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La Audiencia Nacional condenó ayer a 68 años de prisión a Miguel Brescia Guillén por el asesinato de dos ciudadanos franceses en 1986, cometido por los GAL y ordenó investigar si Rafael Vera, Julián Sancristóbal, Luis Roldán, José Amedo y Gabriel Urralburu están implicados en estos hechos.

La deducción de testimonio se acuerda a petición de la acusación popular, que durante la vista pidió que se investigara, además de a los citados, a los responsables de Interpol en Francia y en España, a varios policías de la Comisaría de Pamplona y a los guardias civiles del puesto fronterizo navarro de Vera de Bidasoa, por donde supuestamente pasaron las armas con las que se cometió el atentado. En un auto notificado junto a la sentencia, la Sección Segunda de la Sala de lo Penal ordena remitir los testimonios deducidos al Juzgado Central de Instrucción número 2 de la Audiencia Nacional, que instruyó el caso y afirma que esta decisión no implica «juicio de valor alguno sobre las razones por las que se solicita» la investigación.

El tribunal condena a Brescia por un delito de «terrorismo en colaboración con banda armada», pero le absuelve del de pertenencia al estimar que no se ha podido establecer que el acusado actuara como integrante de los GAL «en el sentido legal que exige el precepto, pues no se dan las notas de estabilidad y permanencia necesarias».

La Sala, sin embargo, sí llega a la conclusión de que se estaba en presencia de un grupo armado «constituido con fines terroristas en la medida en que tenía por objetivo la eliminación física de personas que sus organizadores consideraban afines a la organización ETA» y añade que «el grupo se identificó con las siglas GAL, que por acciones anteriores infundían miedo» en los refugiados vascos.

El pasado viernes, la Sección Tercera notificó una sentencia en la que se imponía a Ismael Miquel una pena de 45 años de cárcel por el asesinato del francés Robert Caplanne en 1985 y se le condenaba por pertenencia a banda armada en relación con los GAL. En esa ocasión, la Sala afirmó que el caso «se cierra en falso» y añadió que está por determinar si ex responsables del ministerio del Interior estuvieron implicados en este atentado.

En la sentencia notificada hoy se considera probado que, en febrero de 1986, Miguel Brescia y un amigo suyo fueron emplazados por un tal «Oscar», quien «les propuso matar a un refugiado vasco» que vivía en la localidad vascofrancesa de Bidarray, «por lo que les pagaría siete millones de pesetas».