Sergi Torrandell, durante la entrevista del miércoles con este periódico. | ALEX SEPULVEDA

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Va a cumplir 60 años, pero ha pasado a segunda actividad en lo que se considera una dimisión encubierta. Sergi Torrandell, exdirector general de Emergencias, jefe de la policía en Marratxí y Llucmajor y uno de los profesionales más reputados de Mallorca, considera en esta entrevista con Ultima Hora que se va por la puerta de atrás «y decepcionado con nuestros gobernantes». Y lanza un aviso a navegantes: «Uno de los secretos del éxito es no revelar todos tus secretos».

Siempre se ha dicho que procedía de familia noble.
—Pues soy hijo de trabajadores. Mi padre murió cuando yo tenía 13 años y tres después ya trabajaba. Mi ilusión fue siempre estudiar, pero como era herrero no podía. En 1987 me fui a la Policía Local, cuando el jefe era Joan Feliu, gran persona y gran profesional. Apruebo las oposiciones de oficial y subinspector y me fichan de jefe en Marratxí, en 2005. En 2011 gana José Ramón Bauzá, del PP, y me ficha de director del EBAP. Fue mi primera experiencia política.

Usted, pues, políticamente es una creación de José Ramón Bauzá.
—Así es. Y sigo con mi biografía: El 16 de noviembre de 2012, que precisamente era el cumpleaños de Bauzá, me nombran director general de Emergencias del Govern.

En 2015 volvió a Marratxí.
—Sí, pero entonces gobernaba Més. Y no me querían de jefe. Pero me incorporé y al mes un regidor de Podemos, Mariano Izquierdo, confió en mí. Vuelvo, pues, a ser jefe. En 2017 sale la convocatoria en Llucmajor, me presento por el sueldo. No le mentiré. Y también por el reto personal: iba a pasar de una plantilla de 50 policías a otra de 100. Y en zona de costa, con los conflictos de s’Arenal. Todo un reto. Empecé en Llucmajor con Bernardí Vives de alcalde, luego con Gori Estarellas.

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El jefe de la Policía Local de Llucmajor es uno de los profesionales más reputados.

Pero su idilio político fue con el alcalde Eric Jareño.
—Sí, me he llevado muy bien con él. Le diré una cosa: nos pasamos dos veranos patrullando juntos de noche por s’Arenal.

Me da la impresión de que su última etapa, con Xisca Lascolas como alcaldesa, no ha sido tan idílica.
—Bueno, le diré que aunque lo tenga yo no noto el apoyo institucional. No lo noto. Esta falta de confianza que yo puedo tener es lo que provoca que sea absurdo que me mantenga en el cargo.

¿Y por qué no le han apoyado en el Ajuntament de Llucmajor?
—Eso no me lo tiene que preguntar a mí. A lo mejor se lo tiene que pedir a quién no me apoya.

El viernes pasado, en la sección Tinta Roja, desvelamos su dimisión. ¿Le llamó la alcaldesa?
—Hoy por hoy aún no me ha llamado.

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Torrandell ha pasado a la segunda actividad de forma voluntaria, a modo de dimisión encubierta.

¿Y cómo lo interpreta?
—Bueno, lo puedo interpretar desde que se le ha roto el teléfono hasta que le parece bien mi decisión y no tiene nada que decir.

¿Es normal esa actitud?
—Lo que yo considero que no es normal es que en la carta de dimisión yo hablo de motivos de salud y que no se interesen por esos motivos de salud.

¿Con Eric Jareño no se habría marchado?
—Con Eric no me lo habría planteado.

Mire la parte positiva: ahora en segunda actividad cobrará lo mismo sin estar en primera línea.
—Así es, para mucha gente lo sería, pero no para mi carácter. Me gusta gestionar. ¿Se puede revertir? Bueno, quien tiene la posibilidad de revertirlo es quien tiene que hacerlo. Le voy a decir una cosa.

Adelante.
—Casi todos los partidos me han llamado para interesarse por mi dimisión y, sobre todo, por saber cómo estaba. Pero no todos han llamado.

¿Menos el Ajuntament del PP?
—Repito, no todos me han llamado. Usted ya lo entiende.

¿Cómo se encuentra?
—Pues ‘emprenyat’ y dolido. He hecho mucho y me gusta la gestión. ¿Le puedo contar algo? Hace tres años, por las fiestas de Sant Cristóbal, las más importantes de s’Arenal, a las once y media de la noche me llaman. Yo estoy de baja por Covid, la primera baja en veinte años. Eric me dice: «La policía no me deja soltar los cohetes porque no hay una ambulancia». Pues bien, los cohetes se tiraron. Lo arreglé. Lo que quiero decirle es que me gusta mucho hacer mi trabajo, todo el mundo tiene mi teléfono. Pero yo solo soy director de orquesta, el trabajo importante lo hacen los policías.

En las últimas elecciones usted apoyó al PP. Pero al ganar no cuentan con usted. ¿Se sintió decepcionado?
—De entrada yo soy afiliado del PP y les doy apoyo. A partir de aquí la presidenta y los consellers eligen a las personas que consideran más apropiadas para un cargo. No entraré a valorar eso. Ni si los elegidos son los más idóneos.

Usted sonaba como jefe de la Policía Local de Palma.
—Sonaba.

¿Pensaba que le daría un cargo el PP?
—No, pensaba que me lo pedirían, pero no que lo tendría. Es decir, no pensaba aceptarlo. No cuesta nada decir: ‘No contamos contigo’. Cuidar las formas es muy importante, al menos para mí. Cuando un político piensa en las próximas elecciones, mal vamos. Y no lo digo yo, lo decía Winston Churchill.

¿Sale por la puerta de atrás?
—Sí. Y eso que gano en calidad de vida con mi paso a la segunda actividad. Pero prefiero vivir en el estrés. Y me gusta recordar algo: el secreto del éxito es no revelar todos los secretos.