Don Juan Carlos también apeló al «orgullo de ser españoles» y de
pertenecer a la misma familia sin menoscabo de las «legítimas
diferencias» entre los pueblos de España. En su intervención en la
ceremonia religiosa, el Rey señaló: «Te pido, Señor Santiago, que
nos confirmes en el orgullo de ser españoles y la honrosa
distinción de pertenecer a una misma familia, cualesquiera que sean
nuestras saludables diferencias».
El templo contó con la presencia de miles de peregrinos y con la
del presidente de la República portuguesa, Jorge Sampaio; el
titular de la Xunta, Manuel Fraga; y el alcalde de Santiago, José
Sánchez Bugalló, además de una amplia lista de autoridades civiles
y militares. Don Juan Carlos invocó al Santo Patrón para que la voz
del monarca sea el eco de las ilusiones de todos los españoles
agrupados en un lugar común, «una nación antigua hecha de muchas
voces».
El Rey también señaló que España «nunca había conseguido
identificarse mejor con el tono común de Europa». Don Juan Carlos
apuntó que España contribuye a aliviar el dolor de los que más
sufren fuera de nuestras fronteras, mediante su concurrencia como
nación soberana en el contexto internacional o a través de la
generosidad y voluntarismo de los jóvenes españoles.
El monarca español se refirió a la extendida voluntad de paz
entre los pueblos, aunque «perduren terribles conflictos
fraticidas, incluso en el corazón de la misma Europa». Pidió por el
progreso de «un gran pueblo», el español, que debe abrirse a la
posibilidad de una nueva era de fecunda integración política,
económica y cultural.
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