Pedrona Cladera y Alicia Riera posan frente a la renovada Papelería Pedrona en Palma. | Lalo Garau

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Alicia Riera tenía apenas seis años cuando, en 1981, su madre, Pedrona Cladera, abrió su propio negocio. Después de trabajar unos años en una tienda del aeropuerto, Pedrona se había quedado sin trabajo y un día, yendo precisamente con su hija a comprar cromos de Barbie a una papelería, supo que se traspasaba. Decidió hacerse cargo del negocio y lo rebautizó como Papelería Pedrona, instalando un rótulo en el que se detallaba que se vendía «prensa, revistas y artículos de regalo», comenta.

Ubicado en la calle Capitán Castells (actualmente Pablo Iglesias), recuerda que «era un local muy pequeño, de 31 metros con el altillo, que actualmente es un parking en el que solo cabe un coche». Pedrona, acabó trasladando el negocio una década después al portal de al lado, el número 23, mucho más amplio. En el año 2008, un accidente que derivó en una operación de columna obligó a Pedrona a cerrar el negocio y jubilarse, incapaz de cargar peso.

Alicia había crecido rodeada de periódicos, revistas, cuadernos y artículos de oficina, pero estudió para protésico dental. Tras trabajar un tiempo en un laboratorio dental, hace un par de años se quedó sin trabajo, así que decidió retomar el negocio que su madre inauguró hace cuatro décadas en circunstancias vitales similares.

La Papelería Pedrona reabrió sus puertas hace unas pocas semanas, generando bastante revuelo entre los vecinos del barrio. «Muchos han pasado para saludarnos y volver a ver el local. La gente se alegra de la reapertura, porque al final es un negocio histórico que les trae muchos recuerdos. Dicen que está todo igual que hace años», explica Pedrona. Uno de ellos es Juan, quien vivía al lado de niño y solía venir a comprar chuches. Ahora trabaja en la Península y está de visita unos días. «Aún guardo juguetes que compré en Pedrona por 500 pesetas. Recuerdo que las bolsas de patatas costaban un duro», rememora.

«Están siendo días muy bonitos. Los vecinos pasan por aquí, nos ponemos al día, nos cuentan lo que han hecho en estos años y nos hablan de los recuerdos que tienen de la papelería», señala Alicia, quien ofrece prensa, revistas, juguetes, productos de decoración, material de oficina, chuches, snacks, etc. «También vino a saludar Xavi, el representante de Última Hora, a quien no veíamos desde hacía años. Fue un reencuentro muy entrañable», añade madre e hija en la puerta del local.

Así, mientras muchos establecimientos históricos de Palma van desapareciendo para dar paso a nuevos y modernos locales, la Papelería Pedrona es un ejemplo de negocio familiar de toda la vida que, fiel a su historia y su trayectoria, reabre sus puertas, para alegría de los vecinos.