Los afectados buscan los tratamientos de farmacia en farmacia. | Jaume Morey

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Desde hace un par de meses, niños y adultos con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) está teniendo serias dificultades para acceder a sus tratamientos, que contienen como principio activo metilfenidato. Un problema de desabastecimiento que afecta a todo el país, que no parece que vaya a resolverse a corto plazo y que preocupa seriamente a los profesionales sanitarios.

«Los pacientes buscan sus tratamientos desesperadamente de farmacia en farmacia y aquí estamos desbordados atendiendo llamadas para modificar la medicación, para explicar las diferencias entre los tratamientos que tenían pautados y los nuevos, y para evaluar los efectos que están provocando los cambios, porque pacientes que estaban estabilizados ahora lo están pasando mal», explica Isabel Flórez, directora del Instituto Balear de Salut Mental de Infancia y Adolescencia (IBSMIA).

Los medicamentos principalmente afectados son los comprimidos de liberación prolongada y por ello, desde la Agencia Española del Medicamento (AEMPS) recomiendan a los profesionales sanitarios prescribir otras presentaciones de metilfenidato sin problemas de suministro.

Pero los facultativos advierten que ya se está produciendo un efecto rebote. «A los que tomaban dosis de 36 mg les estamos recetando dos comprimidos de 18 y éstos ya se están agotando. Los de acción prolongada cubrían doce horas, algo importante en edad escolar. Hemos pasado a los que cubren ocho horas, y también se están agotando por lo que vamos a tener que empezar a recetar los que se toman cada cuatro y esto complicará mucho la situación en los colegios», aclara la psiquiatra.

Plan de contingencia

Flórez denuncia que han solicitado a Salut que ponga en marcha un plan de contingencia que involucre a Atención Primaria a través de pediatras y farmacéuticos de los centros de salud «pero de momento no se está haciendo. Es una situación muy complicada y se va a prolongar. Estamos saturados y necesitamos que se aborde de otra forma», expresa.

La situación también afecta a los adultos que padecen este trastorno.

«Me han cambiado el tratamiento y no me sienta igual y además, parece que el nuevo que me han recetado en sustitución del anterior también se agota. Estoy preocupado y nervioso porque necesito esta medicación para funcionar con normalidad y no se que voy a hacer. Llevo un par de meses llamando a todas las farmacias a ver dónde puedo conseguir mi tratamiento, la última vez tuve que ir hasta Llucmajor a buscar una caja. Mi médico de cabecera me renovó la medicación hace un mes y no tuvo en cuenta esta situación, y es algo que no consigo entender», denuncia un afectado de 39 años.