«Desde que soy 'crudivegano' he engordado 25 kilos». Esta es una de las consecuencias más notables que ha tenido para Gabriel Vicent Wolenik pasar a tener una dieta 'crudivegana', es decir, sólo come frutas y verduras crudas. Pese a las renuncias que implica, este alemán residente en Mallorca desde hace nueve meses explica que ha elegido esta dieta porque «el bienestar del mundo es más importante que el destino de un solo individuo».
Gabriel recuerda que comenzó a ser 'crudivegano' en octubre de 2021. «Buscaba una dieta que tuviera el menos impacto posible en el medioambiente. Opté por frutas y verduras crudas, copos de avena y pipas de girasol». En este sentido, resalta que para él es muy importante que los alimentos que consume sean del país y de temporada; así como ecológicos.
«Ahora mi dieta consiste en frutas y verduras, copos de avena y nueces. Todos mis alimentos son ecológicos y de España. Mi avena la preparo con agua y diferentes complementos – aceite de oliva, miel, vinagre de manzana, sal, zumo de limón, ajo – para darle sabor y para introducir una cierta variedad en mi dieta, alimentando mi cuerpo con nutrientes adicionales a los de los de las frutas y verduras».
Este joven expresa que cuando llegó a Mallorca «no encontraba pipas de girasol españolas y a granel, así que dejé de comerlas». Además, añade que «mi selección de las frutas y verduras va cambiando a lo largo de la temporada. Ahora, por ejemplo, como hinojo, kiwis, manzanas, pomelo, naranja o mandarinas. Para completar mi dieta vegana además tomo dos suplementos: uno de Omega-3 (aceite de algas vegano) y otro de Vitamina B12».
Efectos sobre la salud
Preguntado por los efectos que esta dieta tiene sobre su salud, precisa que ya era vegano desde hacía dos años, y entonces empezó a notar «una mente mucho más clara». Sin embargo, admite que «esta observación ha desaparecido un poco». Además, señala que la avena le da mayor sensación de saciedad durante más tiempo; así como una digestión menos pesada. También reconoce que hay algunos efectos negativos, como que «mi memoria era mejor y podía pensar con más claridad antes de comer tanta avena».
Gabriel se sincera y reconoce que «si sólo se tienen en cuenta la salud y el rendimiento físico y mental no recomendaría mi dieta porque tengo la impresión de que cuando comía de todo podía rendir más. Sin embargo, creo que el bienestar del mundo es más importante que el destino de un solo individuo, más que nada teniendo en cuenta que es perfectamente posible llevar una dieta como la mía disfrutando de la vida y haciendo todo lo que quieras». Su deseo es que «más gente considere el medioambiente, que también incluye la decisión de qué es lo que comemos».
Pese a las dificultades que entraña ser 'crudivegano', asegura que «para mí es fácil porque soy una persona bastante decidida». En este punto, subraya que «resultó un reto encontrar avena de España y a granel en Mallorca», al igual que «cuando vivía en Alemania era un reto encontrar alimentos crudos de temporada durante el invierno». Entre risas comenta que «este último aspecto se ha resuelto completamente en Mallorca porque la oferta de frutas y verduras de España durante todo el año es fenomenal».
«Gasto unos 50 euros a la semana, sin contar los suplementos»
Teniendo en cuenta el elevado precio de los alimentos, precisa que «gasto unos 50 euros a la semana en alimentos, sin tener en cuenta los dos suplementos. No sé si es mucho, pero estoy dispuesto a pagarlo porque mi salud es una de mis prioridades. Además, el planeta me importanta tanto que estoy muy contento de invertir mi dinero en una dieta que alivie al medioambiente lo máximo posible».
Respecto al impacto de su dieta en su vida social, confiesa que «no hablo mucho de ello con amigos». No obstante, señala que sí ha influido en uno de ellos para que la siga. «El resto la respeta, pero también creo que muchos no saben lo que hago. Por otra parte, mi familia está muy interesada. Mi mamá ha cambiado un poco los platos que cocina para mí y mi padre hace más comidas vegetarianas y veganas». No obstante, señala que «de vez en cuando me preguntan por mi salud y, por comentarios ocasionales, me da la impresión de que les preocupa mi forma de alimentarme».
Gabriel explica que cuando «cuando comencé una dieta vegana mi vida cambió mucho, pero cuando la desarrollé hacia el 'crudiveganismo' no varió tanto porque este solo fue una consecuencia natural de mi búsqueda para llevar una vida más sostenible». Para concluir, resalta que «ahora me identifico bastante con mi dieta y estoy muy contento de haberla optimizado. También creo que la renuncia a algunos alimentos y formas de prepararlos me ha ayudado a desarrollar un carácter más fuerte e independiente».