Sonia Valenzuela, junto a la estatua de Juníper Serra en la Plaça de Sant Francesc. | P. Lozano

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La mallorquina Sonia Valenzuela leyó el pasado julio en la Universidad de Murcia su tesis doctoral El incansable caminante Junípero Serra. Aproximación documental a su itinerario vital y misionero, con documentos inéditos.

¿Cómo justifica el título de la tesis doctoral?
Este estudio no es una biografía más. Es un trabajo que he realizado consultando de forma personal archivos de Mallorca, Valencia, Sevilla, Tarragona, California y Texas que permite un conocimiento más concreto de las raíces mallorquinas y la trayectoria misionera de Juníper. Sus cartas y sermones constituyen una fuente privilegiada para conocer, sobre todo, una de sus características: su gran capacidad de gobierno y liderazgo, la astucia para saber mantenerse dentro de los límites que le imponía una forma de gobierno en la que, poco a poco, el Estado se proponía ocupar todo el espacio y reducir la misión a una realidad fundamentalmente espiritual, olvidando que ésta va siempre unida a una dimensión social de promoción humana.

¿Cómo describiría el itinerario vital del padre Serra?
Comienza con su incorporación a la familia franciscana en su Petra natal, donde consolidará vocación religiosa y misionera, y donde desarrollará una gran parte de su vida como profesor universitario y predicador de prestigio. Ya en América, funda nueve misiones en la Alta California. Sant Juníper fue considerado por el Parlamento de California a principios del siglo XX padre fundador de ese estado y se pidió que su imagen estuviera entre los padres fundadores de los EEUU en el Capitolio. Es un motivo de alegría saber que un mallorquín ha llegado a donde él no imaginaba, pero que los demás han reconocido.

¿Cómo era el entorno social y familiar de Junípero Serra?
Los familiares más próximos a Serra eran pequeños propietarios agricultores y mostraban una gran inquietud religiosa. Se confirma que no eran pobres por las donaciones que aportaban a los gastos parroquiales. Los confesores de la familia eran franciscanos. Su padre, Antoni, dejó dicho a su confesor que quería que se donase un sueldo a la memoria de Ramon Llull.

Se dice que Juníper tenía ascendencia judía.
Sus antepasados tenían apellidos judíos: Abram, Serra y Salom, entre otros. El libro La Inquisición de Mallorca. Reconciliados y relajados (1488-1691) recoge los nombres de todos los procesados por la Inquisición en ese período. Sabemos por este libro que los apellidos de descendientes judíos fueron muchos más que los contenidos en La fe triunfante, de Francesc Garau. En concreto, eran 560 apellidos, entre los cuales están Salom y Serra. El apellido Abram aparece en el Corpus d'Antropònims Mallorquins del segle XIV en sus versiones de Abram, Abrahim, Abrafin….

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¿Cómo fue la etapa de predicador de Juníper?
En su responsabilidad docente en la Universitat Lul·liana i Literària de Mallorca, Serra fue un predicador de éxito, naturalmente en el marco de aquel estilo un tanto teatral que se daba en su tiempo a fin de suscitar el interés de los oyentes. Su último sermón en la Seu, el día que se celebraba la memoria del beato Ramon Lull, fue muy alabado. Otro testimonio lo constituyen los sermones que dirigió a las Germanes Clarisses. Era más fácil una predicación centrada en la llamada al arrepentimiento de los pecados, pero Juníper presenta el Evangelio no tanto como respuesta al temor por la condenación eterna, sino como camino para una vida más plena. Quien conoce el Evangelio descubre la alegría de saberse amado de Dios y llamado a la fraternidad.

¿Qué le parecen las críticas actuales en EEUU a la figura de Juníper Serra?
Es necesario recordar que son críticas hechas desde una visión que pretende juzgar el pasado desde la óptica presente y en la que prevalece recordar el mal trato que han sufrido los pueblos indígenas por la acción de los misioneros y de la Corona de España. Hay cartas de Serra con civiles y militares en las que defendía los derechos de los indios. Un profesor de la Universidad de Los Ángeles, Steven Hackel, ha escrito una compleja biografía de Juníper Serra en la que muestra la originalidad de su obra misional, teniendo en cuenta sus posibilidades y límites. El texto, en lugar de subrayar la santidad de Juníper, prioriza el contexto vital en el que tuvo que desarrollar su obra, con luces y sombras.

¿Cómo fue el método de misión de Serra?
El sistema misionero, en el marco de la tradición franciscana, tenía como objetivo respetar el mestizaje entre la cultura occidental, en la que se situaba la fe cristiana, y la india. La transmisión de la fe no consistía en una trayectoria unilateral, sino que representaba el resultado de un encuentro y un intercambio que enriquecían al evangelizador y al evangelizado. Aunque existe una semejanza con el sistema de reducciones de las misiones de los jesuitas, buscando agruparlos, el método de Serra no era tan rígido. Buscaba un tipo de comunidad más flexible y abierta. Los misioneros invertían en herramientas y animales para sembrar y lograr cosechas con el fin de mantener la comunidad, hacerla sedentaria y evitar que nomadease en busca de alimentos.

¿Hasta qué punto aprendió Juníper lenguas nativas?
Antes de ejercer de educadores, los misioneros tenían que aprender las lenguas nativas porque eran la puerta que introducía a la posibilidad de la evangelización. Si la primera fundación en la Alta California tuvo lugar en San Diego en 1769, en 1772 escribía Juníper a Francesc Palou sobre la necesidad de dominar los lenguajes indígenas. Conocer la lengua de un pueblo era entrar en sus valores y en su forma de ver la vida.

¿Cuál fue la preocupación de Juníper por el mestizaje?
El mestizaje consistía en formar familias de indias con españoles para instaurar un modelo cristiano que sirvieran de ejemplo para el resto de nativos. Juníper suplica por carta al virrey alguna gratificación para los soldados o no soldados que se casen con indias, cristianas nuevas, y que se les dé animales y un trozo de tierra para que puedan sembrarlo.

El apunte

El concepto de vivir 'bajo la campana'

La agricultura, la arquitectura, el arte e incluso la música fueron herramientas para la evangelización. Existe el concepto de ‘vivir bajo la campana’ para expresar el punto de partida de una misión: una cruz, un pequeño altar y una campana. Con la campana se congregaba a todos en la celebración de la eucaristía y del resto de sacramentos. Juníper Serra, a través de su estilo misional, promovió la creación de comunidades estables ‘bajo la campana’.