Maria Barceló Crespí, catedrática emérita de Historia Medieval de la UIB. | R.D.

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Aunque la serie de televisión Beguinas, creada por Irene Rodríguez para Antena 3 y Altresplayer ha contribuido a visibilizar a las mujeres que en la Edad Media, decidieron vivir de forma independiente y al margen de la iglesia, su figura sigue siendo una gran desconocida entre la mayoría de la población.

Hay quien las considera pioneras del movimiento feminista en España, aunque hay división de opiniones al respecto. Maria Barceló Crespí, catedrática emérita de Historia en la Universitat de les Illes Balears (UIB) y especialista en Historia Medieval abre el próximo jueves 21 de noviembre el ciclo de conferencias patrimoniales El Puig de Pollença con la ponencia El beguinatge femení a Mallorca. El cas de las Dones de Can Sales. No en vano una de las beguinas más conocidas de Mallorca es la pollencina Isabel Cifre, cuyo retrato está colgado en la galería de Hijos Ilustres de Palma.

Retrato de Isabel Cifre, en la galería de Hijos Ilustres de Palma.
Retrato de Isabel Cifre, en la galería de Hijos Ilustres de Palma.

«Yo en particular no puedo afirmar que las beguinas son las pioneras del feminismo, pero sí que creo que hay que saber que ha habido mujeres con una personalidad acusada no sometidas a sus maridos ni a las reglas de las órdenes eclesiásticas», dice la experta.

Asidua a los archivos documentales, sobre todo al del Reino de Mallorca, la catedrática bucea en las fuentes primarias para ahondar en el conocimiento del beguinismo. Es autora del libro Beguines i beates mallorquines a la tardor medieval con el que contribuye a dar voz a estas mujeres.

«Es un movimiento poco conocido en esta tierra aunque hay importantes investigaciones sobre ellas, sobre todo en Barcelona», expresa la experta. «Empezamos a hablar del beguinismo en Mallorca en el siglo XIV. En sus inicios se reunió una comunidad mínima de mujeres en Can Salas en Pollença, que no sé si cabrían en la etiqueta de beguinas, pero sí que se puede decir que fueron un precedente. Con el tiempo se fueron a vivir al Puig de Maria», explica la catedrática emérita a propósito de la conferencia que impartirá este jueves a las 20 horas en la sede de la Fundació Rotger Villalonga en Pollença.

«Las beguinas eran mujeres de diferente procedencia. Son letradas (saben leer y escribir) y forman parte de la oligarquía ciudadana. No son pobres ni miserables, tienen bienes e independencia de la estructura eclesiástica», relata Barceló Crespí. «Aunque no son monjas, tienen una vida espiritual profunda, por eso a menudo han estado mal vistas o mal interpretadas. La realidad es que no se sometían a las reglas. Vivían su experiencia de manera libre sin estar sujetas a una autoridad o estructura eclesiástica oficial y en algunos lugares sufrieron una persecución feroz», relata.

Las beguinas surgieron en la baja Edad Media en el antiguo reino de Flandes en una época dominada por la iglesia y la aristocracia. Eran Laicas, independientes y autosuficientes. No atendían a las reglas establecidas y contribuyeron a la educación femenina y al cuidado de los desamparados. La pandemia de la peste negra (de 1347 a 1352) causó tanta mortalidad que muchas mujeres asumieron la propiedad y explotación de los negocios de sus difuntos maridos ganando independencia y es en ese momento en el que aparece este colectivo de mujeres independientes que con el paso del tiempo acabaron silenciadas por el patriarcado. Algunas llegaron a ser quemadas en la hoguera. Un claro ejemplo es el de la francesa Marguerite Porete, ajusticiada por su condición de beguina en 1310.

El espejo de las almas simples, capítulo 35 (Diálogo del alma y la razón) obra de Marguerite Porete,
El espejo de las almas simples, capítulo 35 (Diálogo del alma y la razón) obra de Marguerite Porete,

«Las beguines interpretan a su manera su fe y por eso fueron perseguidas y castigadas. Sus orígenes están sobre todo en el antiguo Reino de Flandes que, junto con el norte de Italia, eran los dos grandes motores de Europa en la época. Aún se conservan bastantes beguinajes, que eran los lugares en los que vivían con cierta libertad. En Brujas, Amberes o Amsterdam hoy hay muchos beguinajes que se han convertido en centros culturales o museos y una docena de ellos han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco pero no es lo que ha ocurrido en Baleares», explica la catedrática emérita de Historia Medieval.

En Mallorca los beguinajes no se conservan como tales. «La comunidad estaba concentrada en Palma. Las beguines se instalaron en el convento de Santa Elisabet. Cuando las sacaron de allí se dispersaron y poco a poco acabó en movimento. En su lugar se instalaron las monjas de Sant Jeroni.», reflexiona Barceló Crespí.

A pesar de la persecución que sufrieron la experta en Historia medieval recuerda que «muchas se instalaron en casas particulares en Palma y su espíritu resistió hasta el siglo XVII». Palma Isabel Cifre, es un claro exponente de este espíritu beguinista. «Fue la primera rectora de una institución femenina educativa en Mallorca: La Crianza. Esta institución había sido promovida en 1510 por cuatro hombres humanistas», recuerda la catedrática.

«La Crianza nació como una institución educativa femenina y estaba situada en la calle Montisión. Ha perdurado hasta el siglo XX aunque con muchos cambios», añade. Para Maria Barceló Crespí Isabel Cifre fue «la primera mujer imbuida del espíritu del misticismo y el beguinismo en Mallorca».