El empresario era un gran mallorquinista. | Redacción Deportes

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Murió mientras jugaba «su» Mallorca y quizás esa hubiera sido su elección. Sólo sus dos Amelias (esposa e hija) estaban por encima del equipo rojillo en la escala vital de Jaume Nadal Vega (Madrid, 1953), que falleció este sábado en Palma.

El empresario vinculado al sector de la automoción y exdirectivo del Real Mallorca deja atrás una trayectoria repleta de proyectos exitosos y, sobre todo, impronta de gran tipo y una larga lista de amigos. Jubilado desde hacía varios años, Nadal también fue contertulio deportivo de diversos medios de comunicación, entre ellos, Ultima Hora Radio y el programa Fora de Joc de Joan Antoni Bauzá.

Aunque circunstancialmente nació en Madrid, Jaume Nadal siempre se consideró de Artà. Su trayectoria profesional está estrechamente vinculado a las marcas Fiat y Porsche, concesionarios en los que ocupó diversos cargos ejecutivos. No obstante, en su intensa y larga etapa profesional también hubo tiempo para ocupar la dirección general de Auxiliar de Aguas, Massanella e incluso la gerencia del restaurante Asadito.

Si en los círculos empresariales Nadal siempre gozó de un gran prestigio, también en el mundo del fútbol. Fue durante muchas temporadas el resposable de protocolo del Real Mallorca, club del que fue directivo en diversas etapas. Formaba parte del grupo en el que encontraban hombres imprescindibles en el club como Mateu Alemany, Vicenç Rotger, Toni Tugores, Pepe Bonet y Tomeu Serra, entre otros. Fue delegado de campo con el Mallorca B y mantuvo mucha vinculación con los equipos base y el Miquel Nadal y también con el primer equipo. Vivió en primera persona los tiempos de Segunda División como también los grandes años en Primera y en Europa. Jaume Nadal junto a Toni Tugores sufrió muchos partidos a pie de césped encargándose de la organización del encuentro y trató directamente con rivales, árbitros y entrenadores. Siempre fue una persona muy discreta, y si bien tenía mucho trato con los medios de comunicación, supo defender los intereses del Mallorca por encima de todo.

Una de las labores que también llevó a cabo en el Mallorca fue la organización del palco presidencial los días de partido, tanto en el estadio Lluís Sitjar como cuando el club cambió de escenario y se mudó al actual recinto de Son Moix. Sus conocimientos de protocolo unidos a su don de gentes y capacidad de saber resolver problemas al momento, le llevaron a ser un hombre imprescindible en la planta noble.