Un manifestante este jueves con la icónica frase de Aurora Picornell. | Teresa Ayuga

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El artículo 21 de la Llei de Memòria i Reconeixements Democràtics que PP y Vox quieren derogar declara al    29 de octubre de 1977 como Día del Recuerdo, «como fecha para el recuerdo del nacimiento del movimiento democrático preautonómico en las Illes Balears» y establece que «las instituciones públicas de las Illes Balears impulsarán en esta fecha actos de reconocimiento y homenaje, con el objeto de mantener su memoria y reivindicar los valores democráticos y la lucha por la libertad». Se derogue o no esa ley (lo que el Parlament aprobó el martes fue su toma en consideración para debatirla a la vuelta del verano), y cada vez parece más claro que el Gobierno estatal tratará de impedirlo en el Constitucional, habrá quienes entiendan que el verdadero Día del Recuerdo, o de las consecuencias de la desmemoria, en la política balear, pueda ser cualquiera de los de esta semana. La de ayer tendría que haber sido una jornada a la mayor gloria de Gabriel Le Senne o de Marga Prohens. El primero tendría que haber celebrado ayer su primer año como presidente del Parlament. Y Prohens había señalado ese jueves en el calendario para presentarse como una presidenta de diálogo y capaz de quitarle a la izquierda la bandera de la sostenibilidad y la lucha contra la masificación. Y sí, la presidenta se quedó con una bandera pero no con la que esperaba irse de vacaciones. Tampoco, eso ya parece que hace un siglo y fue anteayer, le han sacado brillo a sus conclusiones de la comisión de las mascarillas. Podría parecer que nada está saliendo como se preveía del lado de las derechas. Ni de la extrema ni de la otra. Y sí parece que la memoria que se intenta derogar, aflora. El presidente del Parlament necesita reflexionar. Se lo han dicho también desde el PP. Le Senne, que sabe de religión y ha escrito un libro sobre Dios y la libertad, tendría que haber supuesto que Aurora Picornell es un santa laica. La izquierda, cuando quiere (Carrillo lo sabía bien), maneja muy bien la religión laica, con sus santos y santas. Termina el periodo de sesiones y el ajetreo de la derecha es tal que    impide a la izquierda reflexionar sobre el suyo. Que también la izquierda tiene que reflexionar. Ha pasado un año y el PSIB respira. Y hasta flota. Pero no está para levitar. Aunque a veces se lo crea.