La economía española ha sufrido un ligero frenazo en su elevado
ritmo de crecimiento, asentándose en una senda de evolución más
moderada. El PIB creció en el tercer trimestre un 3'8 por ciento,
una décima menos que en los trimestre precedentes, según datos de
la Contabilidad Nacional hechos públicos ayer por el Instituto
Nacional de Estadística (INE).
La demanda interna continúa siendo el elemento impulsor de la
actividad económica, aunque el consumo privado sufrió una leve
desaceleración. Economía, por su parte, destacó el crecimiento del
empleo como reflejo directo de la buena marcha de la economía.
Por lo que se refiere a la demanda externa, su contribución al
crecimiento global fue negativa por cuatro trimestre consecutivo,
debido a la desaceleración tanto de las importaciones como de las
exportaciones. Estas últimas cayeron siete décimas respecto al
periodo anterior, pasando del 9'3 por ciento al 8'6 por ciento. La
industria sufrió en este trimestre una evidente pérdida de impulso
y aunque sigue creciendo a buen ritmo, registró una caída de medio
punto en su ritmo de crecimiento respecto al periodo anterior,
pasando de un 5'7 a un 5'2 por ciento.
El Ministerio de Economía y Hacienda destaca especialmente esta
evolución del empleo, por ser sólo dos décimas inferior al
crecimiento registrado por el PIB, un 3'8 por ciento, «lo que
supone una relación muy elevada entre el avance del empleo y el
crecimiento del PIB.
El vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodrigo Rato,
valoró ayer la «velocidad de crucero», la estabilidad y la
capacidad para generar empleo que ha conseguido la economía
española.
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