A partir de la escuela de verano que puso en marcha en sus inicios ha creado una red de servicios que acompañan a personas con discapacidad en todas sus etapas vitales
Imagen de usuarios de Amadiba durante un taller de actividades domésticas. | P. Pellicer
La Asociación Amadiba nació en 1995 de la mano de un grupo de madres con hijos con alta dependencia que necesitaban un servicio que les permitiera conciliar con la certeza de que sus niños con discapacidad estuvieran bien atendidos. Elvira Jiménez, su presidenta, fue la madre fundadora junto a otras mujeres. «Viendo que no había ningún lugar para ellos, decidimos poner en marcha el centro. Empezamos con una escuela de verano, eran diez niños, mi hija Sofía tenía 10 años, era la más pequeña del grupo», rememora Jiménez. La experiencia de aquel primer verano fue tan positiva, que se siguió apostando por el modelo e ir creciendo poco a poco.
De aquella primera experiencia hace ya 30 años, a día de hoy Amadiba ha cambiado desde esa prueba piloto en el verano de 1996. Hace tres décadas las personas a cargo de los niños eran voluntarios, mientras que actualmente se cuenta con una red de profesionales especializados de más de 500 personas. A medida que han ido adhiriendo usuarios y que han ido envejeciendo, los servicios se han multiplicado. De este modo, la asociación cuenta con centros de día, educativos, formativos y ocupacionales, residencias y viviendas tuteladas.
La directora del área de Familias de Amadiba, Marian Vives, y su presidenta, Elvira Jiménez.
Además, desde la entidad advierten que si bien el número de niños que nacen con parálisis cerebral u otras discapacidades como el Síndrome de Down ha bajado, cada vez se encuentran con más menores de muy corta edad con problemas muy graves de la conducta y/o autismo. Esto hace que los recursos que ofrecen no dejen de crecer, ya que la demanda es muy alta. En este sentido Elvira Jiménez incide en dos objetivos: conseguir más espacio y financiación. «Nos hacen falta más plazas. Tenemos un centro de educación especial, por el que cada día pasan muchísimas personas. Nos hace falta otro colegio, si lo tuviéramos lo llenaríamos enseguida», explica.
Esta alta demanda hace que se generen listas de espera, aunque aseguran que los usuarios a la cola no son muchísimos. Por ejemplo, cuando cuando se acaba la etapa educativa, las personas con discapcacidad alargan un poco más esta fase con lo que se conoce como aulas TAVA (de transición a la vida adulta), a las que pueden asistir hasta los 21 años. Una vez que se alcanza esta edad, lo ideal es tener una plaza en un centro de día para que los usuarios no se queden sin recursos. «Les recomendamos a los padres que cuando sus hijos cumplan 19 años pidan la plaza para dar un margen de dos años».
Eric y Pedro con su grupo de trabajo.
Las historias
Eric tiene 31 años y lleva siete en Amadiba. Cuando llegó era conflictivo y no quería participar en los programas. Sin embargo, ahora es otro, vive en uno de los pisos tutelados que gestionan en Avingudes y participa de lleno en la vida de entidad. «Trabajo en el huerto, estoy en el centro de día, donde hacemos clases lectura, de tareas domésticas, de deporte. Esta tarde nos vamos de tardeo», dice emocionado. Y es que, además de fomentar su autonomía y realización, el centro organiza actividades recreativas para los usuarios y sus familias.
Pedro tiene 34 años y ha pasado los últimos once formando parte de la comunidad de Amadiba. Desde hace cuatro años está también en las mismas viviendas que Eric, anteriormente había estado un tiempo en la residencia de Ca na Marona (Santa Margalida), también por problemas de conducta; pero finalmente ha podido volver a Palma. «Gracias a los monitores pude mejorar, en especial me ayudó mucho un técnico que se llama Pedro Vicens», apunta.
Marcos trabaja como camarero en la cafetería.
Marcos tiene 25 años y lleva 13 años en la entidad. También vive en una vivienda supervisada; pero a diferencia de Eric y Pedro, Marcos trabaja en la cafetería de uno de los centros. «Muy pocos tienen ese privilegio», dice orgulloso. «Con seis años tuve problemas con mi familia y terminé en Protección de Menores en Málaga. Me derivaron a Amadiba, sin tener mucha idea sobre el mundo de la discapacidad». Asegura que la organización le ha permitido «aprender a independizarse». Él es uno de los que ha podido construir un futuro gracias a la Fundación Tutelar Cian; una de las prestaciones que ofrece la entidad. «Entré aquí con 12 años y aprendí muchas cosas que me hicieron tener una visión muy diferente del mundo», añade.
JoanEstoy deacuerdo con el tema de los trabajadores, però están sujetos a Convenio. Però la dedicación de ésta entidad hacia las Personas con disfuncion física y mental, es de Agradecer. No creó qué la Administración pueda asumir éste cometido. Hay qué agradecer a su Presidenta, Gerente y equipo humano su dedicación a estas personas.
Amb els diners públic que es destinen a aquesta entitat ja sa podrien tenir més centres i fer més intervencions.
S' estan lucrant molts de politics tan de dretes com d 'esquerres darrera d 'aquesta entitat i el que reb sempre es el més desprotegit que és l' usuari i ,el treballador de base que li paguen molt poc i és el que de veritat fa la feina.
Seria interessant que algú investigas qui són reialment els que manejen aquesta entitat i el color polític dels mateixos.
3 comentarios
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JoanEstoy deacuerdo con el tema de los trabajadores, però están sujetos a Convenio. Però la dedicación de ésta entidad hacia las Personas con disfuncion física y mental, es de Agradecer. No creó qué la Administración pueda asumir éste cometido. Hay qué agradecer a su Presidenta, Gerente y equipo humano su dedicación a estas personas.
Amb els diners públic que es destinen a aquesta entitat ja sa podrien tenir més centres i fer més intervencions. S' estan lucrant molts de politics tan de dretes com d 'esquerres darrera d 'aquesta entitat i el que reb sempre es el més desprotegit que és l' usuari i ,el treballador de base que li paguen molt poc i és el que de veritat fa la feina. Seria interessant que algú investigas qui són reialment els que manejen aquesta entitat i el color polític dels mateixos.
Enhorabona per la feina feta, feis que hi hagi esperança, no tothom és individualista