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Tres años esperando una acción contundente para evitar accidentes, mal uso y alquiler ilegal de motos acuáticas en Cala Gamba, y cuando llega, «no va a conseguir nada». Ese es el sentimiento mayoritario del colectivo que formaron los vecinos, el Club Náutico, la Fundación Mare Mar y Sant Joan de Déu para luchar contra los excesos en moto que ven todos los días frente a las puertas de sus casas y negocios.

La nueva zona balizada se estrenó este lunes y contempla, además del canal de entrada y salida, las playas adyacentes

«Han balizado la cala. Desde este lunes. Pero ese no es el acuerdo al cuál llegamos con la Administración, no era esta la solución», explica Bartomeu Rosselló, portavoz de los vecinos y miembro activo de esta batalla eterna para los que viven y trabajan en el núcleo costero de Cala Gamba, en Palma. Según los afectados, balizar no se ha llevado por delante las actividades clandestinas ni los excesos de velocidad sino que «restringe las actividades respetuosas como el paddle surf, los niños de la escuela de vela, el remo; pagan justos por pecadores y eso no es admisible», explica enfadado Bartomeu.

Este es el proyecto que finalmente se ha llevado a cabo, con un presupuesto de 36.000 euros

En base a la normativa existente, si la rampa no se controla específicamente por nadie, no se podría hacer uso de la misma; y eso es lo que parece ocurrir con este acceso marítimo palmesano que, al no estar vigilado, se usa de forma fraudulenta; sobre todo en dos aspectos fundamentales: no circular a menos de 200 metros de la costa y, si se hace para entrar o salir, siempre a una velocidad menor a tres nudos; además de permitir a las empresas ilegales o alegales de motos de agua tener un acceso al mar en el que no tienen que dar explicaciones. «Había que poner barreras en la rampa, esa es la solución que habíamos consensuado, cerrarla, hacerlo así es como hacer rayas en el agua. Esta misma tarde, aún con el balizamiento, estaba llena de actividades clandestinas otra vez, las motos que generan los problemas y los accidentes que han tenido lugar, todas allí.», cuenta Tomeu.

La rampa forma parte del dominio de Costas, y a su vez, existe un Real Decreto de 2014 que contempla las sanciones de alquiler ilegal en esa zona, complementadas por una normativa local; pero sin la supervisión pertinente, la ley se incumple constantemente. «El cartelito por sí solo no logra nada. Es hasta ridículo. Hay que tomar acciones contundentes y no legalizar la actividad ilegal con un balizado. Tal y como está hecho es contraproducente. Es un festival, nadie lo controla. Nadie quiere que ocurra un accidente grave pero hasta que no ocurra, no harán nada», zanja este vecino de forma contundente.

Este es el cartel informativo que puede verse junto a la rampa de acceso. Los vecinos explican que ya lo han arrancado.

Además, añade que existe un punto aún más conflictivo. «Es una fuente de actividades ilícitas y clandestinas, los que vivimos aquí sabemos el tránsito nocturno que se produce, viajes de puerto a puerto, las motos circulan de noche con vete a saber qué», sugiere con intención. «La indignación es general, el balizamiento está legitimando las actividades clandestinas. La rampa a disposición de los ilegales mientras que los usuarios respetuosos y los vecinos quedan marginados».

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Si la seguridad es una prioridad, el ruido también se convierte en otro elemento molesto tanto para los vecinos como para la propia posidònia. «El ruido subacuático de estos vehículos afecta muchísimo al medio marino y con todo lo que habíamos avanzado, nos vamos a quedar sin nada», dice preocupado. Los vecinos, acaban de estrenar la reforma del paseo de Cala Gamba pero la insatisfacción creada por el balizado no les permite disfrutarlo.

El paso de motos acuáticas tiene un alto impacto en la posidonia de la zona

«Se lo han puesto bonito a los alquilan ilegalmente. Falta control policial; mira si se sienten impunes que hasta han arrancado los carteles que colocó el Ayuntamiento informando sobre las sanciones. Puede que con el balizado ganemos algo de seguridad para los bañistas pero las carreras siguen, hasta hacen esquí con la moto acuática. Y espera a ver si respetan el canal marcado por las boyas, creo que no por mucho tiempo», explica otra vecina afectada.

Su nombre es Marta y vive justo frente a la rampa. Ella ha sido testigo de situaciones diversas como «el alquiler a turistas borrachos que van bebiendo sobre las motos, las salidas nocturnas sin ningún tipo de luz, las carreras entre ellos, los coches ocupando toda la acera mientras descargan las motos para el alquiler ilegal; y como salgas a nadar o hacer paddle surf, prepárate, he pasado miedo de verdad, pasan muy muy cerca y muy muy rápido. Hemos llamado a policía y Guardia Civil varias veces», cuenta Marta.

En esta zona conviven las motos de agua, las actividades náuticas de la escuela y el club y los bañistas. Incumplir las normas podría derivar fácilmente en un accidente.

Los negocios de actividad acuática legales continúan viendo, con cierta frustración, como las actividades ilegales continúan adelante sin efecto alguno a pesar de los años de lucha. «Si es que en el fondo la competencia es lo de menos, es lo que puede pasar después, ¿quién piensa en la responsabilidad que asumirán si tienen un accidente y son culpables?», se pregunta David Oliver, de Mallorcaonjetski. Lo dicen con conocimiento de causa. El verano pasado, una moto de agua a toda velocidad rodeó una pequeña embarcación de una alumna de vela de ocho años y la hizo volcar. Ahora, el balizamiento quizá logre ralentizar las velocidades excesivas pero, a la vez, no permitirá que se realice ningún tipo de actividad como esas formaciones infantiles de vela que llevan años realizándose allí. «Han ido a lo fácil, balizar en vez de regular, obvian la normativa y los derechos de los ciudadanos. Estamos decepcionados», añade Tomeu.

Una imagen de la polémica rampa de acceso

David también comparte su parecer. «El balizamiento me parece extraño, mientras continúa el alquiler ilegal en la rampa han cortado todo el paso y ahora afecta a actividades que eran muy respetuosas con la zona. Es verdad que los que llevan moto acuática están al menos saliendo rectos por el canal, pero igual de rápido que antes», explica el profesional. Él, además de cumplir las normas a rajatabla, ve como sus precios compiten deslealmente contra los que ofrecen los 'piratas': «si yo no pagara el IVA, los 30.000 euros de amarre y el 25% del impuesto de sociedades a final de año, también podría vender excursiones a 100€. Ellos hacen cuatro salidas al día y ya tienen cubierto el sueldo de una semana. Claro, si no pagas impuestos, es un lujo, por eso hay tanto pirata por toda la isla. Lo preocupante es que si se produce un accidente, los seguros no lo cubrirán.». explica David. El alquiler ilegal está perseguido administrativamente hablando, también por la Guardia Civil con sus campañas específicas; pero los afectados exigen los recursos necesarios para que las sanciones no caigan en saco roto.

Estas son algunas de las normas que se infringen constantemente

Por el momento, este colectivo de afectados sabe que le espera un verano muy parecido a los anteriores, aunque confían en que la nueva señalización pueda, al menos, paliar algunos de los problemas que estas motos acuáticas ilegales producen en la zona. Aún con los buenos deseos, no logran quitarse del cuerpo la sensación angustiosa de pensar que, «hasta que no ocurra una desgracia», no se tomará en consideración una reivindicación que, tras tres años de recorrido, sólo ha logrado dar un pequeño paso adelante.