Protesta universitaria contra la guerra en Gaza en la Universidad de Sidney. | Reuters

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Las escenas de protesta en multitud de universidades de los Estados Unidos no son un caso del todo aislado. En lugares tan distantes como Australia, Japón o Canadá las comunidades universitarias condenan la muerte de civiles, en muchos casos mujeres y niños, en la Franja de Gaza. En España existe actualmente un único ejemplo de acampada solidaria con los miles de muertos y heridos palestinos, y en los edificios de la Universitat de les Illes Balears (UIB) el ambiente resulta más bien neutro. Varias razones pueden explicar la relativa falta de acción colectiva en los campus de nuestro país, a la vista de los hechos.

Este pasado lunes arrancó una acampada universitaria en solidaridad con Palestina en la Facultad de Filosofía de la Universitat de València (UV). Los estudiantes valencianos se proponen seguir con su acción de forma indefinida mientras tengan «fuerza» y consigan su objetivo: «Lograr el fin del genocidio palestino». Así lo ha señalado este jueves Esther Monge, estudiante de Ciencias Políticas y miembro de Estudiants per Palestina y del movimiento social BDS País Valencià, del que ha partido la iniciativa, que reclama también el cese de acuerdos de las universidades e instituciones con cualquier empresa u organismo de Israel que financie este «apartheid».

Del mismo modo, la acampada reclama a las universidades un pronunciamiento que vaya más allá de la equidistancia, denominando lo sucedido «no como conflicto o guerra sino como un genocidio». «Al Estado español le pedimos el fin de las armas, que recupere la jurisdicción universal para que se puedan juzgar crímenes de guerra en España y que ponga fin a la ley mordaza y a la de extranjería, que tantas consecuencias están teniendo para los activistas propalestinos», ha señalado Monge. Según ha precisado, la acampada -la primera de estas características en España- no tiene fecha prevista de finalización y se mantendrá «de forma indefinida» mientras tengan «fuerzas» y hasta que consigan su «objetivo».

Monge ha pedido asimismo «colaboración ciudadana, no solo divulgando sino también con donaciones de alimentos o la posibilidad de aportar a la caja de resistencia de los colectivos». La acampada está realizando también actividades divulgativas, como coloquios, talleres de dabke -danza palestina- o caligrafía árabe, entre otras, «donde todas las personas son bien recibidas, indistintamente de si son parte del estudiantado o no». Monge ha animando por último a los centros de conocimiento, universidades y sociedad civil a «exigir el fin del Estado genocida de Israel».

Pro-Palestinian students encampment at the University of California Berkeley
Campamento en una universidad californiana. Foto: Reuters.

Por su parte, la Universitat de València, que cedió el primer día de la acampada las instalaciones de la Facultad de Filosofía por la lluvia, ha informado de que no tiene intención de pedir a los acampados que abandonen las mismas. De hecho reforzará la seguridad con más vigilantes, además de instalar urinarios portátiles para las personas acampadas, según han informado fuentes de la universidad. Señalan asimismo que el claustro de la universidad ya se posicionó en defensa del pueblo palestino y ha pedido el alto el fuego en la Franja de Gaza. Además, ha propuesto la convocatoria de «becas refugio» para que estudiantes palestinos puedan continuar sus estudios en su universidad.

La posición de Sánchez y las universidades

Mientras se dirime si otros centros universitarios españoles copian la acción de los estudiantes valencianos, algunas fuentes especializadas apuntan varios factores que explican que, hasta la fecha, no exista una movilización similar a la mencionada por la actual situación en Palestina. No hay que perder de vista que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha expresado en diversas ocasiones su apoyo al reconocimiento del Estado palestino, y ha actuado en la esfera internacional para conseguir la liberación de los rehenes israelíes y el fin de las hostilidades en Oriente Medio. Al mismo tiempo distintas universidades se han pronunciado sobre la materia, reclamando un alto el fuego que mitigue la situación de la población civil palestina.

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En el caso de Baleares y en términos generales, los estudiantes de la UIB se mueven poco por la situación del conflicto en Gaza. Los actos que se han planteado hasta el momento, como una concentración, no han obtenido una gran asistencia según confirman fuentes académicas. Incluso estudiantes que se consideran «implicados» denuncian que apenas les llega información sobre este tema. «Tal vez los impulsores no estén haciendo una buena gestión» sentencian.

Al respecto el Consell de Govern de la universidad balear aprobó el pasado mes de febrero una declaración «a la vista de la crisis humanitaria de Gaza y en apoyo a la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA)». «Exigimos un alto el fuego inmediato y permanente que ponga fin al asedio de la Franja de Gaza, y que se incrementen los esfuerzos políticos y diplomáticos para encontrar una solución a la situación desesperada de la población civil palestina y de los rehenes israelíes» podía leerse en aquella declaración.

Asimismo, la UIB se solidarizaba con académicos y estudiantes universitarios, instando a toda la comunidad académica a «mantenerse firme en el compromiso con la paz, los derechos humanos y la resolución pacífica y justa de los conflictos». En este sentido, su compromiso con la causa podría interpretarse como una especie de bálsamo del descontento e indignación social que hace tiempo que corren en sectores de la sociedad, a la vista de las cifras de víctimas que cada día no cesan de engrosarse.

Por otra parte, existen opiniones que señalan que los jóvenes en 2024 muestran un comportamiento más individualista, si lo comparamos con la generación anterior, la que entre otros dio vida en las calles y plazas al 15M. El fracaso en cuanto a una transformación social efectiva de los partidos políticos surgidos al albor de aquel movimiento tal vez tenga algo que ver con el actual estado de las cosas entre los universitarios españoles.

Movilización en Europa

De cualquier modo, y volviendo a nuestro contexto más inmediato, varias universidades británicas han empezado a montar campamentos propalestinos para rechazar la guerra de Israel en la Franja de Gaza. El primero se instaló la semana pasada en la de Warwick, y le han seguido en los campus de Bristol, Sheffield, Manchester, Leeds y Newcastle. En Francia las concentraciones se reproducen en más universidades, aunque en general implican a grupos reducidos de estudiantes.

En París, algunos locales del prestigioso Instituto de Estudios Políticos (Sciences Po) están ocupados por varias decenas de estudiantes que así lo decidieron en una asamblea en la que, además, algunos estudiantes decidieron empezar una huelga de hambre. En Lyon el anfiteatro del Instituto de Estudios Políticos de la ciudad fue ocupado por aproximadamente un centenar de jóvenes, una acción decidida tras votación. También permanece ocupada la Escuela de Periodismo de Lille. Ni la emblemática Sorbona se ha librado de las acciones de los universitarios, ni tampoco, como en el caso estadounidense, de las intervenciones de los antidisturbios.