Imagen de la manifestación en Palma. | M. À. Cañellas

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Cerca de un millar de personas han participado hoy en la marcha del 1 de Mayo que recorrió las calles de Palma un año más, con una retahíla de viejas y nuevas consignas con vocación de actualizar las reivindicaciones de la clase trabajadora, entre ellas la de Trabajar menos para vivir mejor.

La reducción de la jornada y la mejora de salarios y condiciones laborales fueron protagonistas destacados en las reclamaciones de la marcha organizada por los dos sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO. La manifestación -encabezada por una pancarta con el lema Por el pleno empleo, menos jornada, mejores salarios- arrancó sobre las 11.45 horas del parque de Ses Estacions y recorrió Avenidas para desembocar en el Parc de la Mar, donde los portavoces sindicales realizaron sus tradicionales parlamentos.

Justo antes del arranque, el secretario general de CCOO en Baleares, José Luis García, lamentó que en lo que llevamos de año no se haya avanzado apenas en cuestión de «medidas que aprovechen el momento económico del archipiélago para consolidar un proyecto de futuro». En ese sentido, condenó que no se hayan adoptado nuevas estrategias para hacer de la balear una economía «resiliente» que no dependa tanto de los ingresos turísticos. «Es un modelo que en momentos buenos genera mucho empleo pero en las crisis lo destruye con mucha rapidez».

Amparo Burgueño, presidenta de la gestora de UGT en Baleares desde que Lorenzo Navarro dimitiera el pasado mes de febrero, reclamó, por su parte, una «segunda tanda» de la reforma laboral. «Tenemos récord de empleo y contratos indefinidos, pero hay sobrecarga de trabajo y salarios que tienen que subir por el nivel de vida que hay en Baleares», puntualizó.

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La marcha, en la que los tambores acompañaban a los clásicos cánticos y proclamas, discurrió bajo la atenta mirada de los agentes policiales y sin ningún incidente. Entre los políticos presentes, las habituales caras de la izquierda en esta cita, empezando por la presidenta del Congreso de los Diputados y ex presidenta del Govern Balear, Francina Armengol. Junto a ella y tras la pancarta del PSIB (Més drets, més ocupació i de més qualitat), la flamante secretaria de Estado de Turismo, Rosario Sánchez, el delegado del Gobierno, Alfonso Rodríguez Badal o el portavoz parlamentario Iago Negueruela. También se dejaron ver los portavoces de Més, Jaume Alzamora y Neus Truyol.

La comitiva llegó al Parc de la Mar tocadas ya las doce y media. Allí, mientras se preparaban varias paellas para cerrar la jornada con la tradicional comida popular al aire libre, Burgueño y García tomaron el escenario para desarrollar lo apuntado una hora antes ante los micrófonos de los medios congregados en el Parc de la Ses Estacions.

La presidenta de la gestora de UGT comenzó su discurso destacando el «ciclo inédito» en términos de ocupación que han llevado a las Islas a batir mes a mes récords históricos de empleo durante los últimos años. Asimismo, se congratuló de la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), cosa que «algunos dijeron que provocaría el cierre de miles de empresas». Y advirtió: «que nos enreden ahora cuando dicen que hay que buscar un SMI adaptado a cada comunidad». Con todo, defendió que queda mucho camino por recorrer para llegar a la media europea del SMI (en torno a los 1.600 euros) y para lograr la «imprescindible» reducción de la jornada laboral hasta las 37,5 horas semanales. «Se trata de adaptar la jornada a la realidad y este gobierno saber que solo puede transitar por ahí».

Asimismo, destacó que gracias a los avances médicos «ya vivimos más», aunque «lo que tenemos que conseguir es vivir muchísimo mejor». En ese sentido, hizo referencias también a los precios de la vivienda, lo que imposibilita el acceso habitacional al trabajador. «Zapatero ya hablaba de precariado, ahora hablamos de trabajadores pobres».

Por su parte, García puso el dedo sobre las «cargas abusivas» de trabajo que están caracterizando esta era de pleno empleo y señaló que «a pesar de que se han negociado buenos convenios, los salarios no permiten llegar a final de mes por culpa de una inflación que no hemos provocado nosotros, y las urbanizaciones de caravanas lo demuestran». Por último, recalcó que el modelo económico balear «no sirve de nada si no nos permite una vida digna».