Si algo tan básico puede sorprender a muchos, qué no sabremos de este tipo de patologías capaces de llevar al organismo hasta el colapso. Con la intención de comprender las alergias alimentarias, de formar a padres y niños al respecto, y de remarcar la importancia del buen uso de la adrenalina, la alergóloga Susana Ranea ha publicado 'Adrenalina, el unicornio mágico' (Henko ediciones, 2023). Se presentará oficialmente este jueves a las 19 horas en la sede del Col·legi de Metges.
La idea, cuenta, surgió hace ocho años a raíz del dibujo de su hija, Laura Soler. Es la única ilustración que sale en este cuento y que no firma la doctora Puerto Llorente, quien también se estrena en estas labores. «Le dije que era tan bonito que haríamos un cuento». ¿Y de qué iba a ser tratándose de una especialista en alergias que había desarrollado las suyas propias y con una hija con un mismo problema?
Evangeline es la protagonista de esta historia ficticia a quien le sientan mal las fresas «aunque no hay mucha gente que tenga esta alergia, al contrario de lo que se suele pensar». Al comerlas su cuerpo reacciona pero, en un momento dado, le cuesta respirar. «Cuando la reacción va más a allá de la piel y pasa a otros órganos es el momento de hacer algo», advierte la doctora Ranea. De esta manera, cuando a Evangeline le cuesta respirar, entra en escena el médico Jôkichi Takamine (quien en la vida real descubrió la adrenalina), y le ofrece su poción mágica de Unicornio.
«Es mejor poner la adrenalina antes de tiempo que no ponerla, porque no pasará nada», aconseja esta especialista ante una situación en la que suele haber tensión y nervios. Y, por cierto, se pone directamente en el muslo, tal y como enseña esta pequeña guía.
Ante el diagnóstico de una alergia «muchos padres encierran a sus hijos en un castillo de cristal», tal y como sucede en la historia. «Te sorprendería la de niños que se quedan sin ir a fiestas de cumpleaños».
Esta guía existe también para «desdramatizar» la situación. «En cualquier momento te puedes volver alérgico, la tendencia en los últimos diez años se incrementa», añade. Así que lo mejor es conocer cómo actuar y cuáles son los riesgos, una manera de «empoderar al paciente» a sabiendas de que «un niño es menor y debe estar supervisado».
La doctora y autora recuerda que un alérgico a los alimentos debe llevar adrenalina siempre encima. «Cada vez hay más niños afectados y podría ayudarlos a todos», reza una página del cuento.
Tras su sección más literaria le siguen unas páginas con información general, consejos y definiciones. Y al finalizar la historia dos códigos QR enlazan a vídeos divulgativos de la experta.
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