Tatyana Villanueva, fontanera, en una obra.

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Tatyana Villanueva es fontanera de la empresa Estel. En teoría, la profesión de Villanueva no debería sorprender a nadie, pero en realidad no siempre es así. Villanueva tiene vocación desde pequeña.

¿Qué la inspiró a elegir esta profesión?
-La fontanería me viene de familia. Mi padre y mi abuelo se dedicaban a esto. Diría que eso fue lo que me inspiró, decidí meterme en ello y hasta el día de hoy, que me encanta. Es un trabajo que requiere pensar mucho y es muy especial, ya que poca gente lo hace.

¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
-Cada día aprendo algo nuevo. Es una profesión en la que constantemente cambian los materiales o la forma de instalar. Lo que más me motiva es que nunca dejaré de aprender cosas nuevas.

¿Dónde se formó como fontanera y cómo fue ese proceso?
-Todo lo que sé sobre esta profesión lo he aprendido desde que soy pequeña. Cuando era una niña, mis juguetes eran piezas de fontanería, y a los 16 años empecé a trabajar con mi padre en instalaciones domésticas, concretamente de gas. Luego me pasé a los hoteles. En un futuro me gustaría formarme en climatización. En su día comencé por necesidad, pero tras meterme en este mundo descubrí que me encantaba. La fontanería es lo mío.

¿Cuáles diría que son los mayores retos a los que se ha enfrentado en su profesión?
-El mayor reto es hacer instalaciones de hierro. Nunca las había hecho y son muy complejas, pesan mucho y es un trabajo muy duro, pero muy bonito a la vez. A nivel emocional, ser mujer. Cuando llegas a una obra a veces te ponen a prueba o cuestionan si serás capaz. Diría que es una lucha de aceptación.

Descríbanos su día a día en la empresa Estel.
-Mi día a día en una obra empieza a las 08.00 de la mañana. Dependiendo de la tarea que tenga ese día, preparo unos materiales u otros, las herramientas y la maquinaria, y ya me dirijo al puesto en el que me toque trabajar. Los días son siempre de mucho trabajo, pero me divierto con mis compañeros, nos queremos mucho y nos ayudamos en todo lo que podemos.

¿La fontanería continúa usando técnicas antiguas o se ha modernizado por completo?
-Continúo utilizando técnicas antiguas, aunque ya no se hacen como antes. Por ejemplo, en climatización, he fusionado tuberías de diámetro 125 o más, todo manual. Ahora en cambio se hace con una máquina de termofusión. Antes se fabricaban las bocas y se sellaban las juntas con estopa o cáñamo. Las técnicas antiguas se siguen usando, pero no siempre puedes aplicarlas.

¿Qué consejos le daría a una niña que quiere iniciarse en el mundo de la fontanería?
-Que sea ella misma, ése es mi mayor consejo. Mis compañeras de profesión dirían lo mismo. Éste es un tema que hablamos y todas hemos tenido las mismas experiencias. Lo mejor es que seamos nosotras mismas y demostremos lo que valemos.

¿Qué le pareció a su entorno que quisiera dedicarse a la fontanería?
-Al principio alucinaron, les pareció raro. Mi padre se lo tomó bien y el resto de mi familia al final me dijo que si eso era lo que me gustaba, pues que adelante. Mis amigos se lo esperaban más porque siempre he sido algo diferente, nunca he seguido las normas establecidas. Me refiero a lo que la gente suele esperar de una. Precisamente, en pleno siglo XXI, he encontrado mujeres que siguen sorprendiéndose de mi profesión. Hay quienes lo encuentran raro y quienes me alaban.