Se acabaron las sonrisas. Marga Prohens, con Gabriel Le Senne en la conmemoración del Estatut. La presidenta ha condenado la actitud del president, algo que ha molestado a Vox. | Miquel Àngel Borràs

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Vox mueve ficha. Tras una semana de ataques y críticas generales contra la formación y contra el president del Parlament, Gabriel Le Senne, la dirección del partido se planta y avisa al PP de que hay malestar y decepción por el papel que están jugando los ‘populares’. La presidenta de la formación en las Islas, Patricia de las Heras, asegura que no consentirán más ataques ni que el PP apoye total o parcialmente las mociones que está presentado la izquierda en los ayuntamientos en contra del president.

El PSIB y Més están promoviendo mociones municipales para censurar el comportamiento del president en la Cámara. Se votará en todos los ayuntamientos de las Islas y, de momento, en la votación que se celebró en Artà, el PP apoyó al punto en que se criticaba la actitud de Gabriel Le Senne, aunque votó en contra de pedir su dimisión.

En Vox está empezando a instalarse la sensación de que sus socios están siendo desleales. La presidenta no lo dice en público, pero miembros de la formación creen que los ‘populares’ están aprovechando la polémica para desprestigiar a Vox y marcar distancias con sus socios. Creen que el PP se han sumado a una «cacería política» contra el president del Parlament.

De las Heras es menos contundente a la hora de hablar de deslealtad, pero sí asegura que hay decepción. En cualquier caso, insiste en que a ella le preocupa que el PP termine apoyando la petición para que no se derogue la ley de memoria democrática. En este punto, el aviso es serio: Vox entenderá que se trata de un flagrante incumplimiento del pacto «que tendría consecuencias». «Si el PP se posiciona en contra de la derogación de la memoria sería muy grave», advierte Patricia de las Heras.

La ley de memoria

La presidenta de Vox admite que la posición del PP tampoco les sorprende porque «hacen la misma política que la izquierda», pero recuerda que hay un acuerdo de gobierno firmado hace un año que debe cumplirse.

La representante del partido de extrema derecha critica el intento de desmarque del PP en esta materia. «Se están desmarcando de nosotros, pero deben tener presente que somos los únicos que les garantizamos el Gobierno. De las Heras insistió en que Vox seguirá «apretando» para que el PP haga sus políticas y no las de la izquierda. «Habrá qué ver hasta dónde llega en su apoyo a las peticiones del PSIB y a partir de ahí analizaremos las consecuencias», insiste.

Asegura que las críticas a Le Senne generan malestar en Vox, pero De las Heras insistió en que no aceptarán votaciones en contra de la derogación de la ley de memoria. El PP no puede permitir que esta propuesta salga adelante en los ayuntamientos, ni siquiera con una abstención. No puede defender una cosa en los ayuntamientos y otra en el Parlament», alerta.

Para la presidenta de Vox, la actuación del president del Parlament fue correcta. Considera que no hubo violencia, en contra de lo que dice el PSIB, ni fue un acto de sectarismo porque lo único que intentó hacer el president es mantener la neutralidad de la Mesa. «El president debe velar por la neutralidad de la mesa, porque representa a toda la ciudadanía de Balears, también a quienes no les han votado», asegura en referencia a las dos diputadas del PSIB expulsadas por mostrar la imagen de Aurora Picornell y de otras represaliadas durante la Guerra Civil y el franquismo. «El president actuó como tocaba porque las dos diputadas incumplieron en varias ocasiones sus órdenes», dice.

No hubo sectarismo

Asegura que la demostración de que no había voluntad de rasgar la imagen de Picornell es que Le Senne permitió que el resto de diputados del PSIB mantuvieran los carteles con los rostros de otros represaliados. «Ni fue un acto de violencia ni fue un acto sectario», insiste.

Otros dirigentes de Vox, incluido el propio presidente, Santiago Abascal, han salido en defensa de Le Senne y creen que está siendo objeto de una persecución política.