El conseller de Benestar Social y presidente del Institut Mallorquí d’Afers Socials (IMAS), Guillermo Sánchez, trabaja en la adquisición del edificio de Ca l’Ardiaca, centro residencial de baja exigencia, situado en el camino de nombre homónimo. Objetivo que se intenta conseguir desde hace varios años y cuyo último capítulo ha tenido lugar hace unos dos meses.
La Asociación Es Refugi, propietaria de la parcela donde se encuentran Ca l’Ardiaca, el centro de Primera Acogida del IMAS y el albergue de Es Refugi, envió a finales del año pasado una contraoferta al Institut, después de que éste pusiera precio al terreno. El presidente de Es Refugi, Fernado Villalobos, asegura que, por su parte, «están encantados de llegar a un acuerdo», pero aventura que las negociaciones serán largas por las dificultades de consenso.
Actualmente, el IMAS ya es propietario de Sa Placeta, un servicio de Acogida y Promoción Social que se encuentra en la misma parcela, pero planea hacerse con la parte del terreno donde están ubicados los demás centros. La institución ya gestiona ambos servicios, pero los inmuebles donde se desarrolla su actividad pertenecen a Es Refugi. El IMAS paga a la asociación unos 15.000 euros mensuales por su uso. Asimismo, la compra que se propone también incluye la adquisición del albergue de Es Refugi, un tercer edificio que depende íntegramente por la entidad social.
Entre las actuaciones que planea el Institut –de hacerse con el terreno–, destaca la intención de llevar a cabo una modernización y acondicionamiento de las instalaciones, ya que la última gran reforma se realizó en 2014, antes de que la entonces presidenta del Consell Insular, Maria Salom, y el presidente ejecutivo del Grupo Iberostar, Miguel Fluxá, inauguraran Ca l’Ardiaca.
Proyectos de futuro
A la espera de nuevos movimientos para la compra, cabe destacar que la Asociación tiene sobre la mesa hasta cuatro proyectos no definitivos para el albergue Es Refugi. Villalobos subraya que la junta directiva debe decidir aún qué camino se seguirá y se debe convocar la asamblea general; sin embargo, cabe la posibilidad de que la entidad reoriente su objetivo social y cambie sus funciones. Si finalmente se materializa está intención, el centro seguirá teniendo como fin luchar contra la indigencia. Ahora, tiene acogidas a una veintena de personas.
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