El director del secretariado de Stella Maris Mallorca, monseñor Nadal Bernat; el obispo Sebastià Taltavull; el director de la Autoritat Portuària de Balears, Antoni Ginard, y el delegado del Apostolado del Mar Stella Maris de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Rodríguez-Martos, en el acto inaugural. | Pere Bota

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Cualquier persona que trabaje en el mar cuenta desde ahora con un centro de «asistencia humana y espiritual» situado en el Contramuelle-Mollet de Palma. La Autoritat Portuària de Balears (APB) y el Obispado de Mallorca han puesto en marcha en el puerto palmesado una delegación de Stella Maris, la organización internacional de la Iglesia Católica que brinda ayuda a la gente del mar, apoyando también a sus familias.

La sede, cedida por la APB, pretende convertirse en un centro de ayuda para el bienestar de los navegantes durante su estancia en tierra. En esta fase inicial, Stella Maris Mallorca está dirigida por el director del secretariado, monseñor Nadal Bernat, y cuenta con un equipo de voluntarios laicos, que visitan diariamente los barcos que llegan al puerto, ofreciendo sus servicios e interesándose por las necesidades de la tripulación.

Concretamente, en el ámbito espiritual, se ofrece a los marineros materiales para catequesis, biblias, rosarios, la posibilidad de celebrar misa y de poder recibir por correo electrónico las lecturas, oraciones y reflexiones propias de cada domingo. También se ofrece la posibilidad de recibir la atención de ministros de otras confesiones cristianas, del Islam o del Judaísmo.

El delegado del Apostolado del Mar Stella Maris de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Rodríguez-Martos, ha calificado de «emocionante» que «tanta gente» acudiera a la puesta en marcha de este servicio espiritual, más aún cuando «pretende ser el hogar lejos del hogar» de personas «itinerantes», como es la gente del mar, que en Stella Maris Mallorca encontrarán a «alguien en quien confiar» para atender sus «muchas necesidades», entre las que están, según ha detallado, «ser tratados como personas, poder salir del puerto, ir a comprar algo o poder comunicarse con la familia».

«Desde el punto de vista de la iglesia, de la pastoral, hay que apostar por una iglesia en salida», que se define «como meterse en gestos y en obra en la vida cotidiana de la gente, como dice el propio Papa Francisco», ha señalado Rodríguez-Martos, refiriéndose además a que, desde el punto de vista de la comunidad portuaria, hay que hacerlo por los planes de sostenibilidad, ambiental, económica y social, y la Responsabilidad Social Corporativa (RSC), que en esta ocasión se refiere al bienestar de las tripulaciones de los barcos».

El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, ha celebrado la puesta en marcha del proyecto, un servicio que, como él mismo ha reconocido, «ha sido hasta hace poco un sueño» porque «el trabajo con y a favor de la gente del mar es un mandato evangélico».  Stella Maris nació en 1920 en el puerto de Glasgow, donde el Padre Egger SJ sentó las bases. Están presentes en 322 puertos de 56 países. En España, donde tiene presencia desde 1927, están amarrados en 15 puertos. En ellos, 126 agentes de pastoral, 10 capellanes, tres diáconos y 114 colaboradores y voluntarios laicos esperan a las tripulaciones que atracan. En un año, se visitan más de 5.400 barcos y más de 6.200 marinos han visitado estos centros. En total, unos 40.000 marinos mercantes y pescadores se benefician de sus visitas e instalaciones.