«¿Quién nos va a querer alquilar una vivienda? Nadie», asegura, | Pilar Pellicer

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Antònia Jover, de 73 años, desahuciada el pasado miércoles, día 13, con una grúa del piso que ocupaba ilegalmente junto a su familia en s'Arenal, se encuentra en un hotel. Después de que los servicios sociales del Ajuntament de Palma reubicaran solo durante cinco días a ella, que sufre obesidad mórbida, a su hijo Miguel y a Julián (pareja de Antònia) en el Albergue Juvenil New Age Hostel, tuvieron que buscar un lugar por su cuenta.

«¿Quién nos va a querer alquilar una vivienda? Nadie. Somos pensionista y hoy en día todos los propietarios con pisos en alquiler nos piden que les demostremos que cobramos 2.500 euros, y no es así», lamenta Antònia en esta entrevista. Desde el pasado lunes, la familia duerme en una habitación de hotel con tres camas. Esta fue la única solución que encontraron a corto plazo. Permanecerán en el establecimiento hotelero hasta el día 25, pero si no encuentran otra cosa intentarán pagar una semana más.

Desde que el pasado miércoles fueron desahuciados del piso por impago en el alquier, Antònia asegura que tiene mucha ansiedad. Bombers de Palma procedieron ese mismo día a sacarla con una grúa. Luego, se la llevaron ingresada a Son Llàtzer –para chequearla–, mientras su hijo y la pareja se fueron al albergue, ubicado en el Secar de la Real. Antònia reconoce que los asistentes sociales le ofrecieron antes acudir a una residencia –para ella y Julián–, pero no aceptó la propuesta porque no quería estar separada de su hijo.

El hotel en el que se encuentran les ha costado 963 euros con pensión completa hasta día 25. Sus cosas más valiosas están en un guardamuebles que alquilan por 110 euros al mes. Por otra parte, dice que sigue esperando una respuesta del Ibavi, porque cree que podrían beneficiarse de una vivienda social.

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Antònia era una mujer que lo tenía todo, pero las malas decisiones le llevaron a perderlo. Fue empresaria y su familia era propietaria de una empresa de cristalería. Además, presidió el antiguo Club Deportivo Playas Arenal entre 1984 y el 2000. Desde 2015 apenas camina, pero lleva enferma desde 1996, y arrastra seis operaciones.

Ella y su familia llevaban casi siete años en el piso de s'Arenal, cuando tuvieron una llamada de los nuevos herederos (tras fallecer el padre). Les comunicaron que su contrato había caducado y que tenían que dejar el piso cuanto antes. Pero los inquilinos decidieron dejar de pagar durante el último año, «no durante tres que es lo que dice el propietario», desmiente Antònia, después de que, supuestamente, comunicaran esta situación a la Oficina de Antidesahucios.

Antes de ejecutarse el desalojo, el pasado miércoles, habían sufrido dos intentos de desahucio pero suspendidos a último momento.«Me gustaría pedir ayuda para encontrar un piso digo», manifiesta esta mujer desde la habitación del hotel.