—¿Sucedió algo antes del lunes que le hiciera pensar que los cinco diputados díscolos fueran a actuar como lo han hecho?
—Los lunes nos reunimos los diputados del grupo parlamentario para tratar la semana. El viernes anterior nos enviaron un orden del día que recogía una propuesta de modificación del reglamento interior y nombramiento de cargos del Parlament. Era una cosa rarísima porque ellos nunca han enviado este orden del día y ya nos hizo sospechar. Además, a mí nunca me han dado visibilidad porque querían el control del partido y aspiraban a la presidencia, así que me tapaban todo lo que podían. Pero para ese lunes me pusieron una tertulia de 9.30 a 10.00 y la reunión era a las 10.00 horas. El domingo llamaron a Gabriel Le Senne para convocarle a una reunión el lunes a las 9.30 horas. A mí me distrajeron con una tertulia televisiva y a él a una reunión para «preparar la reunión». Y en esa reunión se presentan Sergio Rodríguez y Agustín Buades, que son los perros de presa de Idoia Ribas porque ella nunca da la cara. En esa reunión le dicen a Le Senne que, si dimite como presidente del Parlament antes de las 10.00, no le expulsan del grupo. Chantajistas totales. Le Senne dijo que no dimitía y le expulsan del grupo.
—Y usted no sabía nada de esto.
—A las 10.00, cuando yo acabé la tertulia, tenía un mensaje de Le Senne con lo que le habían dicho. Llamé al partido a Madrid y me confirmaron que esto era cierto porque Gabriel Le Senne se lo había comunicado. Nosotros siempre hemos estado a disposición del partido. Ellos han actuado en plan kamikaze. Acto seguido me enteré por la prensa de que nos habían expulsado del grupo. Esa ha sido la realidad. Los lunes hay rueda de prensa del partido a nivel nacional e Ignacio Garriga, secretario general, anunció que proponía de forma inmediata la expulsión cautelar de estos cinco diputados.
—Pero usted es la presidenta del partido y Le Senne del Parlament. Llama la atención, visto lo visto, que usted no tuviera ningún control del grupo parlamentario siendo la presidenta del partido.
—Ellos siempre han controlado el partido en Baleares. Idoia Ribas era la vicepresidenta. Sergio Rodríguez era el secretario general. Agustín Buades llevaba la implantación territorial. Son gente que siempre ha estado controlando el partido. Yo llevo desde 2017 en el partido, pero estaba en Ibiza, no en Mallorca. Y que Santiago Abascal me pusiera a mí de presidenta en Baleares, les apartaba a ellos un poco. Pero yo siempre he contado con ellos. Es más, Ribas era mi vicepresidenta. Sergio Rodríguez seguía de secretario. Buades también trabajaba. Pero ellos veían que no podían seguir controlando el partido. Yo empecé a establecer los cauces, dejé claro que debíamos obedecer las directrices del partido y trabajar en los cauces que están ya fijados. Como en cualquier partido político. Esto, al parecer, no les gustó y desde sus cargos institucionales querían seguir controlando el partido saltándose la parte orgánica. Hacían reuniones con concejales, intentaban recabar opiniones por cauces no previstos… Yo les insistía en que había que seguir los cauces establecidos. Si eres un cargo institucional, has de respetar esos cauces. Si no te gustan, te vas. Es lo que haría yo. Yo defiendo los procedimientos y normas internas y el día que no esté a gusto, me iré.
—¿Expresaron ellos al partido a nivel nacional su disconformidad con que usted fuera la presidenta?
—En su última comunicación que han hecho pública piden el cese de todo el comité ejecutivo provincial que yo encabezo.
—Hay quien piensa que detrás de todo esto está Jorge Campos.
—Yo no lo sé y no voy a hacer afirmaciones sin tener el pleno convencimiento de que así es. Hay muchos rumores y yo no puedo confirmarlos. Campos ha dicho públicamente que está de acuerdo con la decisión tomada por Garriga. A mí no me gusta especular ni mentir.
—Ahora mismo quien representa a Vox está fuera del grupo y en el grupo hay cinco personas expulsadas cautelarmente de Vox. La marca la mantiene el grupo parlamentario. ¿Qué solución hay para esto?
—A pesar de que ellos secuestren la marca cuando ya no representan ni a Vox ni a nuestros votantes, Le Senne y yo vamos a seguir representando a Vox y a todos aquellos que han depositado su confianza en nosotros. Aunque sea desde el grupo de no adscritos. Es una circunstancia muy peculiar, es verdad. Pero se han movido por ambiciones personales. Se quedan con el grupo y con las asignaciones económicas que pertenecían a Vox.
—¿De cuánto dinero hablamos?
—No lo sé porque la presidenta del grupo es Idoia Ribas.
—¿Como presidenta del partido y diputada tampoco tenía esta información?
—Es que han querido controlarlo absolutamente todo. Yo firmé que les autorizaba para la cuenta bancaria del Parlament. Y los únicos autorizados son Idoia Ribas y Sergio Rodríguez.
—Es raro.
Es que a mí me era indiferente ese tema. Yo no me muevo por dinero. Sí, tendría que haber tenido ese control pero ellos estaban blindados y no me daban la información y yo no tenía forma humana de saberlo. Las asignaciones del grupo parlamentario son dinero que utiliza el grupo y a mí como presidenta nunca me han dado cuentas de esto. Desconozco si informaban a nivel nacional.
—Usted dice también que ellos se quieren quedar con la presidencia del Parlament.
—Sí. Con la del partido no pueden porque la dirección nacional ha mostrado su respaldo total y absoluto tanto a Gabriel Le Senne como a mí. Pero de facto sí querían hacerlo porque se saltaban los cauces ordinarios y las normas internas para tener el control. Ahora esto lo utilizan como pretexto para acusarme de «deslealtad manifiesta» porque no les dejábamos trabajar. Son excusas. Aquí hay unas normas. Si no las obedeces, vete a tu casa. Es de cajón. Pero esto lo usan como pretexto para mi expulsión diciendo que el comité ejecutivo les impedía hacer su trabajo.
—El partido ha dado la orden de que Le Senne no renuncie a la presidencia del Parlament pero parece que un diputado no adscrito no puede ostentar este cargo.
—Hemos pedido este miércoles dos informes jurídicos a los letrados del Parlament que la Mesa ha aprobado por unanimidad. Uno es en relación a si nuestra expulsión del grupo parlamentario es ajustada a Derecho y el otro sobre la forma de elegir al nuevo presidente una vez decaiga.
—¿Se le puede aplicar a estos cinco diputados los criterios del Pacto Antitransfuguismo?
—Es un pacto ético. Es decir, no obliga a nada. Es más una cuestión moral y ética. Pero estas personas son tránsfugas. Se han adueñado de una marca sin estar en ese partido. El PP no debería poder pactar con ellos por ese Pacto Antitransfuguismo.
—¿Cree que habrá una acercamiento entre el PP y ellos?
—Hay muchos escenarios posibles. La realidad es que tenemos unos diputados que de forma autónoma han decidido inmolar la agrupación como estaba. Somos dos diputados de Vox porque los otros cinco, por ambiciones personales, lo han dinamitado todo.
—¿A qué se refiere cuando habla de ambiciones personales?
—A controlar el partido y el Parlament.
—La jugada les ha salido mal puesto que el partido a nivel nacional tramita su expulsión.
—Han hecho un ridículo estrepitoso. ¿Qué les va a durar la presidencia del Parlament o la asignación del grupo? ¿Lo que dure la legislatura? ¿Y si chantajean demasiado a Marga Prohens y ella convoca elecciones anticipadas? Idoia Ribas siempre ha deseado la presidencia del Parlament. Será presidenta pero de la forma más indigna posible. ¿Quién quiere ser recordado como un presidente indigno y tránsfuga?
—¿Qué pasará con el acuerdo de firmado firmado entre PP y Vox?
—A Vox lo representamos Gabriel Le Senne y yo y nosotros nos comprometemos a cumplir los compromisos asumidos con el PP y con nuestros votantes.
—Pero los números no dan. ¿Hay alguna posibilidad de que operen bajo otra marca política?
—Sí, los números no dan. Vamos a estar expectantes a ver qué hace el PP. Si ellos forman ahora otra formación política con el dinero de las asignaciones del grupo parlamentario, ¿van a sacar cinco diputados? Ellos fueron elegidos porque representaban a Vox. Ellos ahora tienen una representación que no les corresponde. Han secuestrado a una formación. Es ridículo.
—¿Beneficia esta situación a Prohens?
—Tiene que pasar por el chantaje de cinco personas muy ambiciosas. Ella no tuvo ningún problema en negociar con Vox. El problema viene ahora, si tiene que someterse a las exigencias de cinco chantajistas, tránsfugas, expulsados de una formación y que tienen secuestrado el grupo parlamentario.
3 comentarios
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Es un "florero" de Abascal.
Está chica no se entera de nada,menuda presidenta de partido
Puede q sea de forma indigna peró el dineral q cobrará le compensa.