Nuevas edificaciones en el suelo rústico de Santanyí, con sus accesos y piscinas. Foto: ARCHIVO UH.

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El llamado consumo disperso de agua, correspondiente a viviendas aisladas (pozos particulares y transporte en camiones), en su mayor parte en suelo rústico, es el 13,7 % del total de Baleares, según datos del Pla Hidrològic de les Illes Balears (PHIB) en su revisión del tercer ciclo (2022-2027).

En números concretos, se calcula que este consumo disperso del agua asciende a 33,85 hectómetros cúbicos al año, lo que sería equivalente a casi triplicar todo la capacidad de los embalses del Gorg Blau y Cúber, que suman 12 hectómetros cúbicos.

El PHIB parte del supuesto de una dotación media de 500 metros cúbicos anuales para el riego de huertos y jardines, y para piscina, y de 200 metros cúbicos anuales para el consumo propio de la vivienda. En total, 700 metros cúbicos anuales. Este cálculo se aplicó a todas aquellas parcelas rústicas que, según el catastro de 2014, disponían de una superficie construida de más de 100 metros cuadrados. Para el presente PHIB, a esta estimación se le ha aplicado un incremento del 4 % por los crecimientos de población residente y flotante, que, en cualquier caso, deberían actualizarse ante el constante aumento de habitantes y construcciones en suelo rústico.

Por islas, el consumo de agua en viviendas aisladas se distribuiría en un 75 % en Mallorca, el 17 % en Eivissa, el 6% en Menorca y algo menos del 2 % en Formentera.

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Según el propio PHIB, el consumo anual de agua en Baleares es de 246,97 hectómetros cúbicos. Por orden de importancia, el consumo urbano en red es el mayor de todos, pues supone el 54 %; al agrario le corresponde el 22 %; y el consumo disperso ocupa el tercer lugar, con el mencionado 13,7 %. Le siguen los jardines públicos y los campos de golf, ambos con el 4 %; y la industria, con el 3 %.

En el caso de Mallorca, el consumo urbano en red representa el 52 %; la agricultura, el 24; el consumo disperso, el 13 % (al igual que el conjunto de Baleares) y los porcentajes de jardines públicos, campos de golf e industria son los mismos que en todas las Islas: 4, 4 y 3 %, respectivamente. Así, en Mallorca la única diferencia con respecto al conjunto de Baleares es que la agricultura suma dos puntos más que se restan al consumo urbano en red.

El consumo disperso concentraría el 18,5 % de las extracciones de aguas subterráneas. De este modo, casi uno de cada cinco litros de agua extraídos son para abastecer el consumo de viviendas aisladas en suelo rústico.

El PHIB hace unas asignaciones de consumo de agua para el año 2027 en Baleares desde el punto de vista de la sostenibilidad. En esta línea, de unos recursos hídricos disponibles en su totalidad de 308,060 hectómetros cúbicos anuales, la planificación considera que son asignables, es decir, que pueden ser aprovechables para el consumo 246,446 hectómetros cúbicos, prácticamente igual que en la actualidad. Por tanto, la planificación establece que, hasta el año 2027, el consumo de agua en las Islas no debería crecer, más bien disminuir, aunque muy ligeramente.

En el caso del consumo disperso, el PHIB le asigna 31,532 hectómetros cúbicos anuales. Por tanto, establece que este tipo de uso del agua debería rebajar su consumo en 2,318 hectómetros cúbicos anuales hasta 2027.