Participantes en el momento de alzar la bandera palestina. | Jaume Morey

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Un grupo que se acercó al centenar de personas –y que incluyó a representantes de diferentes causas en el activismo histórico de Mallorca, desde el feminismo al movimiento vecinal o en contra de la guerra– alzó este martes su voz en Palma en contra del «genocidio» del «gobierno sionista de Israel» hacia Palestina.

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La acción había sido convocada por la plataforma Mallorca per Palestina. José María Aranda y Evellyn Nicolen llegaron a la parte central de la Plaça de les Tortugues de Palma un cuarto de hora antes del inicio del acto. Iban con una gran bandera roja verde, blanca    y negra, la de Palestina, que dejaron    en el suelo y colocaron pequeños carteles reivindicativos. Al poco, compareció Pep Juárez, otro histórico activista de todas las causas, con el imprescindible megáfono para ese tipo de eventos. Vicente Izquierdo, activista de la lucha vecinal, o Xisca Mas y Rosa Cursach, del feminismo, también pasaron por ahí. Quienes iban llegando, lo hacían con lo que más a mano tenían. Una    mujer puso un altavoz para que se oyera la música –viejas canciones que son himnos como ‘El derecho de vivir en paz', de Victor Jara, una letra en contra del «genocidio y el napalm de Vietnam» pero que vale para cualquier otro genocidio.

Juárez, megáfono en mano, explica los motivos de las convocatoria
Juárez, megáfono en mano, explica los motivos de las convocatoria.

Había quienes iban con camisetas alusivas y se hicieron llamamientos a la comunidad internacional, y también al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para que «rompa relaciones diplomáticas» con Netanyahu». Juárez insistió en este punto y destacó que otra cosa no haría más que situarle como «cómplice» de un exterminio. El último ejemplo, el    que llevó a la convocatoria de este martes, fue el ataque del sábado último a la escuela Al-Tabein de Gaza. La bandera de grandes dimensiones se alzó como se pudo. Y muchas voces corearon «No es una guerra, es un genocidio». Y también se llamó al boicot individual.    Por ejemplo –hubo dos pancartas–, boicot al grupo hotelero Leonardo, de «un magnate israelí» con conexiones en Ibiza. «Un modelo turístico construido sobre la sangre», comentó uno de los participantes. «Se harán las convocatorias que haga falta», precisaron.