia en Policía Nacional, del 14 de marzo de 2022, fue sobreseída por el juzgado de Instrucción número 12 de Palma. El acusado sostiene que es falso que sea un acosador y niega que haga la vida imposible a algunos de sus vecinos. La segunda denuncia judicial, del 3 de abril de este año, todavía no se ha resuelto en los juzgados. Además del matrimonio denunciante, al menos otros tres residentes lo han acusado de conductas agresivas y vejaciones. En la policía se han aportado grabaciones.
67 comentarios
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Lo más seguro es que los perjudicados no sois del pp y por eso pasa esto. Conozco a gente del pp que es educada como muchos. En este caso y por prolongación en el tiempo me da muy mala espina este asunto. Hay que ser fuertes y tomar medidas. Dar a conocer sus nombres y me alejaré de ellos.
Menudo elemento subersivo.
Magnus PymVivo en Hostales y drogadictos no veo muchos por la calle ... ¿Donde vives tú?
noticia a beneficio del inventario comunista... justo ahora que la derecha es noticia en todos los medios...... de quien depende.... pues eso !!!
Sospechosa noticia. Esta gente suele poner el cara al sol antes que a Julio Iglesias.
MarCom ho saps?
Los fachas, como los que van por Campos intentado pisar a todo el que se cruza. Calaña que debería ser mandada muy lejos.
Pinta el típic caciquet de "tú no sabes quien soy yo".
Directamente si todo es cierto y tienen pruebas de lo aquí comentado a FISCALÍA. Ya se preocupará el fiscal de buscar soluciones y poner a cada uno en su sitio
la unica solución que veo es contactar con jovenzuelos desocupados, invitarles a una buena comilona con gintonic incluidos, y cuando vayan bastante entorchados, que empiece la fiesta, si en un dia no acaban con la paciencia del fenomeno, invitales en mas ocasiones, hasta que llegara un momento, que el tipo tendra que dejar de molestarlos, hace años cuando era joven me contrataron en un piso de palma, y lo arregamos asi de facil, hoy una buena tamborada a todo volumen es facil de encontrar.