La conferencia de Pujol no ha dado respuesta a las expectativas creadas.

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Jordi Pujol, como ya hizo con su propuesta de pacto fiscal, dijo que estas nuevas reivindicaciones «no se podrán plantear formalmente» hasta el año 2000, tras las elecciones catalanas y las generales, y que todo ello se hará a través de una vía «pacífica y dialogante».

Pujol, en su conferencia «Poder político de Catalunya: un instrumento al servicio de los ciudadanos», consideró que la Constitución está «muy blindada» y que optar por su reforma corre el peligro de ser «ineficaz y frustrante». Por ello defendió como «factible» su «reinterpretación o relectura».

Pujol también apostó por una «reinterpretación» del Estatut, aunque en ningún momento descartó la posibilidad de plantear en el futuro su reforma. Incluso afirmó que «en esta etapa nueva que iniciaremos creo que tenemos que contemplar como muy verosímil que tengamos que pedir esta reforma», y advirtió que el día que se plantee esta demanda «no podrá ser tachada de rupturista, radical o desestabilizadora».

«La Constitución fue y ha de seguir siendo un pacto fundamental de convivencia de los ciudadanos y de los pueblos que constituyen España. Si una de las partes pactantes pide "y lo hace en el marco de la Constitución" un cambio en la interpretación y aplicación del texto legal, sería injusto, prepotente y opresivo negarse en redondo».