Vista general del numeroso público que arropó anoche a la entidad en su sede de Palma, con las autoridades en primera fila. | P. Pellicer

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«Llegué aquí cansado de vivir, culpando a todo el mundo, pero tenía que confiar en estas personas, no me quedaba otra. Hoy son una persona honrada, miro a la gente a los ojos, estoy orgulloso de mí». Projecte Home nació en 1987 con la voluntad de que testimonios como éste, que llegaban con una adicción, recuperasen el protagonismo de su vida. A día de hoy llevan 37 años sumando éxitos en este compromiso con la sociedad (en la actualidad atienden a 1.032 personas) un motivo de celebración, como la que se ha vivido este jueves en su sede de Palma.

El presidente ejecutivo, Jesús Mullor, ha dado la bienvenida a los asistentes, entre los que no han faltado la presidenta del Govern, Marga Prohens; el presidente del Parlament, Gabriel Le Senne; el del Consell de Mallorca, Llorenç Galmés, la consellera de Salut, Manuela García; la de Presidència, Antònia Maria Estarellas o el de Trabajo, Alejandro Sáenz de San Pedro. Además del alcalde de Palma, Jaime Martínez, o el de Inca, Virgilio Moreno, entre muchos otros.

En un acto sencillo, salpicado de actuaciones musicales de la cantautora Caterina Ros, cuatro testimonios de familiares y usuarios han contado, en primera persona, lo que ha supuesto Projecte Home en su vida. Y es que, ya lo ha dicho Mullor, «esto puede ser complicado o sencillo en función de cómo te sientas acompañado».

Posteriormente el director de Eroski en Baleares, Alfredo Herráez ha relatado los años de colaboración y ayuda mutua entre ambas entidades «esto ya no es una relación de verano, es un matrimonio sólido», ha bromeado, y Joan Caldentey, quien lleva 37 años unido al proyecto, ha tenido también su especial protagonismo, «estoy muy satisfecho del trabajo hecho en Projecte Home».

Sin embargo el más aplaudido es siempre el presidente y fundador de la entidad, Tomeu Català. Afable, sonriente y una de las personas más queridas por la sociedad mallorquina, ha cerrado el acto hablando de la vida, de la salud y de las oportunidades. «Lo que hemos escuchado aquí es parte de nuestro día a día, y es una suerte enorme hacerlo posible», ha dicho. «Si alguna vez estoy en crisis, venir aquí y no hacer nada, sólo escuchar, me pone bien», ha añadido.

«Creo que he hecho muy buen trabajo, a nivel profesional y de corazón. Y si queremos que continúe, todos somos importantes», ha proseguido entre aplausos. Català ha hablado de la importante labor de los voluntarios, los socios colaboradores y las autoridades, «os necesitamos a todos para continuar, daros comida, pagar la luz, a los profesionales...», prosiguió para dedicar sus últimas palabras a los usuarios.

«A todos. A los que son han sido y serán. No juzgamos a quien viene, le invitamos y que haga su proceso sin importar la edad, sus papeles, la clase social... Es una persona que puede hacer un proceso porque nosotros creemos en él y trabajamos para que él también lo haga, poco a poco», ha explicado sin olvidar a los familiares, a quien a menudo oye decir, que «este hijo, que estaba muerto, ha resucitado. Yo veo la resurrección cada día», ha concluido.