Factores geopolíticos y tecnológicos de orden global condicionarán la próxima temporada turística de Baleares tras un año de récords en que la subida de precios no ha tenido impacto en el volumen de llegadas. Expertos del mundo de la empresa y de la comunicación analizaron este miércoles escenarios actuales y futuros en el décimo aniversario de las jornadas Perspectivas del Sector Turístico Balear, organizadas por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD).
Hasta una docena de contertulios se agruparon bajo tres paneles de debate diferentes pero con el sector turístico siempre como eje central. Ginés Martínez, vicepresidente de Asuntos Internacionales de Alpitour World, señaló que esta temporada ha consolidado a Baleares como «el destino de mayor rentabilidad del Mediterráneo, porque el cliente está dispuesto a pagar ese incremento de los precios». Algo que no sucede, apuntó, en Grecia o Egipto, donde el encarecimiento «condiciona más» la elección de los viajeros.
Una tendencia confirmada por la vicepresidenta ejecutiva de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM), María José Aguiló, quien se refirió a la importancia de que mercados emergentes como EE.UU. «estén descubriendo el destino»; entre otras cosas para ejercer como contrapeso de otros mercados que «este año muestran signos de debilidad», como en el caso del español, en parte «por el encarecimiento de los billetes aéreos».
Para Amuda Goueli, cofundador de Destinia, al estallido turístico pospandémico a nivel global hay que añadir otros factores que contribuyen a que Baleares sea uno de los destinos de mayor crecimiento en el entorno mediterráneo: el conflicto en Oriente Medio, por ejemplo. «Estamos en un boom por un turismo prestado que tendrá que parar algún día», señaló para explicar que los países del entorno han resultado especialmente perjudicados este año. «Egipto fue el destino de moda en 2023 y este año los hoteles estaban vacíos», indicó para explicar que en cuanto se suavice la situación «va a haber un efecto rebote muy fuerte hacia esos destinos». Máxime, subrayó, con la pujanza de destinos emergentes como Arabia Saudí y su inversión en desarrollo de infraestructuras en el Mar Rojo.
Por otro lado, los debatientes coincidieron en poner el foco sobre la oferta de alquiler ilegal cuando se tocó el problema de la masificación y las protestas ciudadanas que ha suscitado este año. «Aquí hemos tenido un conflicto cuando hemos metido al turista en la casa del vecino», señaló Aguiló. «Ha sido la oferta alojativa no reglada la que ha causado esa presión», aseveró Martínez para reclamar mayor responsabilidad a las plataformas de comercialización on-line que no son todo lo pulcras que deberían en el filtro de las ofertas que anuncian. «A nadie se le ocurriría que Amazon o Carrefour vendieran productos ilegales on-line».
Más allá incluso fue Goueli al señalar a Booking (con quien Destinia mantiene litigios legales) como una empresa que se lucra con ofertas de este tipo. «Su negocio es ilegal, y cuanto más ilegal es más dinero ganan». El problema, remarcó, es cuando estos gigantes empresariales llegan a ostentar un capital mayor que el PIB de muchos países. Booking, Amazon, Google, Apple... Están por encima de los propios Estados y por eso controlan nuestras economías». En todo caso, señaló que el problema de la oferta ilegal tiene mala solución llegados a este punto. «A nivel político se llegó tarde: no hay recursos para parar esta avalancha».
Con respecto al problema de Oriente Medio y la influencia que pueden tener las elecciones en EEUU en la evolución del conflicto opinaron los periodistas Sandrine Morel (Le Monde) y Barney Jopson (Financial Times). Este último señaló que el gigante norteamericano «suele tener una influencia calmante» en todo lo relacionado con las tensiones en la región, aunque ahora mismo «está bastante distraído» con su proceso electoral. Un proceso en el que cada candidato tiene que lidiar con sus debilidades. Según Jopson, el reto de Donald Trump, «un genio político», es el seguir manteniendo el foco alejado de los aspectos más polémicos de su figura; el de Kamala Harris, atajar «los problemas de movilización de los votantes negros y latinos, que son demócratas, pero no votan». En el mismo panel, Paula Serra, editora de El Económico, señaló que «estamos asistiendo a un nuevo orden mundial que no sé dónde nos va a llevar, pero los derechos humanos están perdiendo cada día un poco más».
Más allá de Oriente Medio y de las elecciones en EE. UU., el conflicto en Ucrania seguirá concentrando buena parte de la atención en 2025, e incluso, aventuran, puede que mucho más allá. «Nadie va a ganar en Ucrania, todo el mundo intenta no perder», señaló Morel para añadir que «guerras así pueden durar años y puede que esta dure una década». Su colega en Financial Times coincidió al afirmar que «no sabemos si estamos al principio, a mediados o finales del conflicto» y calificó de poco probable que Putin opte por armamento nuclear aun en caso de que la guerra se eternice. «Putin tiene sus líneas rojas, aunque ahora haya bajado ese umbral para asustarnos».
El problema del cambio climático es otro de los desafíos a los que se enfrenta la industria turística (y todas las demás, dicho sea de paso) y el tema central en el segundo panel. Álvaro Rodríguez de Sanabria, coordinador general en España de Climate Reality Project, aseveró que los riesgos para el sector no solo son innegables, sino que cada vez están más cerca. «La pregunta no es si tu resort se va a enfrentar a un huracán, sino cuándo». En ese sentido, la implementación de políticas sobre sostenibilidad es desde hace tiempo una medida obligada para el sector. «Diferencias el negocio con prácticas sostenibles es una responsabilidad moral, pero también un buen negocio», señaló Carlos Elavai, de Boston Consulting.
En ese mismo punto hizo hincapié, Lourdes Ripoll, vicepresidenta de RSC en Meliá. «La sostenibilidad empieza a estar en los departamentos financieros. Hay que potenciar la visión de riesgo, la visión a largo plazo y la del impacto financiero», insistió para alertar contra las encuestas que hablan de una mayor concienciación de los viajeros en torno a la sostenibilidad. «Dicen que el 80 % elige destinos por su sostenibilidad, pero ese concepto es muy etéreo: la conciencia no existe, no van a pagar por ello», sentenció.
El conseller de Turisme, Cultura i Esports, Jaume Bauzà, fue el encargado de clausurar la jornada con un discurso en el que subrayaba que había «tomado nota» de algunas de las reivindicaciones que se habían apuntado allí, especialmente en torno al tema de la oferta ilegal en el alquiler vacacional. «Se van a tomar decisiones», anunció Bauzà para pedir «responsabilidad» a las plataformas de comercialización on-line.
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Se desvían una cantidad de fondos al extranjero sin dejar un miserable céntimo de € en nuestro país que da miedo, los extranjeros nos toman por tontos fijo.