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De nuevo Formentera. Otra vez la isla marca el paso de la política balear en un complicado efecto dominó que aún puede complicar más las cosas a Marga Prohens. Lo que pasa en Formentera no se queda en Formentera; traspasa fronteras y llega al Parlament. El viernes está previsto que se vote una moción de censura que previsiblemente desalojará del poder la president de la institución, Llorenç Córdoba. No tendría mayores consecuencias en la política balear, pero la realidad es que puede provocar una complicación añadida al Consolat de la Mar.

Córdoba encabezó las listas de s’Unió, la alianza de derechas de la isla que incluye al PP, y ganó las elecciones de mayo de 2023 de manera incontestable. La paradoja es que ahora caerá porque todos los partidos, incluidos los consellers de s’Unió y del PP, votarán a favor de echarle.

Para entender el punto en el que nos encontramos hay que remontarse casi un año atrás, cuando sus compañeros de formación le acusaran de tratar de cobrar un sobresueldo del Govern, una denuncia que ratificó el propio vicepresident del Ejecutivo, Antoni Costa. A partir de esas acusaciones, se abrió una situación política completamente inaudita en la historia reciente de Balears: todo su equipo dimitió para forzar su salida, pero Córdoba ha permanecido casi un año gobernando en solitario el Consell. Y en su caso gobernar en solitario significa una soledad absoluta, sin un solo conseller en su gobierno. Los intentos por apartarle del cargo durante este año han sido infructuosos, pero la anomalía que vive la institución acabará finalmente este viernes en una solución desesperada y un acuerdo global para echarle, lo que implica el voto afirmativo de los consellers del PP.

Y es aquí donde aparece Prohens, porque Córdoba no solo es el president del Consell de Formentera –al menos hasta el viernes– sino que es además el diputado y no un diputado cualquiera, sino el diputado de oro de la presidenta, el que le da 26 votos, uno más que toda la izquierda junta. Ante una abstención de Vox, un escenario más que previsible a partir de ahora, el voto del diputado de Formentera hacía hasta ahora que la balanza se inclinara hacia la derecha.

Todo puede cambiar ahora porque Córdoba ya ha dejado entrever que Prohens no puede pretender su apoyo en el Parlament mientras el PP vota a favor de la moción de censura. Más inestabilidad para un Govern que sale ha salido muy debilitado de su crisis con Vox. ¿Hacia dónde mirará ahora Prohens para aprobar los Presupuestos, con Córdoba en el bando enemigo? La presidenta dice que busca aplicar la famosa geometría variable que, de momento, le está dando resultados a Pedro Sánchez. No lo tiene fácil y ahora mismo es imposible que el PSIB le apoye las cuentas e improbable que lo haga Més. Con Vox fuera de la ecuación, quedan los dos diputados que se fueron de la formación, pero sobre todo quedan los dos que siguen, Iodia Ribas y Sergio Rodríguez. Si alguien no quiere elecciones, son ellos. Pero ni siquiera así basta porque el disputado voto de Formentera seguiría teniendo la llave presupuestaria.