La conexión mallorquina en el trío de Julián Muñoz, Isabel Pantoja y Mayte Zaldívar

En junio de aquel año, al entonces primer edil le quedaban pocos meses para que una moción de censura acabara con su carrera y le sucediera al frente al consistorio marbellí Marisol Yagüe, que años después también acabaría en prisión por corrupción. Julián Muñoz era natural de El Arenal, un municipio de Ávila, y buscaba un detective que no fuera de la comunidad andaluza. Fue entonces cuando un paisano suyo del pueblo le comentó que conocía a un investigador palmesano y el político le instó a que contactara con él.

La cita se fijó para una mañana de aquel mes de junio en la primera planta del Ayuntamiento, donde Julián Muñoz tenía su despacho. «Estaba decorado con muebles clásicos, antiguos. Él nos recibió junto a ese amigo, a mí y a mi ayudante. Estaba impecablemente vestido, con traje y corbata y engominado. Era igual a como salía en las fotos que por aquella época aparecían en las revistas del corazón, después de su romance con Isabel Pantoja».

El encuentro fue frío, casi distante. Sólo hablaba Julián Muñoz, que repetía continuamente (y en ocasiones sin venir a cuento), que «La Pantoja está forrada, es mentira eso que dicen de que está arruinada. La gente no tiene ni idea». El investigador privado, que es muy conocido en Palma y que años después de aquel episodio fue condecorado por sus servicios por la Guardia Civil, escuchó las explicaciones del primer edil, que quería que su equipo de detectives se convirtiera en la sombra de Mayte Zaldívar, su exmujer tras el escándalo con la tonadillera.

Fue un divorcio turbulento, que llenó miles de páginas de la prensa rosa. Y que se vio salpicado por escándalos como el que protagonizó la despechada exesposa, que contó en la televisión que su entonces marido llevaba a casa bolsas de basura llenas de dinero. En aquellos años desaparecieron del Ayuntamiento de Marbella más de 46 millones de euros, lo que aceleró la ‘Operación Malaya’, uno de los grandes golpes a la corrupción urbanística. En la segunda fase de aquella operación fue detenido Julián Muñoz, que ingresó en prisión. La misma suerte corrió su novia, Isabel Pantoja.

En aquella reunión de junio de 2003 con el detective palmesano, Julián Muñoz habló durante media hora. Estaba obsesionado con su ex y el daño que ella podía hacerle. Quería neutralizar sus movimientos y para ello necesitaba saber con quién se reunía en secreto. El profesional de la Isla asintió, hasta que se tocó el tema de sus emolumentos. Le explicó que tras firmar el contracto debía expedir una factura, pero Julián Muñoz insistió en que de ese tema se encargaría el Ayuntamiento.

El mallorquín le contestó que se trataba de un trabajo privado, y que no podía cargarlo a las arcas municipales, a lo que el alcalde insistió en que no habría problemas. Sin embargo, el detective se negó y le dijo que buscara una fórmula para que «todo fuera legal». Acto seguido, abandonó el despacho municipal, sin llegar a un acuerdo. Tres días después, Julián Muñoz volvió a contactar con él por teléfono, insistiendo en que hiciera el trabajo que le había encargado en su despacho.

El investigador le repitió que si la factura no era legal «se buscara a otro» y nunca más volvieron a hablar. El 24 de septiembre pasado, el exalcalde de Marbella murió en aquella ciudad, a los 76 años. Antes se había vuelto a casar con Mayte Zaldívar, la mujer a la que engañó con la Pantoja. Y que sabía todos sus secretos más inconfesables. Gran parte de la fortuna del saqueo del Ayuntamiento nunca ha aparecido.