Al llegar el invierno, no todos los ciudadanos tienen la capacidad económica para pagar los gastos energéticos derivados de los usos térmicos y eléctricos. | Gemma Andreu

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El Informe de Indicadores de Pobreza Energética en España 2023, elaborado por la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia de Comillas, y publicado hace unas semanas, fija en 74.500 las personas de Baleares que sufren una pobreza energética severa, lo que representaría el 6,3 % de la población de las Islas.

El estudio determina que un hogar se encuentra en situación de pobreza energética si su gasto energético real es inferior a la mitad de su gasto energético teórico y si la unidad familiar pertenece a los segmentos de renta más bajos.

Se entienden los gastos energéticos teóricos los que tendría que pagar un hogar para satisfacer sus necesidades energéticas tanto para los usos térmicos (calefacción, refrigeración y aire acondicionado) como los de electricidad (iluminación, electrodomésticos y cocina). El informe ha tenido en cuenta las diferentes tarifas que se ofrecieron en 2023 en el mercado libre y la percepción del bono social eléctrico y térmico por parte de los hogares identificados como consumidores vulnerables.

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El estudio añade al concepto de pobreza energética severa el adjetivo de oculta para precisar aún más aquellos hogares que consumen menos energía por incapacidad económica para afrontar ese gasto.
En cualquier caso, Baleares sería una de las comunidades con menor incidencia de la pobreza energética severa, pues, junto a Madrid, Catalunya, Navarra, País Vasco y Cantabria, menos de un 8 % de la población estaría afectada. Canarias es un caso aparte, pues su pobreza energética está cuantificada en el 2,4 %. Es la comunidad con menos demanda energética requerida per cápita gracias, fundamentalmente, a tener un invierno muy suave en casi todo su territorio. En el extremo opuesto se encuentra Extremadura, donde el indicador de pobreza energética severa se eleva al 26,5 %.

El informe enfoca la evolución de la pobreza energética en España en 2023. La ligera relajación en los precios, en comparación con los picos históricos de 2022, y el mantenimiento de las medidas anticrisis proporcionaron cierto alivio, pero no fueron suficientes para revertir la presión sobre la mayoría de los hogares vulnerables.

Los costes de la luz y del gas siguen siendo un tema central para las familias, y el acceso asequible a los servicios básicos de energía continúa siendo un reto en un contexto de inflación y altos tipos de interés.