La policía ha detenido a 23 jóvenes antifascistas por los
enfrentamientos que ayer protagonizaron en el barrio de Sants de
Barcelona al intentar abortar una concentración de
ultraderechistas. Los enfrentamientos se saldaron, según un primer
balance, con tres policías heridos y con todas las entidades
bancarias que los jóvenes encontraban a su paso destrozadas, con
los cristales rotos y, algunas de ellas, con los ordenadores
esparcidos por la calle. La policía impidió que los jóvenes
antifascistas "unos 700" llegaran a encontrarse con la
concentración que reunió en la cercana plaza del Paisos Catalans a
cerca de un millar de personas, muchos de ellos skins, en el
homenaje a la Bandera convocado por el partido del ultra Ricardo
Sáenz de Ynestrillas.
Al arrancar la concentración, un portavoz de los antifascistas
"en su mayoría okupas" , comentó que con esta manifestación querían
expresar su protesta por el hecho de que «durante más de 10 años,
esta gente está exhibiendo su simbología fascista y española y
estamos hartos». El objetivo, según este portavoz, era llegar a la
plaza de los Paisos Catalans para que «echen fuera de la plaza, del
barrio y de la ciudad» a los ultras. Furgonetas antidisturbios de
la policía nacional impidió el acceso al lugar en el que se
encontraban los ultras a este grupo violento, que inició en esa
calle su particular «guerra de guerrillas», levantando barricadas
con contenedores de basura que posteriormente incendiaban. Ante la
presencia de la policía, los antifascistas se fueron replegando,
primero hacia la plaza de Sants, donde la policía realizó varias
cargas con pelotas de goma, y luego hacia la carretera de Sants,
donde levantaron numerosas barricadas que incendiaban antes de
abandonarlas y continuar su camino de destrozos.
El grupo iba provisto de cohetes, lanzacohetes, piedras, palos y
otros elementos incendiarios, además de ir encapuchados «y
dispuestos al enfrentamiento con los otros concentrados». Aún así,
lo cierto es que los dos grupos se han ido alejando cada vez más
entre ellos y los jóvenes antifascistas arrasaron la carretera de
Sants y las calles adyacentes, destrozando básicamente las
entidades bancarias, las inmobiliarias, contenedores y alguna sede
de partidos, como la del PP. La forma en que se movían los
antifascistas por las calles del barrio hace pensar que tenían una
estrategia perfectamente organizada, ya que eludían a la policía,
dispersándose por varias calles para distraer la atención de los
agentes y, posteriormente, se reagrupaban metros más adelante. Y
así durante un par de horas.
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