Las vacaciones representan un periodo de relax, que suele finalizar cuando llega el momento de hacer la maleta. Por ello, suele ser habitual que los turistas se dejen cosas en sus lugares de alojamiento, especialmente en las casas de alquiler turístico ya que al disponer de más espacio sus huéspedes suelen llevar más objetos. El portal de alquileres vacacionales y apartamentos Holidu ha realizado una encuesta entre sus asociados en Mallorca y algunos de los resultados son muy curiosos y hasta sorprendentes.
Los objetos que con más frecuencia encuentran los propietarios de las viviendas turísticas son alimentos y bebidas; exactamente el 34 % de los encuestados. En este caso, cabe plantearse si el olvido es intencionado, ya que les resulta más cómodo dejarlo en la vivienda que tener que tirarlo. Le siguen la ropa y accesorios como sombreros o zapatos, que representan el 28 %.
Por su parte, el 14 % de los encuestados reconoce haberse dejado libros y revistas en sus casas de alquiler turístico en Mallorca; el 7 % ha olvidado juguetes infantiles y el 6 % aparatos electrónicos como cargadores y móviles.
Los olvidos más sorprendentes
«Las respuestas abiertas de la encuesta revelaron algunos olvidos verdaderamente insólitos en las viviendas turísticas. Desde ropa interior, como bragas negras, hasta disfraces para despedidas de soltero. Los propietarios han encontrado de todo», resaltan desde Holidu. En este sentido, detallan que «entre los objetos más llamativos destacan artículos de piscina como flotadores de unicornio, colchonetas y colchones de playa. También figuran juguetes y objetos sexuales, incluidos dildos y preservativos, que suelen generar bromas entre los anfitriones. Otros objetos peculiares encontrados son un WC del Real Madrid para bebés, camisetas talla 7XL, un afilador de cuchillos y hasta un juego de cartas erótico».
Momentos entrañables
Desde Holidu explican que muchos de sus anfitriones suelen enviar los objetos olvidados cuando sus propietarios se los reclaman. Este es el caso de Javier Martínez (51), un anfitrión mallorquín con dos décadas de experiencia en la gestión de viviendas turísticas, que asegura que lo ha visto todo. Una de sus anécdotas más entrañables ocurrió cuando una familia alemana olvidó el osito de peluche de su hijo pequeño. «El niño no paraba de llorar, así que lo envié por paquetería urgente. La familia quedó muy agradecida, y es algo que siempre recordaré», expresa.
Javier asegura que siempre suele revisar que los turistas no se hayan dejado nada. «Si son objetos pequeños, como calcetines o camisetas, muchas veces me piden que los tire. Pero si se trata de algo valioso o significativo, como ropa de marca o un juguete especial, trato de enviarlo. Estos gestos, aunque pequeños, crean una gran confianza y generan lealtad por parte de los huéspedes», explica.
No es el único caso, otros anfitriones también suelen hacerlo. Desde Holidu ponen como ejemplo que uno envió calcetines personalizados con la cara de un bebé a Suiza a petición de un huésped, «que recompensó el gesto con una excelente reseña».
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