Con este apretón de manos se dio inició al pacto de gobernabilidad basado en un acuerdo programático de 110 medidas que firmaron Sebastià Sagreras (PP) y la exportavoz Idoia Ribas (Vox). Un acuerdo que ya está roto, a pesar de seguir apoyándose en algunas de las votaciones. | R.L.

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El acuerdo inicial de gobernabilidad entre PP y Vox de 110 puntos que les comprometía a darse apoyo político mutuo además de colocar a Marga Prohens como líder del Govern Balear, vivió este verano su revés letal con el anuncio de Santiago Abascal de romper definitivamente los pactos que mantenían en diferentes comunidades. Quince páginas de medidas, firmadas el 19 de junio de 2023, que se tambalearon hasta caer tras un primer año de tensiones que jamás llegó a contenerse de forma definitiva.

A pesar de la firma y el acuerdo de connivencia entre ellos para consolidar el bloque de derechas en las islas, sus programas electorales originales contenían ideas diferentes desde el inicio de la legislatura. Alguien tendría que ceder. Tras el primer año de gobierno, la derecha balear trató de mantener su acuerdo sin cruzar las líneas rojas y Vox empujaba todo lo que podía hacia esas líneas para contentar también a sus votantes y a lo que prometieron durante la campaña electoral.

Los roces o 'broncas' se sucedieron constantemente, contabilizando entre unos doce y quince desacuerdos en puntos importantes que han ensanchado la grieta hasta llegar a la situación límite que provocó el reparto de menores migrantes. El pacto se rompió y con él, el PP balear iniciaba una controvertida fase en la que necesitaría, aún sin acuerdo, el apoyo de la formación de ultraderecha para aprobar muchos de sus objetivos; dándole cierto poder a VOX que éstos no han querido soltar, por lo que mantienen un tenso pulso que continúa marcando la política balear actual.

Éstos son los roces más destacadas entre las formaciones:

Primer pleno, primera bronca

La primera pelea se produce ya en el Ayuntamiento de Palma. Transcurría el primer pleno y toda la oposición votaba en contra de las propuestas del PP, que gobierna en minoría en el consistorio. Vox también le vota en contra alineado con el resto de partidos. Sólo logran un acuerdo en ese pleno, fijar el día en el que celebrarán las sesiones de una legislatura municipal que no empezaba con buen pie.

Cuatro meses después, la brecha pasaría al Govern. En octubre del 2023, Vox rechaza el techo de gasto 'castigando' al PP por su voto contra la libertad de lengua. No había ocurrido antes. La diputada de Vox, Patricia de las Heras lo dejó claro: «No deben olvidar que si están en el Govern es gracias a nosotros. Por sus votantes pero también por los nuestros». 

No se había producido un 'no' del Partido Popular a la libre elección de lengua pero sí una abstención que molestó a la formación ultraderechista. «Pensaba que teníamos un pacto», les recriminó el vicepresidente Costa. De hecho, indicó que en el acuerdo no aparecía la expresión «techo de gasto». «Así es», admitió De las Heras, que añadió: «Pero sí habla de libertad de elegir la lengua». La crisis se alargó pero PP y Vox lograron culminar sus negociaciones y desencallaron ambas cuestiones, al menos temporalmente.

La crisis interna de Vox que puso al PP en vilo

Tras un final de año tranquilo, en enero llegó la crisis interna del partido ultra, los diputados se rebelaron contra la dirección de Vox y expulsaron a De las Heras y al presidente del Parlament Balear, Gabriel Le Senne. Tuvo que intervenir hasta el propio Abascal. Madrid no dejó pasar a los díscolos y amenazó con expulsar a los cinco rebeldes.

Curiosamente, algunos concejales de Vox de la 'Part Forana', Alcúdia, Lloseta y Esporles, anunciaron que dejarían el partido si se expulsaba a Ribas y compañía. Comenzaban a formarse dos bandos: oficialistas y díscolos. La dirección nacional de Vox mantuvo su idea y abrió un expediente disciplinario a los cinco. Finalmente, sólo uno de ellos abandonó el partido. Los demás se quedaron en el grupo parlamentario aunque en la retaguardia, ya escarmentados por la contundencia de los oficialistas.

Tras esta época convulsa, ambos partidos decidieron que mantener el acuerdo de gobernabilidad sería la prioridad. Al PP no le interesaban las disputas internas de Vox porque cualquier modificación de su grupo parlamentario podría afectar a los votos, los acuerdos y sobre todo al pacto de gobierno que les había unido. Discutieron sobre el pin parental, presentaron algunas mociones sin grandes repercusiones y accedieron a sacar a Prohens de la comisión de investigación de las mascarillas; las grietas se contuvieron hasta la llegada de su etapa más delicada y compleja.

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El ambiente se caldea

En abril de este año, Vox aprieta para lograr la derogación de la Ley de Memoria de Balears, aprobada por Armengol en 2018. Se trata de uno de los movimientos considerados vitales para la formación de extrema derecha y por el que ofreció la abstención al PP que le permitiría a Marga Prohens gobernar. Es la antesala de lo que ocurriría en el mes de mayo, el peor para el tándem hasta el momento.

El 7 de mayo, Costa y De las Heras protagonizaron el primer encontronazo sobre la lengua. Vox ya había forzado a la formación popular desde los inicios del tándem para que llevara adelante la libre elección y la designación de la misma. En el pleno del Parlament, el portavoz del Govern y conseller de Economía, Hacienda e Innovación, Antoni Costa, contestó a la diputada de Vox, quien había planteado cambiar la denominación 'catalán' por 'lenguas baleares' en el Estatut d'Autonomia, que el Ejecutivo balear «no discute ni discutirá el Estatut», además de recordar a los de Abascal que «no les encontrarán en la confrontación lingüística». «La postura que defiende el Govern es exactamente esta, no ha cambiado en absoluto», defendió Costa en ese momento.

A mitad de mayo, la bronca alcanza también al Consell de Mallorca pero hablando de familias. Vox criticó la «utilización política del Día de la Familia por parte del PP» y Bestard abandonó el acto. El vicepresidente del Consell de Mallorca denunció «haber sido excluido de la celebración organizada conjuntamente por los dos socios de gobierno, se había acordado que ambos partidos iban a tener el mismo peso y el mismo protagonismo teniendo en cuenta que la celebración del Día de la Familia es uno de los puntos de acuerdo del pacto que firmamos ambas formaciones, en concreto, es el punto número 13», afirmó. La consellera de Vox, Pilar Amate, también abandonó el acto «al comprobar que el PP estaba quitando importancia al peso que tiene Vox en la institución».

Una lucha de poder dentro del poder

La pugna vislumbraba ya el malestar por el equilibrio de fuerzas. Mientras el Partido Popular pretende dejar claro que quien gobierna son ellos, Vox no permite que la formación olvide que sin ellos no sería posible. Pedro Bestard lo dejó claro con unas palabras que podían extrapolarse a cualquiera de los estamentos que comparten: «Vamos a hacer valer nuestros votos. Se celebra el Día de la Familia porque Vox lo ha hecho posible, las políticas de cambio que se están llevando a cabo son posibles gracias a Vox. No podemos aceptar que, en el momento de desplegar la banderola y de leer el manifiesto, ningún miembro de nuestro partido ocupe un lugar central. Es necesario que se visualice el peso que tiene nuestra formación. Estamos gobernando, no dando apoyo externo, y que nos aparten es una humillación».

El PP cedió y lamentó el malestar de Vox públicamente, aunque tardarían poco en volver a confrontar. Las quejas y concentraciones sobre la masificación turística se hicieron fuertes en los ciudadanos hasta que el Govern y, en especial el alcalde de Palma, anunció las medidas anti-saturación. El pacto se resquebrajó. Vox nunca había contemplado en su programa limitar, de alguna manera, el turismo; mientras que el PP viraba siguiendo la reivindicación ciudadana. No estaban de acuerdo pero sí votaron en la misma dirección en contra de todas las medidas que partieran del PSOE, Més y Podemos. La gobernabilidad continuaba por encima de los desacuerdos; aunque la paz tácita no duraría mucho.

Una grieta acentuada en trece meses de tándem

La 'decepción' latente surgió a la superficie en el Debate del estado de la Ciudad donde las acusaciones cruzaron el hemiciclo de lado a lado. Los problemas de vivienda, las medidas sobre el turismo de masas e incluso la bonificación del 95% de la plusvalía de sucesiones, en el contexto de las medidas para rebajar los impuestos. Finalmente, lograron aprobar varias propuestas, algunas de un lado, otras del otro; aunque la unidad ya no parecía la misma que en el momento de formar gobierno.

La bandera LGTBIQ+ había supuesto la última de las grietas del tándem. Le Senne, presidente del Parlament, acusaba al PP de una «traición en toda regla» por votar que la bandera ondee el Día del Orgullo Gay. Por si fuera poco, en breve llegaría la derogación de una de las mayores polémicas para el nuevo Govern Balear, la Ley de Memoria Histórica. El inicio de un cataclismo que seguía cuesta abajo y sin frenos.

El escándalo Le Senne

El President del Parlament Balear, diputado por Vox, Gabriel Le Senne, protagoniza un airado gesto que le coloca en el punto de mira. La ruptura de la fotografía de Aurora Picornell y les 'Roges del Molinar' indigna a la sociedad y provoca que hasta el propio PP Balear repruebe la actitud de Le Senne. Aún así, y a pesar incluso de la denuncia existente por delito de odio, los populares apoyan al diputado de Vox y le mantienen como Presidente del Parlament, al abstenerse en la moción que presenta el bloque de las izquierdas para echarle. El PP balear capea el temporal y defiende a los que parecen ser todavía sus aliados, ya no sobre el papel, pero sí en la sombra.

Una votación errónea

Tras la defensa de Le Senne, extensamente criticada por las izquierdas, el PP acerca posturas con Vox para tratar de sacar adelante numerosas cuestiones, entre ellas, una muy importante para los votantes de ultraderecha: Permitir la entrada de los menores en los toros, eso sí, acompañados por un adulto. En ese caso, enmienda; en otros, le planta un sonoro 'NO', como en el ansiado Pin Parental que solicita Vox y que habían pre-pactado en su acuerdo programático, ya roto por la decisión contundente de Abascal de romper con todo. Parecían estar en sintonía y Sagreras incluso llegó a avanzar su apoyo para el techo de gasto, asegurando que se estaban produciendo acuerdos en temas tan importantes como la vivienda y la inmigración ilegal; pero el 'error' en una votación, se lo llevó todo al traste. El PP se equivoca y aprueba 34 enmiendas de Vox con las que no está del todo de acuerdo y entre las que se encuentran temas tan polémicos como construir en zonas inundables o eliminar el catalán de la función pública. Los populares se echan atrás y Vox no permite repetir la votación. No comprenden porque el PP no mantiene unas medidas «que defendieron junto a José Ramón Bauzà», explica Cañadas y dicen que se está ofendiendo a sus votantes.

Adiós a los presupuestos

El enfado provoca que Vox amenace al Govern con no apoyar los presupuestos y lleva a cabo su amenaza en la primera votación. Prohens entra en cólera. Los populares tendrán que volver a repetir un ingente trabajo para poder votar de nuevo su propuesta económica. Dice Prohens que «no aceptará chantajes» y que no permitirá hacer política en base a un error pero sus presupuestos necesitan a Vox para ver la luz, a no ser que pacten con el bloque crítico o incluso se convoquen nuevas elecciones. ¿Existe todavía algo entre el PP y Vox o se ha hecho ya realidad la crónica de una muerte anunciada? La votación de Presupuestos en 2025, desvelará el siguiente capítulo en la política balear.