Tolo Galindo señala el estado de sus paredes debido a los numerosos desbordamientos de agua del inodoro y ducha del piso de Susana, su vecina de arriba. | M. À. Cañellas -

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Varios vecinos del conocido –y polémico– edificio Pullman, en Cala Major, viven entre humedad y desbordamientos de agua del inodoro y de la ducha desde hace, al menos, tres años. Una tubería mal hecha sería la causante de este problema. Dos o tres veces al año, tienen que venir técnicos para desatascar el váter de Susana, una propietaria de 71 años del segundo piso y la principal afectada.

«Han sacado pañales, compresas, escombros de la construcción... de todo. Es normal que se atasque porque si el resto de vecinos no tirasen según qué por el váter, no habría tantas obstrucciones en la tubería», lamenta esta vecina. La última vez que pasaron los técnicos fue a principios de esta semana.

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«He tenido que cambiar la cocina. Por la humedad, me entran cucarachas y he tenido que arreglar las paredes y las puertas», dice esta propietaria que compró el apartamento en el año 2000. Que la casa se le inunde afecta directamente a su vecino del primero, Tolo Galindo, un inquilino que llegó a los Pullman en febrero de 2021 y que asegura que este tema «no se ha solucionado».

Las paredes de su apartamento están llenas de humedad y la pintura, levantada. Para la entrevista, muestra vídeos de los últimos años, que él mismo grabó, y se puede ver cómo cae agua del techo cada vez que el piso de su vecina Susana es un humedal.

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Tolo ya sabe cómo actuar cuando se asoma la primera gota en el techo: «Retiro el sofá rápido, los muebles y la mesa porque si no, se estropearían. Pongo varios cubos y en minutos se llenan de agua. Estos días, cuando me secaron las paredes, he tenido que dormir con la puerta principal abierta para no acumular tanta humedad. Aparte, tengo un deshumificador todo el día a pesar de que el precio se me dispara. Si no hiciera esto, sería malo para mí», detalla el inquilino. Su casero es consciente de estos problemas, pero al ser una cuestión de la tubería considera que es la administración del edificio quien tiene que responder.

El edificio Pullman ha dado numerosos titulares en los últimos años. El que fuera presidente entre 2007 y 2011 se enfrenta a 16 años de prisión por varios delitos relacionados con estafa, falsedad y coacciones. Formaba parte de un grupo criminal que llegó a reclamar dinero a los vecinos por obras que nunca ejecutaron.

En 2020, el Ajuntament de Palma anunció ayudas de fondos europeos para rehabilitar el bloque. Eran los vecinos que tenían que presentar proyectos para legalizar aquellas viviendas que no cumplían con las condiciones de habitabilidad mínimas. Era un plan pensado para favorecer la inserción social de los más vulnerables en una finca donde más del 70 % son okupas. «Cuando entré, estaban acabando unas obras en una parte y tenían que comenzar otras, pero no han vuelto a hacer nada. El pasillo del primero está apuntalado», señala esa parte Tolo Galindo.

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Soluciones

Este periódico ha intentado ponerse en contacto con la administración pero sin respuesta. Los vecinos le señalan como entidad responsable de encontrar una solución, que partiría de aprobar una derrama para arreglar la bajante afectada, que da problemas a, al menos, cuatro vecinos. Así llegaron a esta conclusión tras consultarlo con un albañil contratado por varios propietarios. «No podemos seguir así», lamentan los vecinos afectados.