Sombrillas con publicidad en la calle Fábrica de Santa Catalina. | Jaume Morey

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El colectivo de restauradores anda de nuevo revuelto con el Anteproyecto de Ley de prevención del consumo de alcohol y de sus efectos en las personas menores de edad pues uno de los puntos que lleva es la retirada de la publicidad o promoción de productos con alcohol en un perímetro de 200 metros lineales de zonas frecuentadas con niños. Eso se traduce en la obligada retirada de las tradicionales sillas, sombrillas o servilleteros de marcas de cerveza populares en muchos de los bares de Mallorca, sobre todo en zonas costeras.

«Que no nos manden al desierto», clama César Amable, presidente de Pimem Restauración. Desde la patronal explican que el mobiliario de bar es la forma que tienen las marcas de fidelizar a los clientes, «pero no al consumidor, sino a los restauradores». Aunque su efecto colateral sea la publicidad encubierta de cara al usuario.

Amable será uno de los afectados, «a mí San Miguel me pone las mesas y es un pastizal». Calcula que cada mesa con cuatro sillas puede costar unos 250 euros.

Este intercambio de intereses comerciales se usa, sobre todo, para el mobiliario de terrazas. «En la vía pública no pones mesas buenas porque las roban y aprovechan para usar esta aportación porque además no compensa el trabajo de ir atándolas todos los días», añade el portavoz de Restauración de Pimem.

Con esta normativa nueva normativa se lamenta «siempre nos buscan a nosotros y al final es poner puertas al campo». En este punto habla de la continua inquietud entre el sector, «porque cuando se trata de prohibiciones siempre está de por medio la restauración, para las subvenciones nunca».

La referencia a la pandemia es inevitable, «la gente no podía ir al bar pero les decían que hicieran viajes familiares». Por otra parte, todavía recuerda la prohibición de fumar en las terrazas que se quiere rescatar con el Plan Antitabaco. «Con las zonas para no fumadores ya nos gastamos la de Dios y a los dos año lo prohibieron», recuerda César Amable.

El sector defiende la prevención desde la educación porque «al final un menor va a hacer lo que quiera». Este nuevo debate, a su juicio, es una forma de desviar la atención de la opinión pública en momentos difíciles para el Gobierno como es el pacto en Catalunya.

Sin embargo, desde la Conselleria de Salut abogan por normativas de protección como ésta. «Estamos de acuerdo en alejar a la población vulnerable infanto-juvenil de las sustancias tóxicas, como es el caso del alcohol, y de aquellas que inducen a iniciar su consumo, como las bebidas energéticas o el cannabis pero también somos conscientes del deber de escuchar a todas las entidades afectadas», matizan.