El presidente del Gobierno, José María Aznar, evitó ayer
pronunciarse durante la sesión de control al Ejecutivo sobre el
contenido de la carta del vicepresidente, Francisco Alvarez Cascos,
al director de 'El Mundo', Pedro J. Ramírez, argumentando que se
trata de «una carta privada sin relación con la política». Los
socialistas acusaron a Cascos de llevar a cabo «purgas y ceses»
entre los profesionales de los medios de comunicación, a lo que el
'número dos' del Ejecutivo respondió sacando a colación, entre
otros, las 'escuchas del CESID'.
El portavoz adjunto del Grupo Socialista, Luis Martínez Noval,
quien interpeló al presidente sobre si creía «conforme a los
principios democráticos que el director de un medio de comunicación
social sea deudor "de forma tan profunda que no puede ser
solventada con decoro" de su vicepresidente», afirmó que la carta
es un asunto que concierne a personajes públicos, que demuestra
«ligaduras indestructibles» entre Cascos y Pedro J. y que, dado que
detrás del «embrollo» hay asuntos que afectan a los principios
democráticos, la opinión pública tiene derecho a conocer el fondo
del asunto.
En la misiva en cuestión, que fue publicada por 'El Mundo', el
vicepresidente señalaba «la profunda decepción personal» que le
produce el «comportamiento del periódico». «Tienes una deuda
personal conmigo demasiado profunda para que pueda ser solventada
con decoro».
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