Imagen tomada este martes de la fachada del colegio Montesión, en el casco antiguo de Palma. | Alejandro Sepúlveda

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El traslado de los diez jesuitas de la comunidad de Montesión de Palma a residencias de la Península no ha sido bien acogida por los afectados, cuyas edades oscilan entre los 70 y los 90 años. Tal y como adelantó ayer este periódico, los religiosos abandonan Mallorca después de una presencia que se ha prolongado durante cinco siglos.

Ultima Hora se puso este martes en contacto con algunos de los jesuitas, que declinaron realizar cualquier tipo de declaración. Sin embargo, fuentes de su entorno han explicado que se encuentran «muy afectados» por la decisión superior y que consideran la medida «como si los expulsaran».

Estas mismas fuentes añadieron que los diez religiosos que deberán dejar el histórico edificio del casco antiguo de Palma, con destino a residencias de la Península todavía no especificadas, fueron informados el sábado por el responsable Provincial de toda España, Enric Puigròs, que se trasladó a la Isla para explicarles la decisión.

Además, se les entregó una carta en la que se alude a los problemas de salud de algunos de los veteranos religiosos y que en su nuevo destino podrían recibir los cuidados adecuados. «Pero ellos consideran que aquí ya los tienen», apuntan.

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En el territorio nacional hay un total de cinco residencias donde podrían ser acogidos, pero los afectados han recordado que en la actualidad tienen una serie de tareas en Mallorca: «Uno es rector de una parroquia, otro limpia un comedor, otro escribe libros y publica artículos... en fin, todos tienen un trabajo encomendado y todavía se consideran útiles a la Compañía de Jesús, de ahí que no entiendan este traslado. Con todo, tienen un voto de obediencia y no se opondrán».

Por su parte, César García Boutros, presidente de la asociación de antiguos alumnos de Palma, declaró ayer a este periódico que «estamos en shock ahora mismo», a la hora de valorar la noticia del traslado de la comunidad jesuita a la Península. En este sentido, explicó que «estamos valorando qué hacer y no descartamos movilizaciones», como medida de protesta por la decisión tomada.

Asimismo, añadió que «no esperábamos que fueran así los acontecimientos. Se nos contó cómo era el proyecto, pero parece que los compromisos no se están cumpliendo. No es exactamente lo que nos contaron y nuestra inquietud es que no sabemos cómo está ahora el proyecto».

Finalmente, Felio Bauzá, presidente de la Cofradía de El Silencio de Montesión, destacó que «la noticia de disolver la Comunidad de Jesuitas de Montesión no sorprende a nadie; vista en perspectiva histórica, se aprecia cómo obedece a un plan perfectamente trazado desde hace cuatro años, cuando se plantea la cesión del inmueble del casco antiguo y la concentración en Son Moix. Lo que sucede es que todo se ha ido diciendo y haciendo por fases y a medias. Ultima Hora estaba en lo cierto cuando lo vio venir y lo publicó».

«No se entiende que la Compañía abandone el Colegio jesuita en activo más antiguo del mundo, santuario de San Alonso Rodríguez y con una Comunidad de diez jesuitas, siete de ellos muy activos: colaboran en parroquias, uno de ellos es párroco, son consiliarios de organizaciones laicas vinculadas a jesuitas (cofradías de penitentes, Patronato Obrero, CVX, Padre Montalvo para niños sin hogar...), imparten clase en el Seminario y en el CESAG, dirigen retiros y Ejercicios Espirituales en Son Bono, y son capellanes en diferentes Casas Religiosas», indicó Felio Bauzá. «Los compromisos del anterior Padre Provincial no se han cumplido», ha concluido el presidente de la Cofradía de El Silencio de Montesión