¿Anestesiólogo o anestesista?
Se dice anestesiólogo como se dice traumatólogo, cardiólogo… Porque hay países en Sudamérica donde el anestesista es el técnico que ayuda, no son médicos, y por eso se intenta a cambiar. Lo mismo pasaba antes de que fuera una especialidad. Lo hacían enfermeras, monjas, el ayudante del cirujano o el propio cirujano que mientras operaba dirigía… Pero había una gran mortalidad. Cuando yo estudié la carrera nos decían que las cirugías estaban contraindicadas para los mayores de 75 años.
¿Por qué?
No había métodos para poder mantenerlos vivos durante la cirugía que es una agresión quirúrgica al cuerpo. Esto ha evolucionado muchísimo. La unión de los avances tecnológicos y la preparación de los profesionales ha permitido que operemos a gente del corazón con 80 años. Hoy en día el límite no es la edad sino la calidad de vida del paciente.
¿Cuándo se convirtió en especialidad?
Cuando empezó el MIR, creo que en 1978, es decir, antes de ayer. Aunque la Sociedad Española de Anestesia empezó en 1953 que fue cuando empezó la UCI a nivel mundial y los primeros médicos empezaron a hacer anestesias aunque no hubiera una formación reglada.
Se hizo anestesiólogo cuando no era algo muy popular.
Entrabas como alumno interno de una cátedra, aprendías con el cirujano o el traumatólogo y, tras unos años, te daban el título. Era totalmente desconocido, mis padres se llevaron un disgusto cuando les dije que mi especialidad sería anestesia.
¿Es un trabajo poco atractivo?
No.
¿Y por qué hay tan pocos?
Por las plazas para residentes. La única comunidad que tiene un equilibrio entre la oferta y la demanda es Madrid porque tiene muchos hospitales grandes que generan residentes y la mayoría se quieren quedar allí, incluso con condiciones peores. En Balears hay plazas pero no anestesistas. Nos parecería lógico que en la sanidad pública, con el problema de insularidad que hay, las plazas de anestesista se declararan de muy difícil cobertura pero no entramos en estos temas.
Porque Anescon es una asociación de anestesistas que trabajan en la privada, ¿qué les diferencia?
Somos autónomos, los dueños de nuestro pequeño negocio y nuestros clientes son las compañías aseguradoras a quienes facturamos por el trabajo. Mantenemos el estatus clásico de profesional liberal.
¿Con qué fin se han constituído?
Aquí tenemos problemas porque hay un oligopolio con las compañías aseguradoras. El 75 % del mercado de los seguros es para unas cinco empresas y las condiciones que tenemos, con los problemas de insularidad, son peores que las de otros compañeros en la Península. Por eso pedimos que los baremos sean los mismos.
La ministra de Sanidad y la consellera balear de Salut son anestesiólogas ¿les ayudarán?
No lo sabemos. El problema de las aseguradoras es complejo porque las compañías se quejan de que aquí no ganan dinero. Dicen que en esta comunidad hay mucha frecuentación y como el acceso una medicina de alta calidad es fácil, el paciente reclama en seguida a un especialista antes de ir al médico de cabecera.
¿Nadie se despierta en mitad de una cirugía?
Antes ocurría. Las cesáreas de se hacían con anestesia general y había un porcentaje muy bajo de pacientes que despertaban porque algunos fármacos no podían ponerse hasta que nacía el niño. Hoy en día la anestesia general casi nunca se pone en una cesárea, hay monitorización continua. La seguridad del paciente es lo primero y se invierte mucho en ella.
¿Por qué sienten que se les descubrió en la pandemia?
Porque al colapsarse las UCI se abrieron las Rea (reanimación) que las llevan los anestesiólogos. ¿Quién está tan bien capacitado como los intensivistas para mantener a un paciente con ventilación mecánica, que era ese tipo de pacientes? Somos una especialidad clave.
2 comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
ma non troppoY casi siempre dicho estado esta relacionado con el poder adquisitivo para poderse permitir una buena alimentación. Por tanto, el límite está en el nivel de pobreza...cómo siempre.
Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice este señor. Hay personas que a los 50 son auténticas piltrafas -generalmente por su mala vida- y otras que a los 80 o más se encuentran en muy buenas condiciones, precisamente por haberse cuidado. No entro, como es natural, en aquellas personas que han victimas de la desgracia y las enfermedades. Esta es otra cuestión.