Turistas paseando por el centro de Palma. | Jaume Morey

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Los hoteles de Baleares cerrarán con éxito de ocupación y facturación un año que ha resultado más bien decepcionante para la oferta complementaria. O al menos en relación con las expectativas generadas tras el estallido de consumo turístico del año pasado. El incremento de las tarifas ha sido rentable para el sector hotelero, pero no tanto para restaurantes, comercios, empresas de ocio o de rent a car, que han notado más las limitaciones presupuestarias de un viajero condicionado por el precio de vuelos y alojamiento y ya sin el ahorro embolsado de la COVID.

El incremento en el número de llegadas ha ido compensando la reducción de los días de estancia, de modo que el sector hotelero prevé culminar en estos últimos meses un año en que ha logrado casi un pleno en ocupación conjugándolo con una anticipación de las aperturas y un postergamiento de los cierres, lo que ha reforzado los meses perimetrales de la temporada.

Mientras, el incremento de los precios ha rondado el 8 % este verano, un punto por encima de la media estatal. Un dato nada despreciable teniendo en cuenta que, según la Memoria del Consejo Económico y Social de Baleares (CES), los hoteles baleares tuvieron la tarifa media diaria más alta de España en 2023: 136 euros por habitación, por delante de Canarias (123), Cataluña (123) y Madrid (120); trece euros por encima de la media española (113) y más del doble de la región con la tarifa media más baja, Castilla-La Mancha (63 euros).

La presidenta de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM), María Frontera, señaló este viernes que los hoteles cerrarán la temporada con unas cifras de ocupación similares a las de la temporada pasada, en torno al 85 % y el 90 %. La evolución de las reservas, asimismo, permitirá alargar las aperturas en los últimos meses: septiembre vive un repunte interanual que se repetirá en octubre, mientras que las reservas de noviembre y diciembre ya están dos puntos por encima del año pasado. «Intentamos tener una apertura de todo el año, aunque no todos los hoteles tienen las mismas oportunidades por ubicación y experiencia turística de la zona, que también ha de acompañar». La «bajada abrupta» de la conectividad, alerta, supone siempre un obstáculo en estos últimos meses, aunque «hay un intento de una minoría para seguir abiertos, que es más de lo que había hace 5 años y mucho más que hace ocho años».

Frontera realizó estas declaraciones en el marco de la XIX Jornada sobre Gestión de Riesgos en el Sector Turístico, donde compartió panel con Bernat Vicens, CEO de Fergus. «Mantenemos ocupaciones y aumentamos precios», señaló Vicens para añadir que la subida tarifaria no alcanza los dos dígitos como en 2022 y 2023, «pero seguimos subiendo».

Aunque se ha de esperar para hacer un balance de la facturación, Frontera no negó que ha sido una temporada rentable, pero matizó que «los costes han seguido subiendo» y que «el consumidor está en otra etapa, no es el mismo de hace dos años, cuando tenía más dinero y ganas de gastar». Mientras restauradores, comerciantes y resto de oferta complementaria se quejan de una bajada de la facturación de en torno al 20 %, el sector hotelero ha vivido este reajuste del gasto del visitante con un cambio en el formato de alojamiento en el que la demanda de todo incluido ha ido cediendo terreno hacia reservas de solo cama y desayuno. «Es la realidad que acompaña el contexto nacional, un cambio de forma de experiencia. El nivel de los turistas sigue siendo medio-alto, pero vienen menos días».